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Es un momento decisivo y Euskadi ha decidido actuar como la ocasión lo merece. El Gobierno Vasco impulsa una alianza financiera junto a bancos y ... las EPSV que aspira a movilizar 4.000 millones de euros –1.000 de inversión pública y otros 3.000 de fondos privados– hasta 2028 con el objetivo de transformar la industria y afrontar el futuro con las mayores garantías.
El desafío es colosal. El anuncio, realizado este lunes en Bilbao por el lehendakari Imanol Pradales, llega en un momento tenso. Con la economía anunciando curvas y la política en ebullición, con una guerra en Europa que no se acaba y un presidente estadounidense echando leña al fuego con la implantación de aranceles que amenazan a la competitividad de nuestras empresas.
En este contexto, y un mes después de que el consejero de Industria, Mikel Jauregi, anunciara una línea de ayudas de 500 millones para fortalecer la industria –con especial enfoque en las pequeñas y medianas empresas–, y el lehendakari haya creado el Grupo para la Defensa Industrial, hoy el helicóptero del dinero volvió a tomar vuelo. ¿El resultado? La creación de la Alianza Financiera Vasca, donde toman parte el Gobierno Vasco y nueve entidades financieras –Federación de EPSV de Euskadi, BBVA, Laboral Kutxa, Kutxabank, Fundación BBK, Kutxa Fundazioa, Vital, BasqueFik y Elkargi–.
En cuanto a los objetivos que persigue esta iniciativa, se dirigen en una triple dirección. Por un lado, pretende activar el músculo financiero propio para que los ahorros y capacidades financieras vascas se orienten al fortalecimiento, crecimiento y arraigo del tejido industrial y tecnológico de Euskadi. Porque no hay que olvidar el éxito de la reciente operación de Talgo, que finalmente permanece en Euskadi tras una larga negociación empresarial protagonizada por un consorcio vasco liderado por Sidenor.
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En segundo lugar, la Alianza quiere aprovechar oportunidades de crecimiento empresarial, a través de operaciones de inversión, ampliación o adquisición de compañías. Finalmente, tan importante como las dos anteriores, está el objetivo de crear instrumentos y vehículos mixtos para la atracción de capital exterior e impulso a proyectos estratégicos. Todo suma. Todo vale para salir airosos de un escenario económico internacional plagado de incertidumbres y que exige músculo financiero, determinación institucional y acierto en la toma de decisiones.
El lehendakari, acompañado por el consejero de Hacienda y Finanzas, Noël d'Anjou; el de Industria, Mikel Jauregi; el vicelehendakari segundo y consejero de Economía, Trabajo y Empleo, Mikel Torres, además de la presidenta de Confebask, Tamara Yagüe, desveló que próximamente tramitarán una ley en el Parlamento Vasco para modificar los Presupuestos. Lo hace para poder endeudarse en 1.000 millones que trasladará al Instituto Vasco de Finanzas para poder invertir en empresas, fomentar el arraigo y atraer inversión extranjera con proyectos atractivos.
Lakua aspira a que esos 1.000 millones de procedencia pública se cuadrupliquen con aportaciones privadas, para lo que será necesaria la participación de las entidades financieras –un ejemplo es la operación Talgo con la ayuda de BBK y Vital, además del Gobierno Vasco y Sidenor–. «Nuestra meta es que, aplicando la regla tres a uno del Informe Draghi, esta inversión pública de 1.000 millones sea capaz de movilizar, al menos, 3.000 millones más de capital y ahorro privado, alcanzando así una potencia financiera de 4.000 millones durante la presente legislatura», aseguró.
La segunda medida orientada a movilizar mayores recursos centra el foco en las EPSV, que acumulan un patrimonio de casi 31.000 millones de los ahorradores vascos. Pradales señaló que se está realizando una revisión de la ley que las regula con el objetivo de que parte de sus recursos puedan jugar «un rol mucho más activo y relevante en la transformación de la economía vasca».
Fuentes de Hacienda del Gobierno Vasco explicaron a DV que «se está estudiando una fórmula para canalizar» parte de ese dinero con el fin de fortalecer la industria. Lakua persigue ampliar el porcentaje que se invierte en Euskadi –actualmente muy pequeño– pero se trata de un movimiento que exige prudencia. No en vano, hay que asegurar el ahorro a los titulares de esos fondos.
Pradales indicó que le consta que varios de los firmantes de la Alianza están diseñando «nuevas soluciones financieras que incrementen la movilización de recursos y su impacto en la economía». También sostuvo que esta iniciativa no es «una solución mágica» y tampoco la respuesta para todos los problemas, pero cree que es «una apuesta fuerte de país que va en la dirección correcta», ya que se pone «el capital vasco a favor del futuro del País».
El lehendakari destacó que «no se parte de cero», ya que en Euskadi se cuenta con el Concierto Económico y una «solvencia acreditada» de las cuentas públicas reconocida a nivel internacional. Según subrayó, la novena emisión de 700 millones de euros de deuda pública en forma de bonos sostenibles se ha cerrado con una demanda ocho veces superior a la oferta de Lakua.
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