Sin duda alguna, el acercamiento entre sindicatos y patronal para lograr un acuerdo que está tan próximo que nadie va a atreverse a descarrilar es la mejor noticia que nos ha llegado desde la economía en los últimos tiempos.

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No solo retornamos a esquemas de ... relación que deberían ser mucho más normales de lo que son, sino que se desactiva así una amenaza, lanzada por las organizaciones sindicales que, de cumplirse, hubiesen convertido el otoño y el invierno en un martirio de revueltas y confrontaciones si ganaban las elecciones los partidos que sostienen de una u otra manera al Gobierno y en una catástrofe ciudadana, similar a la vivida en Francia en las pasadas semanas, si las urnas provocaran un cambio de orientación política.

Peligro evitado, alegría compartida. Dejo para los que saben de análisis políticos la glosa de las 'peculiaridades' que acompañan al acuerdo. O, por ahora, casi acuerdo. Me refiero a las duras declaraciones del presidente de la patronal, realizadas hace pocos días, en las que aseguraba que la vicepresidenta Yolanda Díaz «no pintaba nada en la negociación de los salarios».

Así ha sido. La vicepresidenta chupiguay ha desarrollado unas dotes increíbles de ubicuidad política que le permite ser vista a veces como una bendición para el PSOE, cuando asegura el sostenimiento de los votos situados a su izquierda, o como una maldición cuando se los disputa y atrae a descontentos con Pedro Sánchez. Y es capaz de apoyar a la vez a las candidaturas de Podemos, mientras anuncia con total naturalidad su presencia en los mítines de los adversarios de Podemos.

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Es una gran habilidad, construida mientras perdía esa aureola de gran muñidora de acuerdos sociales. De este último no podrá presumir.

Es una noticia excelente que llega en un momento extremadamente singular en el mundo del empleo. Esta semana nos hemos congratulado por la evolución de los datos importantes que aparecen siempre en primera página. Pero hay cosas que no me explico. Tenemos más trabajadores (un 9% más que en 2009) pero menos horas trabajadas (8.477 millones en el primer trimestre que son un 0,9% menos que en 2009). El número de horas trabajadas por persona se ha reducido en un 4,4%.

La temporalidad cae con fuerza, pero la generalización de los fijos discontinuos enturbia la visión. El Gobierno se sigue negando a proporcionar los datos correspondientes, sin dar una buena razón de semejante proceder y ahora retrasa de nuevo su publicación permanente para después de las elecciones. ¿Sospechoso o mal pensado?

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De todas formas, en 2022 hemos visto como 459.000 trabajadores considerados fijos han firmado más de un contrato al mes de carácter ¡indefinido! ¿Como es posible? Y es que las estadísticas mensuales reflejan la denominación de los contratos firmados pero son muy cautas en cuanto a su duración.

Total un lío que es mejor aclarar en un ambiente de distensión en el que el acuerdo sustituye al enfrentamiento. Algunos pensarán que los sindicatos han cedido mucho ya que no recuperan el total de la inflación pasada, mientras que otros señalarán que se garantizan unas subidas de sueldos que son mayores que las expectativas de inflación futuras fijadas por el Gobierno. Lo han estudiado los más interesados, así que es necesario suponer que lo han hecho bien.

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