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El dilema de Lagarde estaba claro. Si subía los tipos mantenía, contra viento y marea, su reiterada decisión de priorizar la lucha contra la inflación y convertía las turbulencias bancarias actuales en un episodio pasajero y liviano (ayer a media mañana, justo antes de la ... rueda de prensa del BCE y tras el anuncio de las ayudas del Baco Central Suizo, el Credit Suisse subía en Bolsa un 25%). A la vez que mantenía acorralado al «monstruo» al que se refería con pasión en la reciente entrevista que concedió a El Correo. Si los bajaba o minoraba su intensidad reducía la presión sobre las finanzas europeas, acosadas por el lío del Credit Suisse y amenazadas por el fuego desatado en Estados Unidos, pero reconocía que la situación no es tan tranquilizadora como nos han hecho creer y han mantenido todas las autoridades, la monetarias y las políticas.

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diariovasco Lagarde a favor de la coherencia