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José Ignacio Asensio, Iker Urrutia, Mónica Pedreira, Luis Artola y Joseba Barandiaran posan en la Sala Prisma de Tabakalera tras concluir la mesa redonda de la jornada Sustainable Company. Gorka Estrada
«La meta es no tener que emplear el concepto sostenibilidad en el futuro»

«La meta es no tener que emplear el concepto sostenibilidad en el futuro»

La jornada Sustainable Company subraya la importancia de la colaboración público-privada para alcanzar los objetivos

Sábado, 13 de julio 2024, 02:00

Ser sostenible no es una elección. Es una obligación, una forma de actuar que nos debe acompañar desde nuestras casas hasta nuestras empresas. El mundo así lo requiere y las compañías tienen una importante cuota de responsabilidad en el cumplimiento de los objetivos, dado que desde las propias empresas se pueden dar muchos pasos en pos de ese camino hacia la sostenibilidad. Los gobiernos europeos también aprietan en ese sentido y desde el 1 de enero de 2024 obligan a las empresas a elaborar informes de sostenibilidad empresarial en los que se dé cuenta del efecto de su actividad en las personas y en el medioambiente.

Este jueves en la Sala Prisma de Tabakalera se le hincó el diente al papel que juegan y que deben jugar las empresas en esta cuestión. Fue en el contexto de la jornada Sustainable Company, organizada por EL DIARIO VASCO, promovida por el Departamento de Sostenibilidad de la Diputación Foral de Gipuzkoa y LABORAL Kutxa, con la colaboración de Iberdrola y ADEGI. En la misma, Iker Urrutia (jefe de zona Gipuzkoa para Redes Eléctricas Inteligentes de Iberdrola), Mónica Pedreira (directora de Transición Ecológica de la Diputación Foral de Gipuzkoa) y Luis Artola (director general de Plastigaur) debatieron en una mesa redonda denominada 'Sostenibilidad y empresa: retos de un nuevo tiempo'.

Pero el evento comenzó con la bienvenida de José Ignacio Asensio, diputado de Sostenibilidad de la Diputación Foral de Gipuzkoa, que aseguró que la meta final de esta transformación verde es «no tener que emplear el término 'sostenibilidad' en el futuro». Él mismo reconoció que «suena ambicioso», pero es claramente optimista al respecto: «En 2015 nos planteamos el objetivo de reducir las emisiones un 45 % para 2030. Según el último dato, en 2022 en Gipuzkoa ya las habíamos reducido en un 36 %». Para terminar de cumplir con el objetivo, en Gipuzkoa es fundamental la labor de la empresa y la industria, y cree que «las empresas que lideren este cambio estarán mejor posicionadas para prosperar».

Antes de entrar en harina con el coloquio, también tomó la palabra Joseba Barandiaran, director de Planificación y Sostenibilidad de LABORAL Kutxa. Lo hizo para recordar, en el 65 aniversario de la entidad, «que tenemos el objetivo de dejar un legado mejor y una Gipuzkoa más sostenible a quienes nos van a suceder». Para lo que es importante «cooperar. No porque nos obligue la ley, sino por convencimiento y por eso es para nosotros tan importante colaborar con esas empresas que trabajan para llevar a cabo las importantes transiciones que debemos afrontar. Nos ofrecemos como un acompañante más para financiarlas».

Tras el breve preámbulo, con la conducción de Laura Chamorro, arrancó la mesa redonda. Como representante de una empresa clave en la transformación energética como es Iberdrola, Iker Urrutia explicó cómo su empresa «trabaja desde hace años para facilitar la denominada 'descarbonización competitiva': por un lado, a nivel de generación eléctrica a través de las renovables; por otro, desde el consumo, a través de la eficiencia energética; y, en el centro, está la distribución, que es una gran olvidada. Existe desde hace muchos años y tenemos que preparar la red para asumir ese incremento de renovables y dar toda la energía que necesitarán los clientes».

Ese es precisamente uno de los grandes retos de las empresas energéticas, poder suministrar a una industria «la energía suficiente para poder descarbonizar una caldera» y en ese proceso es fundamental «la colaboración público-privada». El caso es que «la red lleva muchos años desplegada para un entorno en el que tanto la generación como el consumo de energía eran muy distintos y necesita una actualización». En esa mejora «llevamos muchos años trabajando con las administraciones».

El papel de las instituciones

Como parte de esas instituciones comparecía la directora de Transición Ecológica de la Diputación Foral de Gipuzkoa, que puso de relieve la labor que vienen realizando desde 2015 en su departamento: «Nuestro fin es acompañar a todos los sectores y toda la ciudadanía para lograr la neutralidad climática en el año 2045». Para lo cual actuamos en cuatro ejes fundamentales: «La economía circular, la energía, las infraestructuras verdes y la movilidad, y las tratamos desde un principio básico: estableciendo una estrategia bajo convenios de colaboración público-privada».

Según Pedreira, fruto de esa colaboración es también «el complejo medioambiental de Gipuzkoa o que Gipuzkoa sea el territorio con mayor tasa de reciclaje». Cree la directora de Transición Ecológica que «ese modelo de cooperación debe ser la seña de identidad de todos los proyectos».

Un claro caso de éxito de esa apuesta de la industria por la sostenibilidad desde la colaboración público-privada es el de Plastigaur. Y su director general, Luis Artola, explicó a los presentes cómo se está llevando a cabo esa transición en un fabricante de embalaje flexible en plástico que, como él mismo definió, «hoy en día es sinónimo de diablo, de material poco sostenible».

La clave está en adelantarse para adaptarse a esa realidad que viene: «Llevamos siete años con un plan estratégico. En 2017 veíamos que había una guerra contra la bolsa de supermercado y lo siguiente era el 'packaging' de supermercado. Nos pusimos a trabajar en ello y lo metimos en nuestro plan estratégico». Pero tan importante como el plan estratégico «es comunicarlo bien a toda la organización porque meternos en el mundo de la sostenibilidad iba a suponer un cambio en el modelo de negocio y si queríamos que toda la organización nos acompañara debíamos trasladarlo bien a todos».

Hoy es el día en el que «la sostenibilidad ya no forma parte del plan estratégico, sino que está en el ADN de la empresa». Y estos siete años de plan estratégico «fueron una revolución total. Nos ha costado y nos sigue costando, porque supuso un cambio de materias primas y tecnología, pero hemos logrado reducir la huella de carbono pensando en ecodiseño», elaborando un producto con dos objetivos: «Conseguir materiales con contenido reciclado y la reciclabilidad de nuestros productos». Así se han convertido en una empresa mucho más sostenible y que genera productos más sostenibles, lo que el cliente valora para, a su vez, cumplir con sus parámetros de sostenibilidad. En todo este proceso, asegura Artola, «nos hemos sentido apoyados» por las instituciones.

Mirando al futuro

Echando la mirada al futuro, Pedreira recuerda que «vamos a tener que trabajar la sostenibilidad sí o sí» y lo quiere ver «en clave de oportunidad porque creo que si a algo van a ir destinados los fondos europeos y las grandes inversiones públicas es a sostenibilidad». En clave de futuro, Artola considera que el lema debe ser «convertir una amenaza en oportunidad», pero resaltó que el reto debe ser «hacer la sostenibilidad económicamente atractiva. Hay muchos clientes que no terminan de dar el paso porque la sostenibilidad es cara».

No obstante, probablemente la mejor noticia en el futuro sería que, como dijo el propio diputado Asensio, no hubiera que utilizar el término sostenibilidad en la década de los treinta. Ese es el objetivo.

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