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El envejecimiento progresivo de la población en general y de los trabajadores en particular, con un endiablada pirámide demográfica que se va ensanchando cada vez ... más en la parte alta, tiene un impacto directo en el sistema de pensiones como se puede apreciar ya, no solo en el gasto, que aumenta mes a mes, sino también en la correlación que hay entre pensionistas y cotizantes. Una cuestión clave para la sostenibilidad del sistema. Y es que en nuestro territorio hay ya veinte municipios que cuentan con más pensiones abonadas –no hay datos por localidades de pensionistas– que afiliados a la Seguridad Social.
Es la constatación palpable de una tendencia que en los próximos años irá a más con la salida de la generación del 'baby boom' (las personas nacidas entre 1946 y 1964), salvo que haya una incorporación masiva de cotizantes extranjeros, algo que se reclama desde algunos sectores económicos precisamente para cubrir muchos de los empleos a los que hoy en día cuesta encontrar un reemplazo de personas, como en la construcción, hostelería o conductores de camión.
En ese mapa geográfico de Gipuzkoa, la mayoría de los veinte municipios que tienen ya más pensiones abonadas que trabajadores son localidades pequeñas, donde la población envejecida va ganando terreno a pasos más acelerados que en las grandes. Pero hay un puñado de municipios de mayor dimensión donde ya se produce ese sorpaso.
Destaca por su tamaño Eibar, que arroja un saldo en julio de 8.121 pensiones frente a 7.376 afiliados. Es el caso más llamativo, aunque la explicación puede venir dada también por la elevada tasa de desempleo que tiene la localidad, lo que reduce la cifra de cotizantes.
Le siguen en importancia Errenteria, con 10.697 pensiones y 7.729 afiliados;Pasaia, con 4.327 prestaciones y 3.295 trabajadores en activo, y Lasarte-Oria, que cuenta con 5.194 pensiones frente a los 5.158 afiliados a la Seguridad Social.
Las pensiones que se abonan en Ordizia también rebasan por poco la cifra de trabajadores, con 2.379 prestaciones frente a 2.317 cotizantes. El siguiente municipio en tamaño es Mutriku, donde figuran 1.480 pensiones frente a 977 afiliados. Le sigue Soraluze, con 1.103 frente a 909. Por su parte, en Alegia se pagan 434 pensiones mientras que cuenta con 379 trabajadores.
El resto de municipios son de menor tamaño: Segura, Aia, Alkiza, Berrobi, Zegama, Zerain, Hernialde, Errezil, Leintz Gatzaga y Altzaga. En algunos la diferencia es mínima, como se puede ver en el gráfico adjunto, pero la imagen es significativa.
Hay otras localidades en las que la cifra de pensiones sigue siendo todavía más elevada que la de afiliados, pero la distancia se va estrechando peligrosamente. Es el caso de Urretxu, Orio, Aretxabaleta, Tolosa e incluso Andoain, entre los municipios de cierto tamaño.
En Irun, la proporción es de un cotizante y medio por cada pensión, y en Donostia supera las dos prestaciones que paga la Seguridad Social por trabajador en activo.
Esto se produce en un momento en el que la cifra de afiliados a la Seguridad Social está en máximos, ya que Gipuzkoa cerró octubre con 340.081 cotizantes, muy cerca del récord de junio (340.203), lo que ha permitido que se recupere algo esa proporción entre afiliados y pensionistas, pese a que también aumenta mes a mes la cifra de pensiones que se abonan, superando asimismo los techos históricos. Así, en julio había 194.645 pensiones que percibían un total de 174.243 pensionistas.
Esto supone que hay 1,74 afiliados por cada pensión que se abona en el territorio. Pero si la comparativa se hace con la cifra de pensionistas –hay más pensiones que pensionistas porque algunos cobran más de una prestación– la ratio es de 1,94 trabajadores.
Es la misma relación con la que se cerró el año pasado, un ejercicio en el que se registró una ligera mejora respecto al anterior ejercicio precisamente por los récord de afiliación que se alcanzaron en 2023 y que se han rebasado este 2024. Pese a ello, y descontando las pequeñas fluctuaciones que se producen en algunos ejercicios, la tendencia es a la baja, como lo demuestra el hecho de que en 2005 había en el territorio 2,2 trabajadores por cada pensionista.
La tasa de Gipuzkoa está muy alejada de la del conjunto del Estado, que en julio arrojaba un índice de 2,3 cotizantes por cada pensionista. De hecho, nuestro territorio es una de las veinte provincias con una tasa inferior a dos. Pero si queremos consolarnos, Bizkaia se encuentra en peor situación, con un índice de 1,8, mientras que la situación de Araba es más halagüeña, con 2,2.
Orense, con 1,1 cotizantes por pensionista es la provincia que peor lo tiene, seguida por Lugo y León, con 1,3, y Zamora y Asturias, ambas con 1,4. Palencia y Ávila tienen 1,6 y La Coruña, Pontevedra, Salamanca, Cáceres y Jaén apenas llegan a 1,7.
En el otro lado de la balanza se sitúan Baleares, que cuenta con 3,5 afiliados por cada pensionista, seguida por Madrid, con 3,2. Barcelona tiene 2,4 y Navarra 2,3.
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