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Hace apenas diez días, la Policía Nacional desmanteló la mayor organización de estafadores financieros de la historia de España. Era una trama que se dedicaba a realizar ventas ficticias de productos financieros a clientes previamente captados. Algunos de sus cabecillas llevaba operando desde hace dos ... décadas, tiempo en el que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) les ha seguido la pista. La organización criminal se valía de atractivas páginas web -denominadas en inglés y con datos de contacto en el extranjero- en las que los clientes se podían abrir una cuenta para operar en un mercado virtual. Sin embargo, según la policía, «no se podía llevar a término ninguna inversión». La trama tenía en nómina a personal perfectamente capacitado para engañar a incautos mediante llamadas telefónicas. Una vez éstos mordían el anzuelo, les 'abrasaban' con una multitud de ofertas de productos financieros, cada cual más complejo ('warrants', operaciones binarias, bitcoins) o con materias primas.
Las advertencias de la CNMV contra estos chiringuitos financieros crecen de forma imparable cada año. El supervisor tiene colgado en su página web un decálogo para evitar caer en las redes de estas organizaciones criminales, así como una guía informativa en la que se exponen cómo operan y la mejor manera de protegerse de ellos.
Es una manera informal de definir a aquellas entidades que ofrecen y prestan servicios de inversión sin autorización para hacerlo. En la mayor parte de los casos la aparente prestación de dichos servicios constituye sólo una tapadera para apropiarse del dinero de sus víctimas, a la que hacen creer que están realizando una inversión de alta rentabilidad.
Normalmente suelen ofrecer demasiados buenos rendimientos financieros como para ser ciertos. Es el cebo con el que atraen el capital de los inversores menos formados. A diferencia de las empresas autorizadas para prestar servicios de inversión (sociedades y agencias de valores, bancos y cajas de ahorro, EAFIs, etc.), los chiringuitos financieros no están sometidos a las normas que regulan los mercados de valores ni a los controles que llevan a cabo los organismos supervisores. No están, por tanto, registrados en la CNMV ni en el Banco de España. Ni tampoco adheridos al Fondo de Garantía de Inversiones o de Depósitos. Por tanto, los inversores están desprotegidos en caso de insolvencia de la entidad no autorizada.
Utilizan canales muy parecidos a los que puede emplear las entidades legales: teléfonos, cartas, correo electrónicos, páginas web… Sin embargo, la manera en que hacen uso de ellos, el tipo de mensajes que transmiten y la actitud general que exhiben para conseguir sus objetivos no son los mismos. El uso del teléfono es uno de sus métodos preferidos, ya que así pueden ejercer una mayor presión psicológica. Y casi nunca se conforman con un 'no'. También usan el correo ordinario, con cartas redactadas y presentadas de forma escrupulosa y folletos de apariencia intachable. Por su parte, internet y el correo electrónico les permite acceder a un amplísimo grupo de posibles víctimas, y a menor coste para ellos. Cabe recordar que, en virtud de la normativa vigente, las comunicaciones comerciales deben identificarse como tales, y queda prohibido su envío por correo electrónico, salvo que hubieran sido previamente solicitadas o expresamente autorizadas por el destinatario. Además, es frecuente que la lista de destinatarios se obtenga de una manera ilícita.
Una de las técnicas consiste en realizar una gran cantidad de llamadas, en las que la entidad se presenta, y da a conocer sus presuntos conocimientos financieros. Por ejemplo, prediciendo la subida de determinado valor. Realizan un similar número de llamadas en las que vaticinan todo lo contrario. En los días siguientes llevan a cabo el mismo procedimiento, pero sólo con el grupo de personas a las que se realizó la predicción acertada.
Además, los responsables de los chiringuitos financieros adoptan una apariencia de respetabilidad y de éxito: visten de manera elegante, alquilan oficinas en las mejores zonas, etc.
Dan explicaciones incomprensibles y llenas de tecnicismos. El objetivo, que el futuro estafado no entienda nada y se deje aconsejar por quien, aparentemente, conoce a la perfección los secretos de las finanzas.
Suelen ofrecer grandes beneficios con muy pocos riesgos. Y un principio básico para cualquier inversor es que la rentabilidad y el riesgo siempre van unidos. Además, insisten para que el cliente adopte una decisión inmediata., y ejercen una gran presión psicológica.
La mejor manera es saber identificarlo. Como regla básica, hay que desconfiar de las entidades desconocidas mientras no podamos verificar que está autorizada para prestar servicios de inversión. Antes de entregar el capital, el inversor puede (y debe) pedir información ante el organismo supervisor. En este caso, la propia CNMV.
Hay que identificar las peculiaridades de la operativa propuesta. A veces las actividades de estas mafias se esconden bajo la apariencia de contratos de asesoramiento: a cambio de 'recomendaciones' se cobra al cliente un elevado porcentaje de la inversión (que además se suele acabar perdiendo). Además, se le exige que desembolse el dinero mediante un ingreso en una cuenta corriente (muchas veces en el extranjero) y a nombre de una cuenta no española.
Es importante que el inversor plantee sus dudas y que a cambio reciba respuestas claras por parte de la entidad. Porque, como recuerda la CNMV, ninguna pregunta puede ser improcedente ni irrelevante cuando se trata de cómo invertir su dinero.
No siempre se va a poder recuperar el dinero. Por eso conviene estar atento a determinadas señales que nos permitan reaccionar antes de que sea demasiado tarde. Por ejemplo, cuando la persona de contacto se vuelve de pronto inaccesible, no atiende a las peticiones de reembolso, ni proporciona ninguna información. En estos casos hay que presionar al presunto estafador para que devuelva el dinero, bajo la amenaza de acudir a las autoridades. A veces se nos intentará convencer de que la inversión no ha funcionado como se pensaba, y que precisamente por eso no hay que deshacer inversiones, sino incrementar la aportación. En todo caso (también si se recupera el dinero) es importante poner los hechos en conocimiento de la CNMV y denunciarlos a la Policía o el juzgado correspondiente.
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