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Romper las reglas del libre comercio internacional no sale gratis, ni siquiera a EE UU, que también sufrirá un impacto negativo con la imposición de ... aranceles a prácticamente todo el mundo, con lo que se le volvería en contra el 'leit motiv' –fortalecer su economía– de una decisión sin precedentes que, pese a estar anunciada ha sorprendido a los afectados y también a los analistas por la dureza de esa política proteccionista. Una guerra comercial contra todos, que tendrá incidencia en una Europa ya debilitada que esperaba empezar a levantar el vuelo, pero que pagará con una mayor ralentización económica a corto y medio plazo. Este es uno de los puntos en el que coinciden los seis expertos vascos consultados por este periódico, quienes también apuntan a que España y Euskadi no se salvarán de ese impacto, bien sea por el efecto directo de las empresas exportadoras a EEUU, por el indirecto, debido a que también sufrirán los clientes ubicados en otros países, principalmente Francia y Alemania, que son nuestros principales destinos, y por la suma de ambos factores. A todo ello, habrá que unir además, el efecto rebote de unos aranceles draconianos a China –al 20% que ya tenía le suma ahora otro 30%– con una gran capacidad exportadora, que se verá obligada a recolocar los productos que vendía a EE UU inundando otros mercados, entre ellos el europeo, que debe prepararse también para esa ofensiva, apuntan los expertos.
Y respecto a las medidas a adoptar, hay también un consenso de que se tiene que proteger a las empresas europeas con aranceles recíprocos, pero combinándolo con una negociación con Trump, ya que todo apunta a que se trata de un órdago para negociar con fuerza. Además, las empresas deberán diversificar mercados.
Guillermo Dorronsoro Zedarriak
Guillermo Dorronsoro, miembro del grupo de expertos Zedarriak, recuerda que Euskadi exportó productos por 2.000 millones y apunta que aunque algunos no dejarán de hacerlo, cabe esperar que otros clientes norteamericanos cambiarán de proveedores. «Es difícil calibrar el impacto. Los que vendan piezas o productos muy especializados, con mucho valor añadido y tecnología tendrán un impacto menor porque no les resultará fácil sustituirlo a corto plazo». Apunta que uno de los sectores que en que tendrá un impacto importante será la automoción y no tanto por la afección directa, ya que Euskadi exporta 76 millones a EE UU, como por el hecho de que los principales mercados son Alemania y Francia que sí exportan mucho al país norteamericano. «Y pasará lo mismo, habrá clientes que nos dejarán de comprar porque ellos venderán menos. De hecho, uno de cada tres componentes de automoción van a Alemania».
En su opinión, un tercer impacto vendrá de la guerra arancelaria que llevarán a cabo otros países en respuesta. Unos lo harán de forma selectiva, pero otros pueden estar tentados de hacerlo con todos, explica. «Y en ese escenario, las empresas tratarán de buscar otros mercados. España podrá competir con productos más baratos, porque todavía los sueldos son más bajos, pero de eso ya no hay tanto y no podemos jugar a ser más baratos».
Tiene claro que se va a reconfigurar el comercio mundial: tendrá impacto en EE UU; pero también los consumidores europeos pagaremos más por sus productos si les imponemos aranceles. Por lo tanto, muchas empresas reducirán sus ventas y habrá un aumento de la inflación».
¿Pero cuánto tiempo puede aguantar EE UU con esta situación? «Ya hay una caída de las Bolsas y se retraerá el consumo. Cuando las empresas vean que se les complica la vida... Había un orden mundial establecido, un consenso entre todos los países para facilitar el comercio global y Trump ha cambiado por completo las reglas de juego. En definitiva, supondrá un menor crecimiento económico, mayor inflación, más ayudas públicas a las empresas y un aumento del endeudamiento público».
Considera que este año España iba a crecer más de dos puntos, con lo que el impacto no será tan fuerte, pero de cara al año que viene apunta que podría quedarse por debajo del 1%. Cree que no nos llevará a la recesión, aunque complicará mucho a las empresas.
Joseba Madariaga Laboral Kutxa
Joseba Madariaga pone el acento en que es sorprendente que el país adalid del sistema de comercio internacional sea el que quiebre ese sistema. «Se lo carga de un plumazo, lo va a llevar a un colapso y será muy complicado volver a donde estábamos». Y lo hace, apunta, con una fórmula de cálculo que no tiene nada que ver con los aranceles y sí con la balanza comercial, a la que le aplica unos cálculos para establecer el impacto que tendrá que tampoco son reales. Defiende que el déficit comercial no es una anomalía, sino algo absolutamente normal y que desde el punto de visto macroeconómico, el comercio no es una cuestión bilateral sino multilateral. Añade que para los teóricos del comercio, desde los más antiguos hasta los más modernos, lo que es preocupante son los desequilibrios globales, ya que los bilaterales son irrelevantes.
Tiene claro que los aranceles afectarán a Europa y también a Euskadi, como ya lo hicieron los del 50% al sector siderúrgico que impuso en su primer mandato. Ahora también impactará en este sector y en otros, como la automoción y sus componentes, que son muy importantes para nosotros y que ya están sufriendo. «Otro sector que va a sufrir es el de los bienes de equipo, porque son partes intermedias de las cadenas de producción».
A ellos se une el impacto indirecto, que provocará una caída de la demanda a nivel mundial, con lo que va a incidir en el crecimiento económico en una Europa que ya está débil. Y aunque el último dato del índice PMI (manufacturero) apuntaba a un crecimiento coherente, eso se queda en papel mojado. Sin embargo, no ve tan claro que vayamos a tener repuntes inflacionarios por la debilidad del crecimiento. En cuanto a las medidas a adoptar, apunta tres: tomar represalias; acompañarlas con una negociación y diversificar mercados, buscando acuerdos con otros países. Pero alerta sobre otra cuestión, como es la invasión de productos chinos a Europa para dar salida al exceso de capacidad productiva que tienen. En este contexto, señala que hay que centrarse en ayudar a las empresas más afectadas.
Agustín Markaide v
Agustín Markaide incide en que los impactos para Euskadi serán negativos y de diferentes tipos: directos, indirectos y generales. Pero apunta que seguramente, todos ellos serán rápidos, acumulativos y con efectos en espiral de refuerzo negativo. Los directos son sobre las empresas exportadoras a USA, bien con bienes producidos en el País Vasco (2.000 millones) o en otros países puente, como México por ejemplo. Aunque el expresidente de Eroski apunta que también afectará en menor medida a quienes tienen plantas en EE UU, porque afectará a los componentes que se importen por esas empresas, muchas veces producidos en Euskadi.
Añade que el efecto directo de las exportaciones a EE UU no es crítico por ser el cuarto destino pero será significativo en determinados sectores, sobre todo en petróleo y combustibles, motores de aviación, generadores y transformadores, máquina-herramienta y tubos, entre otros, y también en aquellas empresas. Agrega que los efectos vendrán por una reducción de ventas o de los márgenes que compensen los aranceles, lo que mantiene la actividad pero derrumba los resultados. En su opinión, las empresas más afectadas serán las menos especialistas, es decir, las que pueden ser más fácilmente sustituidas en el corto plazo por otros fabricantes. En lo que respecta a los efectos indirectos, indica que serán muy significativos y que procederán de las medidas de los clientes europeos que verán reducidas sus ventas y/o márgenes, que los trasladarán a sus proveedores.
Y en lo relacionado con los impactos generales, señala que las medidas empeorarán otros factores de la economía que impactarán en todos, no solo en los sectores exportadores. «En el fondo hay un riesgo claro de recesión, sobre todo de las economías más fuertes y que ya están en situación de recesión o cercana a ella, como Alemania, Francia o Gran Bretaña, y que son nuestros principales mercados».
Ello conllevará, apunta, más tensión inflacionista, lo que podría afectar a los tipos de interés, reducción de expectativas económicas, pesimismo en el consumo, menor inversión y aumento del paro. «Todos estos efectos son aditivos y generan sucesivas vueltas de realimentación. El impacto es breve, es un freno a la economía retransmitido en directo y con gran expectación», dice. Eso sí, considera que se generarán oportunidades para las empresa en condiciones de aprovecharlas.
Markaide analiza también el impacto de las medidas que pueden adoptar Europa y España. Indica que si implementan soluciones como las de la pandemia, sobre todo los ERTE, habrá diferencias respecto a aquella situación. «Ahora el Estado tiene menos capacidad de endeudamiento, porque no se ha desendeudado lo suficiente; ahora el esfuerzo público se tendrá que prolongar más en el tiempo; a Europa le costará más impulsar un plan de inversión, porque la deuda es más elevada; las ayudas europeas deberán discriminar sectores como la automoción que ya están impactados por los objetivos de electrificación, y se abrirá el debate de aumentar los ingresos fiscales». El lado bueno es que en esta ocasión el efecto directo será más especializado, cree. Finalmente, señala que Europa puede tasar los resultados de las empresas americanas que actúan en el continente, sobre todo las tecnológicas o las de servicios financieros y que no tienen tributación en la UE.
Mikel Gaztañaga Orkestra
El investigador de Orkestra, Mikel Gaztañaga, recuerda que Euskadi exporta 672 productos distintos a EE UU, entre los que destacan el acero, turbinas, derivados del petróleo, biodiésel y transformadores, además del automóvil y partidas agroalimentarias, todos ellos sensibles al nuevo marco. El País Vasco cuenta con 228 implantaciones productivas en Norteamérica: 126 en México, 99 en EE UU y 3 en Canadá. Las mexicanas están muy expuestas a los aranceles de hasta el 25% impuestos a la automoción, las autopartes, el acero, el aluminio o la energía.
El miembro del Instituto Vasco de la Competitividad agrega, respecto a las implantaciones directas en EE UU, apunta que las relacionadas con las energías limpias o la movilidad eléctrica se pueden ver afectadas por el giro proteccionista y la incertidumbre política y comercial, lo que puede frenar inversiones o alterar planes de expansión. «No obstante, se prevé que sectores como el oil&gas, la industria aeroespacial, la biotecnología o la defensa mantengan una fuerte dinámica en los próximos años».
Añade que estos aranceles suponen un nuevo golpe para la economía europea, ya de por sí debilitada y que será particularmente severo en Alemania. «Esta nueva carga arancelaria amenaza con debilitar aún más la cadena de valor del automóvil europeo, con efectos directos sobre Euskadi y Navarra». Gaztañaga va más allá e indica que la combinación de un proteccionismo agresivo de EE UU y una expansión exportadora desregulada por parte de China amenaza con generar desequilibrios profundos a corto y medio plazo, ahogando industrias europeas y debilitando aún más sus bases productivas. Como conclusión, señala que los aranceles tendrán un impacto directo sobre las exportaciones vascas a EE UU, con mayor riesgo para pymes y sectores o deslocalizables; las plantas vascas en México pierden competitividad frente a las ubicadas en EE UU, aunque estas se enfrentan a un nuevo clima de incertidumbre; habrá un impacto severo en la UE, con efectos colaterales en Euskadi y Navarra, y el tablero geoeconómico global entra en una fase de alta inestabilidad estructural.
Marta Vera Norgestión
Marta Vera, socia de Norgestión, sentencia que los aranceles son un arma de destrucción económica, porque provocan destrucción neta de riqueza al reducir las eficiencias económicas y distorsionar los mercados globales. La miembro de esta compañía de servicios financieros comenta lo inesperado de la fórmula utilizada por Trump para calcular las tasas arancelarias por países: una sencilla operación matemática que consiste en tomar el déficit comercial de bienes de EEUU con un país concreto y dividirlo por el total de importaciones de bienes de ese país. Esa cifra, que sería el arancel final según Trump, se divide por dos porque aduce que pretende ser «amable». Una fórmula que carece de sentido económico, dice, y que el consenso económico internacional conviene que será negativa para la economía mundial. «La consecuencia es que afectarán negativamente tanto a EE UU como a sus socios comerciales, y el resultado será un mundo más pobre», subraya. Respecto al impacto concreto, señala que un estudio reciente de BBVA Research estima una reducción de 0,4 puntos porcentuales del PIB en el caso de la Eurozona. En España, según la Cámara de Comercio, el impacto será menos, de 0,21 puntos porcentuales, lo que supone 3.352 millones de euros (-18,4%).
El sector más dañado será el de máquinas, aparatos mecánicos y material eléctrico, cuyas ventas a los EE.UU podrían verse reducidas en un 22,1%, seguido por el sector de productos químicos y farmacéuticos con una reducción estimada del 13,1%. Especialmente relevante por su magnitud (20% de las exportaciones de España a los EE UU en 2024), será el impacto negativo en el sector de productos alimenticios (4,3%), con el aceite de oliva erigiéndose como el producto español más afectado.
En el caso de Euskadi son las empresas industriales las que se verán más afectadas, apunta, en especial las de maquinaria, automoción y derivados del petróleo. «También resulta profundamente negativo para el sector agroalimentario». La socia de Norgestión ve complicado calibrar exactamente en qué medida va a afectar a nuestras empresas. «Por ejemplo, en casos como el del sector de automoción, muchos aranceles se aplican a las piezas que forman parte del producto final y estas pueden estar siendo adquiridas en Asia, donde se aplicarán aranceles más altos, y esto les obligará a tener que ajustar las cadenas de suministro». En sentido opuesto, añade que algunos fabricantes de componentes se verán en gran medida exentos del impacto: aquellos que tienen ubicadas plantas productivas en EEUU, que podrían traducir en ventajas esa política proteccionista.
Massimo Cermelli Deusto
Massimo Cermelli, profesor de Economía de la Deusto Business School, considera que tendrá un claro impacto negativo, aunque dependerá de los sectores que se vean más afectados. «Uno ya se sabía, como es la automoción, aunque se verán afectados otros, como la alimentación y los vinos, y entre ellos el txakolí, que se exporta mucho a EE UU. Estamos hablando de 2.000 millones de euros de exportaciones de Euskadi que, claramente, se verán afectadas en los próximos años».
En el conjunto del Estado afecta a muchos más sectores, a casi todos y eso pese a que España importa más desde EE UU que lo que exporta allí. «Con la introducción de aranceles unilaterales hacia todos los países, sin ningún tipo de discriminación, el resultado será que vamos a tener un problema serio de economía y de ralentización económica».
Recuerda que los aranceles suponen un impuesto indirecto al consumo. Los primeros que los empezarán a sufrir claramente serán nuestras empresas exportadoras, pero también los sufrirán de entrada los consumidores americanos, que verán incrementar el precio de lo que consumen, con lo que todo apunta a que habrá un repunte de la inflación en EE UU. «Y esto, sumado a que todo apunta a que habrá una desaceleración económica, estamos hablando de que a corto plazo puede haber una estanflación. Es decir, estancamiento económico, ralentización económica y mayor inflación, que es un escenario nada deseable», alerta.
Cermelli comenta que precisamente, eso es lo que ahora mismo están descontando los mercados. Ahora bien, a partir de aquí, indica que hay que tener cautela, negociación, capacidad de reacción. «Yo creo que estos aranceles son realmente un órdago que ha lanzado Donald Trump, para a partir de aquí, empezar a tener negociaciones bilaterales con cada país, y alcanzar un objetivo distinto con cada una de las economías».
Y es que apunta que se trata de una forma de negociar muy empresarial, «pero no hay que actuar de forma muy emocional. Hay que saber que estamos dentro de un nuevo escenario donde al lanzar el órdago lo que quiere al final es sentarse con cada uno para negociar y sacarle partido con cada país».
El profesor de Economía de la Deusto Business School señala que «nosotros podríamos tener una ralentización económica, pero la inflación no nos afectaría tanto, porque Europa se verá inundada de productos chinos que son más baratos, lo que paliaría en parte el aumento de la inflación por el impacto directo de los aranceles». Y los países europeos seguirán buscando nuevos socios, explica, con lo que habrá que negociar por un lado con Trump, pero hay que tener también la mirada en otros mercados, sentencia por último el profesor Cermelli.
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