La patronal vasca rechaza un SMI vasco de 1.500 euros porque «pondría en peligro la sostenibilidad de las empresas»

Yagüe ha asegurado que «no vemos la necesidad de que haya que negociar el salario mínimo» y ha agregado que «ahora mismo hay que estar en otra serie de circunstancias que nos preocupan más al mundo empresarial». Tras recordar que el SMI ha registrado un crecimiento «del 67% desde 2018», ha afirmado que aplicarlo en el tejido empresarial del País Vasco «pondría en peligro su competitividad y sostenibilidad».

«Es increíble que los sindicatos planteen estas cantidades y lo que nos deja claro es que están fuera de las necesidades de las empresas. El tejido empresarial de Euskadi es muy variado, pero principalmente son pequeñas y medianas empresas y algunas están en sectores muy diferentes, como pueden ser la hostelería y el comercio, que emplea a muchísimos trabajadores. La imposición de un salario mínimo fuera de las negociaciones del convenio del sector les es totalmente inviable», ha añadido.

Yagüe ha sacado a la palestra otro de los debates que sacuden al mercado laboral y al mundo empresarial, como es la reducción de jornada: «Todavía no está aprobada y veremos si se realmente acaba aprobando, que también afecta a las empresas y, precisamente, aquí afecta al comercio. Estamos hablando de 350.000 trabajadores que se vienen afectados por esa reducción de jornada, que también lo que afecta es a la productividad y a la competitividad de las empresas. Pero es que, además, que estamos en máximos de concentración de convenio, porque el 72% de los trabajadores se han actualizado en los convenios, todos los convenios se han actualizado por encima del IPC y por encima de los convenios del Estado, en más de un punto, y, además, tenemos los salarios más altos de todo el Estado y las horas menos trabajadas».

Preguntada sobre las preocupaciones que afectan actualmente a las empresas vascas, ha citado varios asuntos como la incertidumbre internacional, la política proteccionista de Estados Unidos en forma de aranceles, el absentismo, los costes laborales y la falta de personal cualificado.

Entrando en detalle sobre el absentismo, ha dicho que «hay que ponerle remedio» porque afecta tanto a trabajadores como a empresas y ha cifrado en «1.400 millones de euros al año el coste para empresas e instituciones», de los que la mitad corre a cargo de las compañías.

Sobre el efecto que los gravámenes de Trump puedan tener en las exportaciones vascas, ha dicho que Euskadi vende «un 8%» de sus productos fabricados en Estados Unidos. «No es una gran cantidad». Pero también ha advertido de que «el problema es el efecto rebote que eso puede tener en otras economías como es la alemana o la francesa, que realmente son nuestros mayores clientes. Además, el mercado indio y chino puede inundar Europa como consecuencia de que el mercado americano va a tener una más difícil penetración. Nosotros lo que pedimos es que Europa tiene que actuar con rapidez y con contundencia a la hora de defender la industria europea».