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La recuperación económica marcha al ritmo de las comparaciones con una época, la de la crisis, que Euskadi parece haber superado en muchos aspectos. Algunos indicadores macroeconómicos vuelven a marcar niveles previos a la gran recesión, como el Producto Interior Bruto (PIB), la recaudación fiscal ... de las diputaciones, o el gasto de las familias. A otros aún les queda camino por recorrer, caso del empleo -tanto en calidad como en cantidad-, las rentas de los hogares, o la creación de empresas, por citar sólo algunos. Y, al margen de que las estadísticas puedan indicar una vuelta a la 'normalidad' precrisis, detrás de muchas se esconden signos de desigualdad que tardarán mucho en desaparecer.
Si aceptamos PIB como el mejor termómetro para mediar la salud de una economía, se puede concluir que la de Euskadi vuelve a ser la que era antes de la crisis. El valor de los productos y servicios que se generan en los tres territorios históricos vascos ascendió el pasado año a 68.897 millones de euros. A mediados de la pasada década alcanzó los 67.698 y en 2007, año que marcó la frontera entre la época de bonanza y el comienzo de la crisis, apenas superó los 65.000 millones.
Eso sí, el nivel de crecimiento aún es menor que el de entonces. En el año 2006 el PIB avanzó prácticamente un 4%. A partir de ahí inició una cuesta abajo plasmada primero en el exiguo 1,4% de 2008, y sobre todo en el terrorífico año 2009, cuando la economía vasca retrocedió un 4%. Hoy día (con datos del tercer trimestre de 2017) el PIB vasco avanza a un 2,9% en términos interanuales. Cifra que revela una cierta desaceleración en el crecimiento de la economía del país.
Las previsiones que manejan las diputaciones forales hablan de un año de abundancia, en el que esperan recaudar 14.367 millones de euros. Es decir, 1.417 más que en 2006. Y llama la atención (de forma positiva) el hecho de que el crecimiento de la recaudación haya ido muy por encima del 4,27% que se había calculado hace un año, hasta situarse en el 10,9%. Una de las claves ha sido un ingreso extraordinario de IVA procedente del Estado, fruto de los acuerdos alcanzados el pasado mes de mayo por el PNV y el PP, que permitió liquidar el Cupo desde el año 2007 a 2016.
Si en términos relativos el aumento del 10,9% es importante, la desviación sobre el presupuesto lo es aún más. Se van a recaudar –siempre de acuerdo a las estimaciones actuales– un total de 869 millones de euros más de lo presupuestado, de los que según el esquema de reparto corresponderían al Ejecutivo de Vitoria una cifra aproximada a los 600 millones.
El pasado mes de septiembre el número de empresas inscritas en la Seguridad Social en Euskadi creció en 1.219 respecto agosto: el mejor septiembre de toda la serie histórica, aunque en términos interanuales apenas avanzó un 1% (609 sociedades más). Sin embargo, hoy día el País Vasco tiene 59.081 empresas, unas 5.700 menos que en mayo de 2008, el máximo previo a lo más duro de la crisis. Desde entonces todos los años han registrado una evolución negativa en el crecimiento del número de empresas. Es decir, se destruían. Sobre todo en 2012, cuando echaron la persiana 1.843 negocios. La tendencia se revirtió en 2014, con un saldo positivo de 620 empresas. Desde entonces, la estadística sólo ha crecido. No obstante, la patronal vasca, Confebask, sigue se lamenta por que «las dificultades que muestra la economía vasca para recuperar el tejido empresarial perdido se prolongan en el tiempo, lo que obliga a incidir en la necesidad de impulsar y apostar por políticas y medidas que faciliten la generación de nuevos proyectos empresariales».
A la hora de evaluar la marcha económica de un país, si hay algún dato que entra en plena contradicción con el del PIB, ese es el del paro. Y ahí los deberes aún son muchos. Pese a ocupar una posición privilegiada en la clasificación de comunidades autónomas, en Euskadi aún hay el doble de desempleados que antes de la crisis. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al tercer trimestre de este año, la tasa de paro vasca es del 11,56% (118.300 desempleados).
La comparación con el primer trimestre de 2008 -pese a que la economía ya había iniciado la cuesta abajo, algunos indicadores tardan más que otros en manifestar los síntomas de la crisis- resulta demoledora. Por aquel entonces la tasa de paro alcanzó su nivel más bajo: el 5,80%, según la encuesta que trimestralmente realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es decir, prácticamente la mitad.
Más allá del paro, una de las lacras del mercado laboral vasco es su bajo nivel de ocupación. Es decir, del número de trabajadores. Hace nueve años pasaba de largo el millón (1.024.000 ocupado), mientras que hoy día apenas supera los 900.000 (905.100). Es decir, que Euskadi tiene hoy día casi 120.000 trabajadores menos que en 2008. La cifra de ocupados tocó fondo en el primer trimestre de 2014, con 851.600.
En todo este tiempo la agricultura ha perdido 5.000 empleos (de 18.000 a 13.000), mientras que la industria, el gran motor económico del país, se deja por el camino 39.000 puestos de trabajo (de 247.000 se ha pasado a 208.000). Caso aparte es el de la construcción, que ocupa a la mitad de trabajadores (47.000) que el el tercer trimestre de 2008, cuando marcó un pico de 99.000). Sin embargo, el sector servicios ha sido el que mejor ha sabido mantener el tipo, al perder sólo 41.000 de los 676.000 que tenía en sus mejores momentos.
La estadística de ocupación tiene tanto que ver con el aumento del paro como con el descenso de la población activa. Es decir, de aquellas personas incorporadas al mercado de trabajo: o bien desempeñan uno, o lo buscan de forma activa. En el tercer trimestre de 2017 eran 1.023.000 vascos. Hace nueve años, 1.095.000.
Mientras el empleo privado ha caído un 13,4% en estos últimos nueve años, el público se ha recuperado en buena medida. A día de hoy hay 139.800 ocupados en las administraciones públicas vasca, cifra ligeramente superior a la de hace 10 años (tercer trimestre de 2007). El pico de empleados públicos se registró en el primer trimestre de 2011, con casi 150.000. A partir de ahí se dejarían sentir las medidas de ajuste, plasmadas en la casi ausencia de Ofertas Públicas de Empleo (OPEs) o unas tasas de reposición (para cubrir jubilaciones) cercanas al 0% en muchos sectores. El número de empleados públicos cayó hasta el primer trimestre de este año, con 131.400, 8.400 menos que los actuales. Eso sí, la alta temporalidad se ha convertido en una de las grandes rémoras del sector, tal y como denuncian los sindicatos.
El salario medio de los trabajadores vascos es de 2.163 euros brutos al mes, según la Encuesta de Coste Laboral (ECL) que elabora trimestralmente el INE. Son 123 euros más de los que recogía la ECL del mismo periodo de 2008. Pero casi 50 euros inferior a lo que se cobraba hace dos años.
En la comparación anual (medida a partir de la Encuesta Anual de Costes Laborales, también realizada por el INE), el salario medio -descontadas las cotizaciones y otros costes) de un trabajador vasco era de 26.461 euros al año, frente a los 25.275 de 2008. El máximo se alcanzó en 2013, cuando se alcanzaron los 27.120 euros. La reforma laboral impulsada por el Gobierno del Partido Popular marcó el punto de inflexión para la pérdida de masa salarial: la precarización entró de lleno en en el mercado laboral, y las condiciones de trabajo de los nuevos empleados son bastante peores que los de los más veteranos, como consecuencia de la eliminación de determinadas escalas salariales en los convenios y, en el caso vasco, también del bloqueo en la negociación colectiva.
Fiel reflejo de las peores condiciones salariales de los vascos es la estadística de los ingresos netos medios percibidos por los hogares, según la encuesta del INE ascendían el pasado año a 34.054 euros. Una cifra inferior a los 36.110 que en 2008 ingresaban las familias. Y más aún respecto al 2009, año en el que se registró el máximo de toda la serie histórica: 37.707 euros. En seis años cayó casi 4.700 euros, y en 2016 empezó a recuperarse de forma tímida.
Pese a todo lo anterior, el gasto medio por familia en Euskadi era en 2015 (últimos datos disponibles) de 33.310 euros, cifra casi 200 euros superior a la de 2006. Por tanto, el consumo familiar se sitúa en niveles previos al comienzo de la gran crisis. En 2015 el gasto se incrementó un 4,7% respecto a 2014. Si la comparación se realiza con 2006, el aumento ha sido del 0,6%. Un dato significativo es que el gasto no sólo aumenta en productos de primera necesidad, sino que también alcanza a bares, restaurantes y espectáculos, si bien con unos porcentajes aún lejanos a los registrados hace diez años.
Un buen termómetro del consumo suele ser la venta de coches. Y en este apartado queda aún bastante terreno por recuperar. El año pasado se vendieron en Euskadi 38.547 turismos y todoterrenos, un 2,5% más que el año anterior. Pero a una distancia sideral de los 57.500 que se matricularon en 2007. Eso sí, hay que tener en cuenta que las cifras en las que se movía el mercado por aquel entonces eran absolutamente «irreales», como coinciden en señalar las asociaciones del sector.
En los primeros seis meses del año se vendieron en el País Vasco 10.132 viviendas, según los datos del Ministerio de Fomento. Ello supuso un incremento interanual del 6,4%, por debajo de la media española (17,3%). Sin embargo, desde que el volumen de viviendas vendidas alcanzara el mínimo en 2013, éste se ha recuperado el 80,2%, por encima de la recuperación media nacional (65,4%).
El porcentaje de personas que viven en hogares cuya renta total equivalente anual está por debajo del umbral de la pobreza. Es lo que mide una estadística (otra encuesta del INE) que en 2008 afectaba al 9,1% de la población vasca. En 2016 prácticamente era el mismo porcentaje (del 9), después de alcanzar sus peores registros en 2011, cuando la tasa de riesgo de pobreza alcanzó el 13,8%.
También ha descendido en los últimos años el número de personas que aseguraban tener muchas dificultades para llegar a fin de mes. En 2016 representaban un 6% de los vascos, frente al 6% que las encuestas del INE registraron en 2006. El nivel más alto se alcanzó en 2013, con el 11,5%.
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