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Los consumidores tuvieron que hacer frente en 2017 al recibo de la luz más caro de los últimos años. Al menos, los acogidos al Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), cuyo precio fluctúa en la medida en que lo hace el mercado mayorista de ... electricidad. El conocido como ‘pool’ -donde se compra y se vende la energía que las eléctricas suministran a los consumidores- acabó el año con un precio medio del megavatio/hora (Mw/h) bastante más elevado que en 2016: 52,24 euros, frente a 39,67. Esto es, un 31,7% más, lo que tuvo su reflejo en la factura doméstica.
Sin embargo, las tres grandes compañías eléctricas de España (Iberdrola, Endesa y Gas Natural Fenosa) registraron unos beneficios conjuntos que, sin bien fueron más elevados que en 2016 (un 3% más), aumentaron una tercera parte de lo que lo hicieron el año precedente. En 2017 sus ganancias ascendieron a 5.627 millones de euros, 164 más que en el ejercicio anterior. Sin embargo, en 2016 los beneficios crecieron un 9% respecto a 2015.
Las tres empresas dicen haber acusado durante 2017 el mal comportamiento de la actividad de generación y comercialización en España, así que salvaron el ejercicio gracias a la diversificación de sus líneas de negocio. ¿Cómo es posible, si el cliente final ha tenido que pagar más por la electricidad que llega hasta sus hogares? La respuesta está precisamente en el los altos precios del 'pool', así como en la composición del 'mix' de generación. Es decir, del tipo de tecnología empleado para producir la electricidad.
Cada compañía tiene sus particularidades, pero todas coinciden en señalar que la sequía que sufrió el país el pasado año impactó de forma muy negativa en su cuenta de resultados. Por ejemplo, Iberdrola vio caer su Ebitda (resultados antes de impuestos, intereses, amortizaciones y depreciaciones) de generación y clientes un 29%, debido en buena parte a «la escasa producción hidroeléctrica» en España, que se contrajo nada menos que un 49,8%. Endesa, por su parte, vio descender su generación de electricidad a partir del agua de los embalses en un 30%, mientras que en el caso de Gas Natural Fenosa esa reducción alcanzó el 71,4%.
La producción hidroeléctrica es una de las más rentables para las eléctricas, porque sus costes variables son nulos (el agua es gratis). Si esta falla por la escasez de lluvias hay que generar con tecnologías más caras, como el carbón o el gas, que cobraron un gran protagonismo el pasado año. «Entonces, aunque cobres más vendiendo esa energía en el mercado, si resulta que producirla te ha resultado muchísimo más caro, no te salen las cuentas», explica Jorge Morales de Labra, experto en el sector.
Así lo refleja Endesa en sus resultados. El margen bruto de su negocio liberalizado de electricidad cayó un 18% debido «al fuerte incremento de costes variables, producido por la extraordinaria baja producción hidroeléctrica». La obligación de generar energía con carbón y gas supuso que los costes de consumo de combustible se dispararan un 38,9%.
Hay otro factor que también influye en la operativa de estas compañías: la capacidad de generación comparada con la de comercialización. Si una eléctrica es capaz de producir más electricidad de la que vende al cliente final, podrá sacar partido de un 'pool' más caro. Si por contra, debe adquirir más de la que genera, se verá penalizada por el mercado mayorista. Es este caso el de Endesa, que tuvo que hacer frente a unos costes de compra de energía un 21,6% superiores a los del año precedente, como consecuencia del aumento del precio del 'pool'. Iberdrola tiene una mayor capacidad de generación, si bien resultó perjudicada por la sequía, al tener poseer grandes recursos hidroeléctricos.
No obstante, las cuentas de resultados de las grandes compañías como las eléctricas también vienen determinadas en buena medida de su método de contabilidad. «Por ejemplo, en sus cálculos de márgenes totales, cuando tienen producción propia, comparan esos costes de producción con las ventas al cliente final. Sin embargo, cuando es producción de terceros, lo que hacen es comparar el coste del mercado mayorista con esas ventas al cliente final», dice Morales.
Otro experto del sector, que prefiere guardar el anonimato, asegura que las grandes corporaciones tienen a su vez «grandes márgenes para contabilizar sus ingresos y la imputación de costes, sin dejar de ser respetuosos con las normas generales de contabilidad». Y que al auditor de las cuentas lo único que le interesa realmente es a cuánto ascienden los ingresos y los costes, y no dónde se sitúen cada uno de ellos. Este experto añade que las eléctricas juegan, en su cuenta de resultados, la carta de la presión al regulador. «Quizá les interese mostrar márgenes más bajos en actividades que estén sujetas a controversia», como la generación y venta de energía dentro de un mercado, el eléctrico, cuyo funcionamiento suele ser frecuentemente criticado desde diversos ámbitos.
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