Miércoles, 25 de octubre 2023, 09:02
La primera jornada de huelga convocada por la mayoría de los sindicatos en todo el ámbito público vasco dejó patente una vez más que las posturas entre las centrales y el Ejecutivo Vasco siguen enconadas. Unos y otros se aferraron este miércoles a sus argumentos ... y aunque el Ejecutivo dejó abierta la puerta a que se trasladen nuevamente las reclamaciones a las mesas de negociación, con las limitaciones de competencia que esgrime para algunas cuestiones centrales, los sindicatos defienden que hasta ahora dichos foros han sido estériles, por lo que se mantiene la pugna con otra convocatoria para el próximo 19 de diciembre.
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El lehendakari, Iñigo Urkullu, y el vicelehendakari primero y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, fueron los encargados de marcar la posición del Ejecutivo vasco, mientras los sindicatos lo hicieron al calor de las manifestaciones convocadas a media mañana de este miércoles en las tres capitales vascas, que congregaron, según dichas fuentes, a 30.000 personas, y «avalados por el respaldo cosechado» en esta primera jornada. A la misma estaban convocadas 150.000 trabajadores para protestar por el «deterioro» de las condiciones laborales y reclamar una apuesta decidida por el sector público.
Un día en el que el paro se dejó notar desde primeras horas de la mañana en el transporte, con menos trenes y autobuses de los habituales, que posteriormente se trasladó a los centros educativos, con un amplio seguimiento en ambos casos, y que tuvo una menor incidencia en el ámbito sanitario y en los diferentes niveles de la administración pública.
Esta es una fotografía en la que más o menos coinciden sindicatos y el Gobierno Vasco, aunque si se entra al detalle se produce la tradicional guerra de cifras. Así, en lo que respecta al transporte público, las centrales convocantes -ELA, LAB, CC OO, Steilas, Satse y ESK- indicaron que la huelga era casi total. El Ejecutivo vasco no hizo ninguna referencia a este sector en su valoración, aunque Euskotren redujo el seguimiento al 25%, y Dbus (autobuses de Donostia), al 45%. Las centrales también indicaron que en los medios de comunicación públicos solo se estaban emitiendo los informativos, en cumplimiento de los servicios mínimos.
En lo que respecta a la educación, los sindicatos destacaron que el seguimiento había sido muy amplio, con una incidencia del 75% en la no universitaria, al igual que en la Educación Especial, mientras que en las Haurreskolas llegó al 85%. El Gobierno Vasco redujo la cifra en todo el ámbito educativo al 40,6%.
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Julio Díaz de Alda
En Osakidetza, los sindicatos recalcaron una vez más que «los servicios mínimos condicionaron totalmente el seguimiento de la huelga, al fijar en algunos casos unos servicios mínimos del 100%». Con todo, destacaron que el paro tuvo una «importante incidencia» en la atención primaria, especialmente entre el personal de atención al paciente. El Gobierno Vasco lo rebajó al 5,72%.
En lo que respecta a la Administración General y de Justicia, las centrales subrayaron que el seguimiento fue «amplio pero desigual por territorios y ámbitos» frente al 12,07% que indicó el Ejecutivo de Iñigo Urkullu. En el ámbito municipal y foral las centrales se mostraron más satisfechas, porque el paro tuvo una incidencia «muy amplia». Finalmente, el Gobierno Vasco limitó el seguimiento en Seguridad al 3,42%.
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Los sindicatos convocantes volvieron a reclamar «que se quiten los límites y vetos que vienen del Estado para decidir aquí las necesidades salariales y de empleo público; que se refuercen los servicios públicos y se acaben con las privatizaciones, y que se negocien y acuerden los convenios laborales no actualizados» para no perder poder adquisitivo y rebajar al 8% la temporalidad.
Desde el Gobierno Vasco, el director de Relaciones Laborales del Departamento de Gobernanza Pública y Autogobierno, Jon Agirre, que fue el encargado de ofrecer los datos, reclamó a las centrales convocantes que «abandonen las posiciones maximalistas y agoten las posibilidades de negociación en la Mesa General y en las diferentes mesas sectoriales, en todas las materias en las que el Gobierno Vasco tiene competencias». Recordó que «todos los foros de negociación permanecen abiertos y anunció que «se prevén nuevas convocatorias en fechas próximas». Insistió en que la voluntad negociadora del Gobierno Vasco «es plena» y puso como ejemplo que en los últimos diez años el Ejecutivo ha cerrado más de 100 acuerdos puntuales en diferentes sectores con unos y otros sindicatos».
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Las manifestaciones, como la de Donostia, sirvieron de altavoz para las reivindicaciones de las centrales. Borja Uriarte, bombero del parque de Oria, de Tolosa, aseguraba que «venimos a defender los derechos de los trabajadores de las instituciones públicas». Su enfado era mayúsculo al referirse a su colectivo. «En nuestro caso, la Diputación ha hecho dejación absoluta de sus funciones. Los servicios públicos sufren una tasa de interinidad altísima, y lo que vemos es que poco a poco las condiciones van empeorando sin parar», afirma. Por su parte, Juan Varela, conductor en Dbus, explica que «el servicio público lleva mucho tiempo atascado y pedimos una mejora», informa Julio Díaz de Alda.
El transporte público fue uno de los sectores que más visibililizaron la huelga, con numerosas colas y autobuses llenos a primera hora por la falta de determinadas rutas. En la estación de Easo del Topo de San Sebastián, que recibe mucho movimiento a diario, se notaba menos gente. Mientras, en la estación del Topo de Anoeta, no muy lejos de Easo, también había largas colas y un enfado generalizado entre los pasajeros. María García, por ejemplo, desconocía que hubiera paro convocado en el sector del transporte: «Pensaba que sólo era en educación. Pues voy a coger el coche». El vehículo privado fue la solución más socorrida para muchas personas, por ejemplo los que iban a trabajar a polígonos industriales o parques tecnológicos alejados del centro, como el donostiarra de Miramón. El tráfico fue denso y complicado por la mañana debido a las protestas.
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El ámbito educativo fue de los más afectados. En la UPV/EHU, la actividad académica se vio afectada, sobre todo en facultades de Ibaeta como Magisterio y Psicología, con un paro casi total. En las ikastolas públicas, que ya el martes habían experimentado una huelga sectorial, hubo muchos niños que acudieron a las aulas, en muchos casos por problemas de conciliación, aunque sin comedor y en muchos casos sin dar clase como un día normal. En Amara Berri Morlans había unas madres que reconocían la afección en su jornada cotidiana, porque «no tenemos dónde dejar a los niños y teníamos que venir al 'cole'. Si no, hubiéramos respetado la huelga». Los paros también afectaron a las haurreskolak. Centros culturales como Okendo y bibliotecas municipales cerraron, simismo, sus puertas en muchos casos o mantuvieron unos servicios mínimos.
La atención sanitaria era uno de los puntos sensibles y por ello se fijaron unos servicios mínimos similares a los de un festivo en Hospitales y a los de un sábado en atención primaria. Las personas que tenían citas acudieron a los centros sanitarios, el sector con menos incidencia, un 5,72% según el Gobierno Vasco, y desigual, a decir de las centrales. Los servicios mínimos, en este caso, garantizaron cierta normalidad en hospitales y ambulatorios, aunque en algunos centros hubo afecciones. Hubo pruebas que no se pudieron realizar, como ecografías, médicos que no acudieron y administrativos que secundaron la huelga. La atención primaria no dejó de funcionar pero con más afecciones. En el turno de noche la incidencia fue casi nula al ser los servicios mínimos del 100%, como también lo fueron en SOS Deiak, y los Bomberos al nivel de un día festivo.
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En la administración pública la incidencia fue desigual, menor en la general y algo mayor en la local, con muchos ayuntamientos afectados. No fue así en el caso de Donostia, donde los servicios de atención al ciudadano del Ayuntamiento funcionaron con aparente normalidad, según los ciudadanos que acudieron a realizar consultas a la calle Easo. Lo mismo en la sede del Ejecutivo vasco en la calle Andia de la capital. «He llegado tarde por los problemas con los autobuses por la huelga, pero aquí me han atendido muy amablemente y no me han puesto problema», explicaba Pablo Pérez en el servicio Zuzenean. Cerca de allí, piquetes informativos de los sindicatos trataban de acceder al interior del consistorio. Ante la negativa de los guardias municipales, hubo algún momento de tensión, aunque finalmente varios delegados pudieron entrar a recoger material para la manifestación.
En la administración de Justicia la incidencia fue bastante desigual, en un sector que ya viene de realizar varias huelgas. Muchos trabajadores no secundaron los paros, algunos juicios se celebraron y se trató de atender al personal lo mejor posible, aunque hubo menos afluencia de ciudadanos, quizás alertados por los posibles paros. En el caso de los medios de comunicación, la programación del grupo EITB se limitó a los servicios informativos aunque también hubo programas grabados en la televisión pública a lo largo de todo el día. En la radio, predominó la música y los noticieros cortos.
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En las residencias públicas de mayores y centros de día se había fijado un 50% de personal como servicios mínimos para garantizar la atención. Otros sectores como Bomberos o Protección Civil salieron a la calle aunque prestaron servicio como si fuera un día festivo.
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