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Martín Sansinenea
San Sebastián
Jueves, 23 de mayo 2024, 07:51
Manuel Pimentel, Exministro de Trabajo y Asuntos Sociales por el PP, presenta hoy a las seis y media de la tarde en la casa de ... cultura de Oñati su libro 'La venganza del campo', en colaboración con Enba. Una obra con un título «alegórico, de connotaciones bíblicas, pero que enciende una honda realidad». En sus páginas, Pimentel analiza los principales problemas del sector agrícola y las razones por las que este sector se ha echado a la calle.
– ¿Qué venganza es la que espera del campo?
– La sociedad urbana, con sus prioridades, ha olvidado el campo. En occidente hemos perseguido la producción agraria y la ganadera. Confiábamos en que los alimentos los traeríamos siempre de fuera, buenos, bonitos y baratos. En estos momentos de globalización y geopolítica, la alimentación que se produce fuera viene más cara y la propia ha disminuido y es muy cara. Por tanto, la venganza del campo es la subida del precio de la alimentación que estamos experimentando y que acaba de comenzar. Hace dos años y medio, un carro de la compra costaba 125 euros, ahora ya cuesta 250.
– En relación a la mala situación del campo, ¿cómo vivió las protestas de los agricultores?
– Primero, a mí no me sorprendió nada porque era una cosa que iba a pasar sí o sí, porque era un grito de desesperación. El campo está muriendo, aplastado por una economía que pierde dinero, despreciado por la sociedad, acusado de maltratador animal y de enemigo del medio ambiente. Tenían que explotar y es un grito de supervivencia. Lo que pasa es que la sociedad debe ver que no solamente gritan por sobrevivir ellos, en el fondo gritan porque tengamos alimentación producida en Europa. Por eso el grito que yo apoyé claramente es un grito no solamente en defensa de sus intereses, sino en defensa de todos.
– ¿Pensó en algún momento que estas protestas estaban organizadas por grupos de extrema derecha?
– En España, como tenemos un gobierno de izquierda, se ha dicho que la manifestación era de extrema derecha. En Italia, como tiene un gobierno de derecha, se han dicho que las manifestaciones eran de extrema izquierda. Bueno, las manifestaciones han sido en todos los países, gobierne quien gobierne.
– En cuanto a las soluciones, ¿qué papel tienen que jugar las instituciones europeas y estatales para solucionar el problema del campo?
– Yo creo que la política es reflejo de las sociedades y de sus prioridades. Hasta ahora, como la alimentación era barata, nadie le prestaba atención. Y eso hizo que la agricultura fuera ignorada y gracias a esos nuevos valores, que son muy bonitos, de sostenibilidad, la sociedad urbana, que no se preocupa por la alimentación, llegó a considerar al agricultor y al ganadero como un enemigo del medio ambiente y un maltratador animal. Entonces, de ahí emanaron las leyes que ha habido en Europa, que todas y cada una de ellas han limitado, han restringido la producción y siempre la han encarecido. ¿Qué debemos exigir a Europa? Yo creo que debe ponerse el foco en el derecho de los ciudadanos de una despensa variada, sana y a un precio razonable. Si seguimos castigando la producción agraria europea, al final vamos a hacer una alimentación de ricos que podrán comer frutas, verduras y una alimentación de menos ricos que tendrán que alimentos procesados.
– ¿Cree que los consumidores están preparados para pagar más por los productos agrícolas?
– Debemos recordar que del 2000 al 2020 hemos disfrutado en Europa de la alimentación más barata de nuestra historia. Jamás fue tan barato comer. No obstante, los precios ya están subiendo y va a seguir en esta tendencia. Al final tendremos que acostumbrarnos, porque así lo hemos decidido los propios europeos, a tener que pagar mucho más por el carro de la compra. Seguimos cerrando granjas, seguimos cerrando invernaderos, no queremos trasvases de regadíos. Si no producimos y lo que traemos de fuera es más caro, pues va a subir. Y todavía veo a la sociedad con ganas de limitar la producción agraria.
– ¿Piensa que los partidos políticos están realizando propuestas ante esta problemática o por el contrario se centran en polarizar para evitar estos problemas?
– Hay un esfuerzo de los partidos políticos en general ahora. Hay poco nuevo que ofrecer. No existen grandes proyectos transformadores. Entonces, en general, y pasa también en Europa, pero muy especialmente en España, pues tenemos las dos Españas, los unos, los otros, los fachas, los comunistas, la izquierda, la derecha, que son debates posicionales que se llaman. Bueno, y uno y otro van a recurrir a ello. Me da mucha pena, porque en el fondo lo único que hace es dividir la sociedad y no construir. Pero bueno, es lo que tenemos. Aquí tanta culpa tienen los que nos dejamos llevar por estas pasiones como los que las causan.
– ¿Cómo ve el problema del relevo generacional en el campo?
– Es un problema gravísimo que efectivamente está ahí. A día de hoy, ¿qué joven quiere meterse en un trabajo que gana poco y que le hace trabajar de lunes a domingo? Además, hoy en día es agricultor es señalado y despreciado con el dedo por matar a todo animal. A día de hoy no es nada atractivo. La gente joven solamente a volver al campo si tiene retribución, si tiene prestigio social y si está en vanguardia tecnológica. Yo creo que algo va a cambiar.
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