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Empleo público versus empleo privado. Los jóvenes y no tan jóvenes buscan cada vez más la seguridad, la flexibilidad horaria y otras ventajas del empleo público frente a la mayor incertidumbre o menor conciliación del privado. Pero en un contexto en el que falta y ... va a faltar cada vez más mano de obra por el envejecimiento de la población, el sector público se ha convertido en un fuerte competidor a la hora de captar y retener talento para la empresa privada, como vienen alertando en los últimos meses expertos y máximos responsables de algunas de las empresas punteras de Euskadi. Una preocupación que no es baladí, ya que el sector público absorbe seis de cada diez empleos generados en los últimos cuatro años –desde antes de la pandemia– en Euskadi.
Y si se abre más la perspectiva y nos remontamos al periodo anterior a la crisis financiera (primer trimestre de 2008) la evolución es aún más llamativa, ya que mientras el ámbito público ha ganado músculo el privado ha menguado. Y es que con datos de la Encuesta de Población Activa del INE, que distingue entre ambos tipos de empleo, la cifra de trabajadores en el ámbito público ha crecido en Euskadi desde el primer trimestre de 2008 –antes de que se iniciara la crisis– hasta el mismo periodo de este año en 29.700 personas, hasta alcanzar la cifra de 161.400 personas. Por contra, en ese mismo tiempo, el sector privado se ha dejado en el camino 89.600 ocupados, hasta quedarse con 763.200.
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Hay que recordar que durante la crisis financiera, que se prolongó entre septiembre de 2008 y hasta 2013, conllevó una fuerte destrucción de empleo en las empresas privadas –algo más de 140.000– que aunque se ha ido recuperando de forma paulatina, hasta reducir ese déficit prácticamente a la mitad, no ha terminado de alcanzar las cifras previas a la recesión, según estos datos.
Si analizamos las distintas ramas de actividad se observa perfectamente esa evolución, ya que la que engloba defensa, seguridad social, educación, actividades sanitarias y de servicios sociales –que en su gran mayoría corresponden al ámbito público– han ganado desde 2008 un total de 47.000 ocupados, como puede verse en el gráfico adjunto.
Por contra, la industria en su conjunto ha perdido desde entonces 50.600, y en concreto la manufacturera se ha dejado 53.900. La construcción también ha registrado una fuerte merma de empleo (-43.900). En menor medida lo han hecho las actividades financieras y de seguros (-5.200) y las inmobiliarias (-1.900).
Eso sí, hay que tener en cuenta que los servicios ligados a la industria se han ido desgajando de éstas, lo que hace que todos estos puestos de trabajo se computen en otros epígrafes, como puede ser el de actividades profesionales, científicas, técnicas, administrativas y servicios auxiliares, que sí ha ganado ocupados (19.100).
Otra rama de actividad que ha adelgazado en cuanto a fuerza laboral en los últimos quince años es la que engloba al comercio y reparación de vehículos, el transporte y la hostelería, que pierde 32.000 ocupados.
Pero dentro de ese crecimiento que ha experimentado el empleo público hay una característica llamativa y es que lo ha hecho en todos estos años a base de incrementar la temporalidad, hasta el punto de que se ha situado de media por encima del 43%, frente al empleo privado, donde esa tasa se limita al 13%, tal y como destaca Carlos Pereda, responsable de Empleo de Confebask.
Pereda resta cierta importancia a esos mensajes que indican que el sector público se está convirtiendo en una «dura competencia» para la empresa privada a la hora de captar o retener el talento que necesitan.
Apunta que el principal problema es el de la falta de mano de obra, pero no tanto que el sector público absorba una parte de esas personas que están dispuestas a trabajar, porque indica que tan solo supone el 15% de todo el empleo que hay en Euskadi, frente al 85% del ámbito privado. «Siempre te van a quitar gente, pero los sectores de actividad son muy distintos, por lo que no suponen un gran problema», especifica.
Además, añade que la mayoría de los que optan al empleo público son personas que están en el desempleo y no tanto trabajadores en activo, con lo que no se puede hablar, en su opinión, de una fuga de talento, no al menos de forma significativa.
Con todo, explica que en los últimos diez años no ha habido OPE, con lo que no ha habido posibilidad de reemplazar a los funcionarios que llevan muchos años y se van jubilando o de crear nuevos empleos en el ámbito público, más que mediante trabajadores interinos. Y que «la avalancha que se está produciendo ahora de ofertas públicas de empleo sí puede descuadrar ese equilibrio de personas que van a uno u otro ámbito». Señala que «si las OPE se hicieran de forma regular el sistema es capaz de sostenerlo, pero estos vaivenes sí pueden crear más tensiones».
Y vuelve a romper una lanza en favor del empleo «más estable que se crea en el ámbito privado, más al hilo de la última reforma laboral», remarca.
Sin embargo, el presidente de la Cámara de Gipuzkoa, Mauri Arregui, alertaba en una entrevista concedida a este periódico del gran desafío de la demografía y la falta de profesionales, y apuntaba a esa fuga de talentos del ámbito privado al público. «Desgraciadamente, hay mucha gente, ingenieros, informáticos, que se escapan al sector público. Se paga bien, es muy seguro y todos creemos que es menos exigente y más flexible en horarios. La gente joven mira por lo suyo y prima la calidad de su vida».
Desde ELA, el responsable de Servicios Públicos, Igor Izagirre, indica que pese a ese aumento del empleo público hay «una apuesta sistemática por la privatización de esos puestos de trabajo, con Gipuzkoa a la vanguardia». Así, indica que hay en estos momentos 100.000 trabajadores en servicios esenciales para la comunidad que deberían estar en el sistema público y que, sin embargo, están privatizados. Y alude al sector de los cuidados, donde el 90% está privatizado, o en el caso de las residencias de Gipuzkoa, donde únicamente el 8% de la plantilla es de administración pública, porcentaje inferior al de Bizkaia y Araba. En el ámbito de la salud apunta que el 85% del empleo está en el sector privado.
Izagirre añade que todo ello hace que el peso del empleo público sobre el privado sea menor en Euskadi que en el conjunto del Estado, en concreto supera ligeramente el 14%, apunta, frente al 16,9% de la media española. Y también es inferior a la media de la UE, donde destacan países como Noruega (32%), Dinamarca (29,6%), Suecia (29,2%) y Finlandia (25%). En Francia es del 22% y en Bélgica del 21%, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Y otro dato importante para el responsable de ELA es la «alta temporalidad existente en el empleo público, donde más del 43% de los trabajadores son interinos o temporales», lo que significa que se triplica el del empleo privado. Añade que el dato es el más alto en comparación con el Estado y Europa.
Izagirre asegura que las OPE convocadas por el Gobierno Vasco no van a lograr reducir la temporalidad al 8% tal y como exige la UE. Así, indica que en Osakidetza se quedan fuera del proceso de consolidación el 85% de los temporales, ya que hay 24.600 y se sacan 3.700 plazas; en Educación se quedan fuera el 70% (salen 4.783 plazas para 17.100 interinos); en la Administración General el 20% (Salen 3.687 plazas para 4.500 temporales) y en Justicia el 80% (204 plazas para 1.070 temporales). En total, apunta, salen 12.854 plazas para 47.570 temporales, de los que 19.200 tienen más de ocho años de antigüedad. A esas 12.854 habría que añadir, dice otras 1.200 plazas para cubrir bajas vegetativas –jubilación– en Salud y otras 1.000 en Educación.
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