Tras un divorcio, ¿cómo se divide el patrimonio?

Además de todo eso, a las parejas dispuestas a romper sus uniones matrimoniales les queda el quebradero de cabeza de dividir el patrimonio común. Un reparto que depende del régimen económico que rija el matrimonio. En el caso de que sean bienes gananciales, el patrimonio se divide después del acuerdo o sentencia judicial. Sin embargo, también hay que pensar en cómo se reparten los distintos activos financieros comunes.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que en el caso del régimen de gananciales, los beneficios obtenidos por cada uno de los miembros de la pareja -desde la fecha de la boda- son comunes. Quedan fuera de esta categoría los bienes privativos que se hayan obtenido antes del matrimonio, así como las herencias o donativos. Si hay separación de bienes, cada cónyuge mantiene su patrimonio de manera independiente, aunque parte de él se haya obtenido conjuntamente.

Fondos de inversión. En el caso de los bienes gananciales, el 50% del valor de la cartera de acciones será para uno de los miembros del matrimonio, y el 50% restante, al otro. «Habría que hacer dos partes iguales con los saldos o participaciones para que una entidad financiera distribuya esos activos. Al no existir venta no se requiere el pago de impuestos, salvo que las partes optaran por reembolsar previamente al reparto», explica Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos, productos y servicios de Self Bank.

Vivienda. Cuando se realizan las escrituras de propiedad de la casa ha de constar si uno de los dos cónyuges ha aportado una cantidad mayor de dinero. Y si ese dinero corresponde a una herencia o donación para poder realizar un reparto proporcional. En el terreno fiscal, se pagarán menos impuestos si se realiza una extinción de condominio, en vez de acudir al notario y firmar una escritura de compraventa para la transmisión de su parte del piso al otro miembro del matrimonio.

Planes de pensiones. Como son de titularidad privada, la cuantía aportada pertenecerá sólo al beneficiario del plan, aunque se haya conseguido durante un matrimonio en bienes gananciales.

Cuentas. Después del divorcio y el reparto de bienes se debe actualizar la documentación legal de las personas autorizadas en la cuenta, así como el resto de documentos financieros.

Tarjetas de crédito. Se han de cancelar las tarjetas de crédito de las cuentas de titularidad conjunta, de forma que se eviten gastos sorpresas por parte del otro cónyuge. Además, hay que revisar los pagos domiciliados en la cuenta.

Joyas u obras de arte. En lo que se refiere a este tipo de activos, se recomienda contratar a un tasador que los valore y haga una proposición de reparto de lso bienes entre la pareja.

La fiscalidad. El cambio de estado civil tendrá efecto en la declaración de la renta. Aquí no ha de olvidarse el régimen o custodia de los hijos, que representa una de las principales deducciones fiscales.

Independientemente de todo lo anterior, el primer consejo para minimizar el impacto económico del divorcio sería «intentar consensuar con la pareja todas las decisiones. No hacerlo puede conllevar un incremento en el gasto. Además, es importante tomar conciencia de la nueva situación financiera y elaborar un presupuesto acorde a ella», dice Victoria Torre. Además, «calcular los gastos fijos mensuales en relación a los ingresos individuales elaborar un nuevo plan financiero y tomar el control de las finanzas».