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Ser joven y que la vivienda sea un problema son patrones comunes. Y más en estos tiempos, donde la demanda supera con creces a la oferta. Esta tendencia ha provocado que el alquiler tradicional esté como nunca, con precios disparados. Entre la juventud, con una movilidad mucho mayor que la de la gente asentada, comenzar las primeras experiencias de emancipación cambiando de domicilio con cierta frecuencia suele ser habitual. Así, surgen fenómenos como el 'coliving': compartir con los vecinos diferentes zonas comunes de la vivienda. De la mano de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y la promotora Metrovacesa, repasamos las ventajas y desventajas de esta modalidad.
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Consiste en compartir con tus vecinos las zonas comunes del edificio. Básicamente, se puede decir que consiste en el alquiler de una habitación con baño propio dentro de un edificio que cuenta con servicios y espacios comunes para el resto de los inquilinos. Pero lo más importante es que también se comparten experiencias, momentos y proyectos, aunque siempre teniendo tu propio espacio de intimidad. Por eso se puede decir que esta filosofía de vida incide en la socialización a nivel personal, algo que también ocurre con el 'coworking' a nivel profesional.
29,8 años
es la edad media de emancipación de los vascos, según el último estudio 'Juventud, emancipación y necesidad de vivienda en Euskadi'.
Aunque no es muy diferente a lo que se ofrece en una típica residencia de estudiantes, es cierto que la vivienda 'coliving' está más enfocada a jóvenes profesionales que viajan a estudiar un máster o un doctorado a otras ciudades, estrenan su primer trabajo lejos del hogar familiar o, sencillamente, buscan independizarse y no disponen de los medios económicos suficientes.
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Para los jóvenes que se van a otra ciudad por trabajo, buscar una vivienda temporal, tal vez para unos meses nada más, es sumamente difícil cuando la oferta de vivienda local es escasa. Alquilar una habitación suele ser la opción más buscada, pero los requisitos exigidos de presentar avales, nóminas y pagar una fianza alta son grandes inconvenientes para estancias cortas, a veces incluso más breves que el tiempo mínimo que el propietario solicita para poder contratar.
Para estos casos, la opción de 'coliving' puede ser la ideal. Se trata de una modalidad de alquiler temporal de un espacio privado dentro de un edificio que cuenta con servicios y espacios comunes que se comparten con el resto de los inquilinos. Es similar al tradicional concepto de residencia de estudiantes, pero enfocado a jóvenes profesionales. Algunos tienen limitaciones o preferencias de edad –entre 25 y 40 años, por ejemplo–.
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Las principales ventajas del 'coliving' en comparación al alquiler tradicional son las siguientes:
-Mayor flexibilidad en cuanto a la duración de las estancias: Entre 2 y 3 meses mínimo es lo más habitual, aunque algunos también permiten la estancia por unos días nada más –en el alquiler tradicional lo mínimo suelen ser 6 meses–.
-Menores requerimientos de acceso: En general se pide una fianza de uno o dos meses. En algunos piden además una cuota de 100 euros de entrada y 150 euros de salida, pero en otros no hay que desembolsar ninguna cantidad.
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Actualmente, se trata de una opción bastante cara, mucho más que si se opta por un alquiler convencional. Todo ello, además, tratándose de un espacio en el que las habitaciones son en su mayoría compartidas, por lo que pierdes privacidad y no tienes en ningún momento la sensación de estar como en casa.
Además, la oferta de 'coliving' actual es muy baja, por lo que tendrás que ajustarte a lo que hay disponible. Generalmente suelen estar en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, lo que se traduce en que el precio se puede disparar aún más. Pagar un precio alto por un espacio pequeño y en el que tienes que compartir cocina, baño, televisión puede desanimar a muchos.
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Lo más barato es alquilar una habitación con baño compartido, cuyo coste mensual se sitúa de media en los 641 euros (736 euros en Madrid), lo que sería similar a alquilar una habitación en un piso compartido tradicional. La opción de alquilar una habitación con baño privado, por su parte, encarece el precio mensual en casi 200 euros de media.
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