
Josep Borrell
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Josep Borrell
Josep Borrell (Pobla de Segur, Lleida, 1947), asegura que el último giro de guion de Donald Trump al pausar los aranceles obedece a la presión ... ejercida por el castigo a los bonos americanos y no tanto a una estrategia de negociación, «como nos quieren hacer ver». En cualquier caso, el que fuera alto comisionado de la UE para Asuntos Exteriores entre 2019 y 2024, asegura que aunque se avenga a negociar los aranceles y haya un acuerdo, «algo impredecible, EE UUya no volverá a ser un socio comercial de preferencia y referente para Europa». Borrell intervino ayer en Donostia en el encuentro empresarial organizado por Elkargi.
– Nuevo giro de guión de Trump. Mantiene en vilo a todo el mundo. ¿Qué se puede esperar?
–Ahora nos lo presentan como que es parte de una estrategia bien pensada, de una especie de capacidad de negociación. Yo creo que se ha asustado o le han asustado con las consecuencias tan graves que estaban teniendo sus decisiones previas, y ha puesto freno.
–Al hundimiento de las Bolsas se une el castigo a los bonos americanos, la deuda pública. ¿Esto último ha sido determinante?
–Contra el bono americano no se juega. Cuando llega al 4,5% de rentabilidad, todas las señales de alarma se encienden y eso seguramente ha sido el detonante. Nos quieren explicar que está aplicando una estrategia genial cuando realmente lo que se está haciendo es responder apresuradamente a una reacción más fuerte de la que él esperaba. Nos decía que era una revolución, pero las revoluciones no tienen un botón que pone pausa. Cuando hay un botón que pone pausa, eso no es una revolución, eso es un desconcierto.
–El exdirector del Washington Post, Martin Baron, dijo en su visita a este periódico que Trump actúa como un «matón». Lo que sí parece claro es que dirige a EE UU como si fuera una gran empresa, lo cual no es nada bueno, ¿no?
–Decir que lo hace como una gran empresa es la expresión más benévola. Se podrían utilizar expresiones más duras.
–¿La respuesta que adoptó Europa este miércoles antes de conocer la pausa, es inteligente como abogaban algunos?
–Europa había tomado unas medidas que entraban en vigor este jueves. Cuando dice Trump en su rueda de prensa que solamente les concede una tregua a aquellos que no habían reaccionado, no dice la verdad, porque sí lo había hecho. Pero la medida que habían aprobado en el Consejo era muy prudente. Afectaba solamente a unos 30.000 millones de relaciones comerciales con EE UU. Y, además, se iban a aplicar en dos etapas. Por lo tanto, era una respuesta de mínimos.
–EE UU ha mantenido los aranceles a China, que son del 125%. Afirman los analistas económicos que es el único país que puede hacerle frente porque tiene una posición de fuerza.
–Es verdad. El mundo occidental ha contestado de una manera muy prudente y con mucha voluntad de llegar a acuerdos. Podríamos decir que ha contestado tirándose el cuerpo al suelo para evitar el fuego enemigo. Pero China no. China ha contestado de una manera tan rotunda como el ataque que ha recibido. A China le puede hacer mucho daño el nivel de aranceles que Trump ha planteado y nos puede afectar de rebote. Porque todos los excedentes comerciales chinos que no vayan a EE UU tendrán que buscar otros mercados. Entre ellos el nuestro. Pero nosotros también haremos lo mismo, también buscaremos otros mercados. A fin de cuentas, EE UU es el 13% del mercado mundial, hay un 87% restante.
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–Trump advierte a Europa de que no se alinee con China. ¿Hay que tomarlo como una amenaza?
–Claro que es una amenaza. Pero queda un 87% de comercio mundial fuera de EEUU, con el que habrá que jugar. Porque hay una cosa que es clara, EE UU ya no será más lo que ha sido hasta ahora: el socio comercial de preferencia y de referencia. Podríamos llegar a un acuerdo o no en esta comedia bufa de los aranceles, no lo sé. Pero ya la relación no será la misma.
–¿La ruptura del sistema de libre comercio es irreversible?
–Es posible que se llegue a un acuerdo para limitar el daño, pero el sistema de relaciones comerciales ha quedado destruido. Él ha dinamitado el orden económico mundial.
–No le ha gustado la visita de Sánchez a China. ¿Puede pasar factura a España?
–Me parece bien la visita dentro de esa estrategia de diversificación. No podemos quedarnos paralizados y soportando las consecuencias de las decisiones de Trump sin tener ninguna capacidad. ¿Que España en este momento se ha convertido en un interlocutor con China? Pues sí, sin duda. ¿Que eso no le va a gustar a Trump? Pues también. Pero con Trump nunca se sabe.
–¿Si no hay acuerdo en los aranceles impactará también en el turismo?
–Trump es un mercantilista de la vieja escuela y para él solo cuentan las mercancías. Si se suman los servicios –el turismo es un servicio, pero los servicios digitales también lo son y nunca habla de ello–, el déficit comercial de EE UU es mucho menor. El solo quiere repatriar la actividad productiva.
–¿Los aranceles abocan a EE UUa una recesión?
–EE UU iba directo a una recesión. El gobernador de la Reserva Federal ya lo había advertido. Además, esas son matemáticas elementales. Si tú pasas los impuestos a la importación del 2,5% al 25% –lo multiplicas por 10–, es evidente que eso tiene un efecto inflacionista inmediato, porque los productos importados pesan el 10% de la dinámica inflacionista de EE UU. Si lo multiplicas por diez ya tienes un 2% de inflación directa. Bueno, esos son los grandes números. Probablemente por eso ha puesto freno.
–¿Le va a pasar a EEUU lo mismo que al Reino Unido con el Brexit?
–Él cree que es el principio de una nueva época de prosperidad basada en la repatriación de actividad industrial que se había deslocalizado y que eso va a mejorar la balanza de pagos. La mayoría de los economistas creen que no va a ser así. Probablemente vaya a haber una repatriación de actividad industrial, pero el problema del déficit exterior americano está asociado a la fortaleza del dólar y a su papel de moneda de reserva de valor. Tú no lo puedes tener todo, no puedes tener una moneda fuerte y al mismo tiempo tener una balanza exterior de superávit. El problema de EE UU es que consume más de lo que produce e invierte menos de lo que ahorra, y cuando a un país le pasa eso tiene automáticamente déficit comercial.
–El acercamiento de Trump a Putin ha descolocado a Europa. ¿Defiende la necesidad de rearmarse?
–Nos ha pillado desprevenidos y estamos un poco desconcertados. Es un cambio telúrico y los europeos tendremos que adaptarnos a estas nuevas circunstancias. En este momento estamos simplemente diciendo que hay que invertir más en nuestra defensa, algo que hubiéramos debido hacer ya desde que Obama nos advirtió educadamente de que teníamos que hacerlo. Pero no le hicimos caso. Es una exigencia de un continente que lleva 15 años desarmándose.
–(...)
–Desde la crisis del euro, los presupuestos militares han sido la variable de ajuste más importante. Obviamente todo el mundo prefiere aumentar las pensiones que no almacenar municiones. Sobre todo si no ves que haya una guerra en el horizonte.
–¿Confía en que se resuelva la guerra de Ucrania para final de año?
–Nadie lo sabe porque él presume de ser el genio de la negociación y aspira al Premio Nobel de la Paz. Pero de momento le ha dado a Putin gratis casi todo lo que quiere, sin pedirle nada a cambio.
–Se está reconfigurando el mundo y los bloques. ¿Tendrá vuelta atrás cuando acabe el mandato de Trump?
–Trump acaba de llegar. Quedan cuatro años largos y son una eternidad al ritmo que vamos. O sea, que más vale que nos preocupemos del presente y dejemos de soñar con un futuro lejano e incierto. Esto es la implosión del sistema de relaciones internacionales que estábamos acostumbrados a vivir.
Josep Borrell se muestra tajante con el conflicto de Gaza. «Estamos asistiendo a la derrota moral de Europa», asegura.
–Asegura que Trump se está comiendo el escenario de Gaza.
–Desgraciadamente, parece que ha dejado de preocuparnos. Y lo que está pasando en Gaza es un horror que la comunidad internacional y en particular Europa no debería tolerar. Pero no solamente lo toleramos, sino que algunos lo aplauden.
–Pese a las imágenes que llegan...
–No, no vemos las imágenes. En Europa nunca nos han enseñado las imágenes de la guerra de Gaza. Las televisiones europeas nunca han enseñado la tragedia, el horror de qué es y está siendo Gaza. Porque ahora los bombardeos y el número de muertos son mucho más fuertes que al principio de la guerra. Y además se está aplicando una voluntad manifiesta de eliminación de un pueblo al que desde hace tres semanas no se le deja entrar ni una gota de nada.
–¿El hambre como arma de guerra?
–Exacto. Y eso tiene un nombre. Cuando veo que Netanyahu es recibido con gran pompa en Europa, en Hungría, y los demás se callan, y las instituciones europeas no tienen nada que decir, me parece que estamos asistiendo a la derrota moral de Europa. Hay una clara voluntad de exterminio de los palestinos.
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