El sueño a examen

El debate se trasladó también a la CAV. Podemos y Sumar se enfrentaron en una dialéctica imposible de seguir, excepto para los iniciados en estos debates. No se supo bien si fueron las ideas centrales del proyecto de cada cual las que les separaron –es cierto, que nunca se escucharon divergencias teóricas de fondo entre ellos–, tampoco se oyeron grandes divergencias en materia de estrategia ni en el manejo de los tiempos de la acción política o problemas insuperables en sus programas. Sí resultó significativo el ruido de las discusiones alrededor del liderazgo de nueva la formación, esa 'cosa' tan apreciada en el mercado de la política sobre quién manda y quién y cómo debe obedecer.

No hubo acuerdo y se dio el caso, igual que en Galicia, de presentarse por separado. El resultado es conocido; Podemos se queda fuera –los 23.679 votos (2,25%) no le dan para obtener presencia parlamentaria–. Sumar tiene «más suerte», le votan 32.620 ciudadanos (3,32%) y obtiene un escaño por Álava. A esta breve historia le faltan dos cosas, la explicación de los resultados; se lo deben a los votantes que confiaron en ellos y se mantuvieron fieles por encima de vicisitudes. Por otra parte, no deben olvidar que el cementerio de la política está lleno de siglas que desaparecieron, creyendo que podían alcanzar el cielo.