Un aviso para navegantes con acento francés
Diario de campaña ·
Salvando las distancias, la abstención récord en las elecciones municipales galas del domingo envía una señal inquietante a todos los partidos vascosDiario de campaña ·
Salvando las distancias, la abstención récord en las elecciones municipales galas del domingo envía una señal inquietante a todos los partidos vascosLa segunda vuelta de las elecciones francesas ha enviado una señal inquietante, salvando las distancias. La abstención récord, cercana a un 60%, proyecta su alargada sombra sobre el 12-J y lleva la inquietud a los partidos políticos vascos. Saben que la desmovilización es ... el talón de Aquiles de la campaña y los datos de la République no son esperanzadores. Más aún cuando la extrema derecha ultranacionalista sigue en el córner dispuesta a capitalizar el descontento contra el sistema y a aprovecharse de la ola de malestar que recorre la democracia liberal europea y que la crisis del Covid-19 puede llevar al extremo.
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Pero la campaña, o lo que dicen que es, sigue su curso. En Abanto, en Bizkaia, Iñigo Urkullu apeló ayer a sus «principios» para negar que quiera una premeditada confrontación con EH Bildu a raíz de los incidentes de Sestao por el mitin de Santiago Abascal. Buscada o no, la polarización entre los jeltzales y EH Bildu forma parte del manual perfecto de la campaña que viene bien a ambos. El PNV siempre se ha planteado como objetivo una apuesta por concentrar el voto moderado en torno a Urkullu. Eso sí, el lehendakari replicó ayer a Pedro Sánchez, sin citarle, al sostener que «Euskadi hubiera gestionado mejor la pandemia sin mando único y sin estado de alarma». Bajo la cogobernanza aflora un pulso bien directo por la interpretación que cada uno hace del autogobierno.
Desde EH Bildu se ha entendido el mensaje. Arnaldo Otegi ha entrado en las últimas horas en escena para complementar el discurso de Maddalen Iriarte, cuyo perfil pretende ensanchar el espectro tradicional de la izquierda abertzale sociológica. Incluso cuando ayer decía que estaba dispuesta «a hablar con todos» Otegi cumple su función como la cumple Arkaitz Rodríguez, el hombre fuerte de Sortu. El partido de la izquierda abertzale que reivindica, en tiempos de la pandemia, la herencia de Rosa Luxemburgo en su histórica sentencia de comienzo del siglo XX: socialismo y barbarie. En esas estamos.
Los socialistas de Idoia Mendia se sienten realmente la llave del momento. Por una parte, desde el PNV se les reconoce como el aliado natural para conformar la mayoría absoluta del Parlamento necesaria para constituir cuanto antes el Gobierno y tomar decisiones urgentes. Por otra parte, la idea del 'tripartito de izquierdas', aunque resulte inviable, también les pone en el candelero y les convierte en el socio necesario para acelerar un cambio en la relación de fuerzas. Porque lo cierto es que, a pesar de que no se dan las condiciones para ese gobierno entre PSE, EH Bildu y Elkarrekin Podemos, la iniciativa de Miren Gorrotxategi puede remover algunos clichés y anticipa un debate que quizá sea posible dentro de diez años. ¿O antes?
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El verdadero objetivo del PSE para ahora pasa por movilizar al electorado del PSOE que se activa en las generales, pero no se implica en unas autonómicas. Para ello confían en el factor arrastre de Pedro Sánchez y en su gancho en sectores que pueden estar tentados en la abstención. La crisis sanitaria, opinan, ha cambiado muchas cosas. Su impacto aún esta por percibirse. La visita de Mendia ayer a la planta Mercedes de Vitoria pretende visualizar esa apuesta por las 'soluciones' concretas, en los sectores más delicados y necesitados de cobertura.
En este contexto, Carlos Iturgaiz, el candidato de la coalición PP+Cs, removió ayer la jornada con un mensaje que será polémico y dará que hablar al denunciar que las ayudas sociales públicas vascas se han convertido en el 'efecto llamada' para atraer 'okupas' y gentes «que delinquen». Lo hizo acompañado de Xavier García-Albiol, alcalde de Badalona y que en su día se hizo famoso por este discurso. Iturgaiz recupera una estrategia que intentó Javier Maroto en una campaña municipal en Vitoria, y que al final le costó la alcaldía, aunque ganase las elecciones como primera fuerza. Un discurso socialmente controvertido, resbaladizo para Ciudadanos y que descubre una competencia con Vox en toda regla.
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Pero, tras los titulares, los datos helados de la crisis que vivimos anticipan una marejada de fondo. Porque las cifras económicas que se vislumbran, con el turismo a medio gas y el comercio muy resentido, nos presagian un verano bastante apagado y auguran que el verdadero mazazo puede venir con el otoño, cuando haya que decidir qué pasa con los ERTEs que ahora dan cobertura a más de cien mil trabajadores vascos. La gente empieza a estar asustada por ese inesperado terremoto y este sentimiento condiciona y, paradójicamente, puede limar las aristas de los discursos más estridentes.
La cartelería de Euskal Herria Bildu difunde la imagen de Maddalen Iriarte como su candidata y la acompaña de la expresión 'zure lehendakari'. La iniciativa encierra una novedad. La institución del lehendakari, como el marco político estatutario del que se deriva, era una figura que la izquierda abertzale -que es una parte sustancial de EH Bildu- rechazaba como uno de los símbolos de la «partición territorial de Euskal Herria». Es decir, no presentaba un candidato a Ajuria Enea. Y ahora sí lo hace. El cambio de look ya no se queda solo en las chaquetas de Arnaldo Otegi en los mítines, sino en el empleo de algunas referencias que durante tiempo estuvieron vetadas por el mundo rupturista.
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