Cerca de 1.8 millones de ciudadanos vascos están llamados a las urnas en las elecciones autonómicas convocadas para el 21 de abril. Félix Morquecho
Diario de campaña

Un chapuzón de realismo en busca de los últimos indecisos

Pradales y Otxandiano libran mañana una partida estresante por la primacía. La polarización, atenuada por Andueza, ha terminado por enganchar la atención mediática de Madrid

Alberto Surio

San Sebastián

Sábado, 20 de abril 2024, 02:00

Las horas finales de la campaña han confirmado las estrategias y han augurado los comicios mas abiertos de los últimos años –sobre todo el PNV y EH Bildu– con una carrera emocionante por los indecisos y cábalas sobre si alianza entre jeltzales será suficiente para ... garantizar la gobernabilidad.

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La primera conclusión que se desprende de este pulso es que se refuerza el protagonismo del 21-A frente quienes pensaban que se había desvanecido. Al final en Madrid se ha terminado por asumir la importancia de los comicios vascos, cuando en un principio parecía que los únicos que realmente valían eran los comicios catalanes el 12 de mayo por su influencia en la gobernabilidad de Pedro Sánchez. Pues no, Euskadi también puede marcar su impronta. Sus ganadores y sus perdedores. No sólo para resolver la pugna por la primacía sino para saber qué resaca puede provocar la repetición para otros cuatro años la alianza entre el PNV y el PSE.

Imanol Pradales tiene una ventana de oportunidad para afianzarse como líder del nacionalismo institucional. Deberá ser capaz de demostrar que es capaz de protagonizar el mantenimiento del modelo de bienestar y del progreso. Su mensaje ha trasladado a las clases medias la inquietud por el futuro económico y la estabilidad si EH Bildu accede al poder.

La imagen

El PNV reorienta el 'out fit' de Pradales para reforzar su perfil de lehendakari

Los jeltzales han querido retratar las contradicciones de Otxandiano y sembrar incertidumbre. Veremos si el PNV al final logra una remontada de votos suyos que permanecían en el territorio de la abstención o de los indecisos. En los últimos días hemos asistido a un proceso de escenificación institucional de Pradales. El PNV lo ha vestido de lehendakari formal –con corbata incluida– y se ha proyectado una imagen cargada de responsabilidad y de dignidad institucional cuando ha posado junto a los lehendakaris Ibarretxe y Urkullu junto a un retoño del árbol de Gernika. El 'out fit' esta vez puede funcionar como una bomba de oxigeno. Al aspirante jeltzale se le empieza a poner cara del lehendakari.

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EH Bildu, con Pello Otxandiano, ha cogido cierta ventaja en algunos momentos pero el candidato ha resultado al final 'lesionado' en la campaña por una dura entrada en el campo de juego por su 'no condena' al terrorismo de ETA. Una jugada en la que la responsabilidad general recae en quienes formulan las respuestas, no en quienes hacen las preguntas. ¿Habrá cambiado la dinámica este incidente? Hasta mañana no lo sabremos a ciencia cierta. La mayoría cree que a Oxandiano le va a penalizar este episodio.

La gran paradoja

El empeño del aspirante de la izquierda abertzale independentista en no condenar y pedir perdón a las víctimas de ETA por si sus palabras pudieran haber herido su sensibilidad ha generado una controversia notable. En todo caso, habrá que ver qué incidencia real exacta tiene sobre el futuro de Otxandiano, que ha embarrado por la imagen y no ha permitido que EH Bildu termine su viaje hacia la homologación plenamente democrática en determinados sectores de opinión 'periféricos' de cultura democrática y plurinacional.

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Balance

Sensación general de que el incidente de la 'no condena' a ETA penalizará a EH Bildu

La gran paradoja en la que se ha movido esa apuesta por el cambio del aspirante de EH Bildu es que aquel propósito se ha tenido que mover en un territorio demasiado lastrado por los prejuicios, al menos en Euskadi, que tienen que ver con el pasado y con algunas de las heridas que el tiempo aún no ha terminado de cicatrizar. Es cierto que el viento a favor del relevo generacional y de una demanda de más transparencia y un nuevo estilo de gobernanza prevalecen sobre cualquier otra consideración. ¿Y el voto del miedo? Para Otxandiano, es lo que se busca a la gente cuando se la quiere asustar con la amenaza de una tercera guerra mundial.

A su vez, el socialista Andueza, ha proporcionado su propio estilo y ha pretendido hacerse un hueco en la dura polarización entre el PNV y EH Bildu. El PSE no lo tenía fácil en un tablero que no se mueve en estos comicios por las claves identitarias entre nacionalistas y no nacionalistas. El eje derecha-izquierda avanza en el debate. Y Javier de Andrés ha intentado formatear al PP vasco en un registro menos encorsetado y tradicional que el asociado históricamente a la resistencia contra ETA. Su objetivo es recupera el espacio fugado en su día como voto útil al PNV. La izquierda confederal, por su parte, intenta sobrevivir de esta partida agónica en la que sufren un achique de espacios: Elkarrekin Podemos y Sumar se arriesgan a desfondarse en las urnas y su lucha es existencial. Ser o no ser. Dentro de poco sabremos si los pronósticos se sustentan en una exhibición de datos reales o en la magia, siempre efímera, de las expectativas.

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