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Donostia es el único municipio de Gipuzkoa donde han llegado a ganar hasta cinco partidos distintos en las autonómicas

Sólo cuatro localidades del territorio han sido 'fieles' al mismo partido en las elecciones al Parlamento Vasco desde hace 40 años: Elgoibar, Azkoitia, Aia y Mendaro

Ainhoa Muñoz

San Sebastián

Viernes, 29 de marzo 2024

La ilusión autonómica se instauró en Euskadi hace ya más de 40 años. En 1980, a finales de la Transición y después de un largo régimen dictatorial, los tres territorios vascos afrontaban unas elecciones clave y decisivas, las que empujaron a conformar el primer Gobierno Vasco en democracia. Desde entonces, se han celebrado hasta doce comicios autonómicos. Y este periódico ha querido hacer un repaso a los resultados que han arrojado las urnas en Gipuzkoa para analizar cómo se han ido comportando los diferentes municipios guipuzcoanos en estas últimas cuatro décadas, cuando apenas resta una semana para que arranque la campaña de cara al próximo 21 de abril.

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Y la primera conclusión es clara: Donostia es, de manera significativa, el gran ejemplo de la pluralidad local. Uno de los exponentes más claros de la diversidad ideológica y política, con hasta cinco formaciones diferentes que han logrado ganar en número de votos en alguna de las elecciones autonómicas: PNV, Eusko Alkartasuna, Herri Batasuna, PP y PSE-EE constituyen el variado mapa donostiarra, convirtiendo así a San Sebastián en la única localidad guipuzcoana, de las 88 que componen hoy el territorio, que ha cambiado en tantísimas ocasiones de color político.

  

La formación jeltzale se hizo con el mayor número de papeletas en Donostia tanto en 1980 como en 1984, cuando la ciudadanía se acercó hasta los colegios electorales aún compungida por el asesinato tres días antes de esta última cita con las urnas del socialista Enrique Casas. Hasta que en 1986 se produjo un vuelco abrumador en perjuicio del PNV: la fractura en dos corrientes del voto del nacionalismo histórico llevó a Eusko Alkartasuna -en la actualidad integrado en la coalición de EH Bildu- a arrasar en toda Gipuzkoa, también en la capital. Cuatro años después, en 1990 y favorecidos por la escisión del PNV, Herri Batasuna (HB) obtuvo el mayor apoyo en votos en San Sebastián. Un resultado antagónico al que se registró en las siguientes autonómicas, en 1994, cuando el PP de Jaime Mayor Oreja, entonces candidato a lehendakari, alcanzó las 17.407 papeletas en la capital. Los populares vascos volvieron a replicar su victoria en 1998 en este rincón guipuzcoano -el único que se ha teñido de color azul celeste en estas cuatro décadas- que aún arrastraba esa estela emocional y traumática que supuso el asesinato de Gregorio Ordóñez. Un detalle: entonces, era Arnaldo Otegi quien aspiraba a ser lehendakari bajo las siglas de Euskal Herritarrok (EH), y ganó en el cómputo de toda Gipuzkoa. Y es que a lo largo de su historia, la izquierda abertzale ha ido utilizando distintas marcas para poder situarse en la legalidad de las elecciones. Hasta lo hicieron bajo la denominación de Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV-EHAK).

Dicen que la unión hace la fuerza. Y esa premisa impulsó a PNV y EA a aparcar sus sonadas discrepancias para concurrir en coalición tanto en 2001 como en 2005. Una decisión acertada, a tenor de los resultados, ya que la entente triunfó también en San Sebastián en aquellas dos ocasiones. Hasta que los socialistas, coaligados ya desde 1993 con Euskadiko Ezkerra, vencieron en 2009 en la capital guipuzcoana en una convocatoria electoral en la que la izquierda abertzale estaba ilegalizada, y que llevó a Patxi López a instalarse en Ajuria Enea. Desde entonces, en las elecciones al Parlamento Vasco de 2012, 2016 y 2020, el PNV volvió a recuperar en las urnas el 'poder donostiarra'.

La pugna entre partidos

Este voto tan volátil, sin embargo, se topa de frente con otro dato revelador: apenas cuatro municipios de Gipuzkoa se han mantenido 'fieles' al mismo partido -en este caso al PNV- en todas y cada una de las doce elecciones a la Cámara de Vitoria. Se trata de Elgoibar, Azkoitia, Aia y Mendaro. Este último desde 1984, tras su constitución como municipio. Eso sí, la mayoría de localidades -46 de 88, aunque hay que tener en cuenta que en 1980 el mapa de Gipuzkoa estaba compuesto por 81 municipios- han ido alternando el triunfo electoral entre dos partidos.

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En un 80,4% de los casos -es decir, en 37 de los 46 municipios-, la pugna se evidencia entre el PNV y los diferentes partidos que recogen los postulados de la izquierda abertzale. Entre ellos se encuentran municipios como Oiartzun, Hernani, Astigarraga, Bergara, Elgeta, Ezkio-Itxaso, Irura, Itsasondo, Lazkao, Legorreta, Mutriku, Oñati, Ordizia o Lezo. En otras localidades, como Zumaia, el PNV ha ganado en once de los doce comicios, hasta que en las últimas autonómicas EH Bildu arrebató a los jeltzales la primacía en votos.

Otra batalla entre partidos se refleja en otras cuatro poblaciones -Eibar, Irun, Urnieta y Zumarraga-, en este caso por la pelea entre el PNV y el PSE-EE. Mientras que otro duelo se ha manifestado históricamente en Zarautz, en este caso, entre el PNV y Eusko Alkartasuna. Un escenario que se replica en Beasain, Idiazabal y Albiztur.

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Un dato único y llamativo: desde su constitución como nuevo municipio de Gipuzkoa en 1986, en Lasarte-Oria siempre habían ganado los socialistas vascos, hasta las autonómicas de 2020, cuando la coalición soberanista se convirtió en clara ganadora.

A lo largo de estos 40 años, la rivalidad entre las distintas fuerzas políticas también arroja otra cifra que pone en evidencia la falta de lealtad a un partido: en 35 de las 88 localidades guipuzcoanas, el triunfo electoral ha estado siempre en juego entre tres formaciones diferentes, como en Tolosa, Hondarribia, Deba o Getaria. Localidades donde la competencia ha estado entre el PNV, EA y la izquierda abertzale. O en Errenteria y Arrasate, donde la pugna queda radiografiada entre las diversas siglas de la izquierda abertzale, el PNV y el PSE.

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Además, pisándole los talones a Donostia en cuanto a la diversidad de voto se encuentran Alkiza y Olaberria, donde han llegado a ganar hasta cuatro formaciones políticas distintas a lo largo de las doce elecciones autonómicas que se han celebrado desde 1980. Lo que demuestra que su población tampoco ha adoptado una actitud incondicional en las urnas.

Otra de las referencias que arrojan los resultados depende también del número de votantes que se acercan a los colegios electorales. Y también los que, en el lado opuesto de la balanza, se quedan en casa y no acuden a votar. En realidad, la participación y abstención en las diferentes citas han ido variando a lo largo de los últimos años. Pero hay poblaciones de Gipuzkoa que se han colado en varias ocasiones en el ranking del 'top 5' de mayor participación y mayor abstención en cada elección.

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Orexa, por ejemplo, aparece en esa clasificación de mayor número de votantes hasta en once de las doce ocasiones. Le sigue Getaria, Ormaiztegi, Zerain, Aduna y Antzuola. Por contra, y siguiendo el mismo baremo, las poblaciones más abstencionistas son Hernialde, Amezketa, Larraul, Belauntza, Berrobi y Pasaia. Aunque lo cierto es que, en general, se trata de poblaciones pequeñas y, por ende, con un censo electoral menor.

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