![La economía vasca resiste la marejada gracias al empleo](https://s3.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2024/04/10/PORTADILLA-ECONOMA-(1200X840)-kyFI--1200x840@Diario%20Vasco.png)
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La verdadera 'prueba del algodón' sobre la marcha de la economía vasca, en un momento histórico en el que en muy poco tiempo se han acumulado enormes obstáculos en el camino, no es otra que la marcha del empleo. Y ese examen Euskadi lo aprueba con nota. Se puede decir que con una calificación de un millón, que es la cifra de afiliados a la Seguridad Social que ya se ha consolidado en la comunidad autónoma, que ha marcado varios récord históricos recientemente. Al igual que Gipuzkoa, que se mueve ya en cifras inéditas y próximas a los 338.000 ocupados, con los servicios como gran tractor aunque no el único, puesto que la industria sigue creando puestos de trabajo. A nadie se le escapa que en estos últimos años el empleo público ha crecido más que el privado, que ha visto cómo el funcionariado le 'robaba', gracias a su evidente atractivo, no pocos trabajadores. Mientras, la tasa de paro vasca se queda en el 6,33%, la más baja de España, donde la media es del 11,76%, según los últimos datos ofrecidos por el INE.
La 'foto' es buena, máxime si tomamos en cuenta que se produce tras el tremendo zarpazo del Covid, dos guerras (la de Ucrania y la de Gaza), una crisis energética europea y una espiral inflacionista que ha marcado a fuego los últimos años y que, a la postre, ha empujado al Banco Central Europeo (BCE) a elevar el precio del dinero y con ello a frenar en seco la inversión.
Aun así, y toda vez que la economía vasca es muy abierta y, por tanto, muy dependiente del exterior, sobre todo de Europa, donde algunos grandes clientes como Alemania o Francia están sufriendo bastante más que Euskadi, la senda que se dibuja por delante es de una desaceleración 'controlada'.
Un año para tomar carrerilla. Esa desaceleración ya asumida se evidencia, por ejemplo, en unas previsiones oficiales que se han enfriado un tanto para este año para elevarse, eso sí, con vistas a 2025. Así, y según la información ofrecida hace apenas unos días por el Gobierno Vasco, se espera que Euskadi crezca un 1,9% en 2024, ejercicio en el que será la demanda interna la que tire del carro (el gasto de los hogares y las administraciones, así como las inversiones públicas y privadas) mientras la demanda externa (el juego entre exportaciones e importaciones), lejos de lo que venía siendo tradición, no es ya que no aporte sino que incluso va a restar crecimiento. En realidad, todas las miradas están puestas en el Banco Central Europeo (BCE) y en sus movimientos, que en esa lucha que mantiene con la inflación es lo que ha moderado el gasto y la inversión.
Sin embargo, existe un consenso bastante amplio en que la segunda parte del año será muy distinta, ya que gracias a una serie de bajadas de tipos consecutivas a partir de junio volverán el crédito y la inversión. La razón de esa alegría no es otra que el regreso de la inflación a una senda 'normal' después de unos años de auténtica locura que llevaron el IPC a cotas del 10,6% (en julio de 2022) con los alimentos, sobre todo el aceite de oliva, en precios prohibitivos.
Las estimaciones oficiales para 2025 son muy diferentes y se sitúan en el 2,1%, dos décimas más de lo que se pensaba a finales del pasado ejercicio, precisamente por ese cambio de rumbo del BCE y la vuelta de la confianza.
Invierno demográfico. Más allá de los números, los tipos de interés o la macroeconomía, la gran preocupación, la gran amenaza para el futuro (incluso el inmediato) del País Vasco es lo que muchos denominan ya como 'el invierno demográfico'. Tras esa expresión se esconde una realidad tan sencilla como peligrosa y que no es otra que (sencillamente) no hay personas que den el relevo a la gran jubilación de los niños del 'baby boom', que ya ha comenzado y que va a sacar del mercado laboral a miles de personas en muy poco tiempo, justo cuando el país afronta grandes transiciones como la energética y la digital. El envejecimiento de la fuerza laboral es tal, que el 54,4% de los trabajadores en activo superan ya los 45 años, lo que obliga a fomentar la natalidad y a redoblar la formación y recualificación.
Éste y no otro se presenta como el gran desafío para el Gobierno que salga de las urnas el próximo día 21. En 2030 habrá 80.000 personas menos en edad de trabajar, ya que en diez años se jubilará cerca del 25% de los actuales empleados. Para propiciar una 'primavera demográfica' habría que traer hasta 220.000 personas a Euskadi.
El arraigo –en los últimos años hemos visto no pocas compras de empresas con la consiguiente fuga de los centros de decisión–, la falta de vocaciones científico-técnicas y un absentismo extrañamente alto son otros de los retos económicos de país.
Una nueva fiscalidad. Aunque es un asunto que queda en manos de las diputaciones, a nadie se le escapa que el futuro Gobierno se va a encontrar en medio de una nueva reforma fiscal en Euskadi en la que se van a abordar asuntos como la vivienda, la propia demografía o las EPSV. Asuntos que forman parte de la campaña electoral.
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Mikel Madinabeitia | San Sebastián
Mikel Madinabeitia | San Sebastián y Oihana Huércanos Pizarro (Gráficos)
Josu Zabala Barandiaran
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