Buzón. Caja metálica con una ranura en la parte superior que adorna los portales y permanece vacía gran parte del año, salvo sorpresas en forma de folletos de pizzerías y cartas dirigidas a personas desconocidas. El ya casi obsoleto dispositivo revive durante las campañas ... electorales, fechas en las que se llena de sobres con rostros sonrientes, fotos repletas de color, mensajes optimistas y promesas imposibles de cumplir. En estos días la soledad de los buzones se hace más llevadera.
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Reflexión. Jornada en la que los cabezas de lista de los principales partidos políticos salen a pasear por el monte, pasan el día con su familia, cocinan para los amigos en una sociedad, hacen deporte y leen ensayos sobre la globalización o libros de poesía contemporánea, todo ello con rostro de gran satisfacción y felicidad indescriptible. Los más osados lo harán todo a la vez. Los más apocados se conformarán con solo uno de estos planes. Ninguno dedicará la tarde del sábado a vegetar en el sofá mecido por las soporíferas ondas de la televisión. O, por lo menos, nadie lo dirá.
Suplente. Desdichado ciudadano que algunos domingos, hacia las 8.30 de la mañana, se junta a la puerta de un colegio con personas vagamente familiares a las que les une la misma cara de pasmados. El suplente guarda en lo más profundo de su ser la gran esperanza de volver a casa con una bolsa de cruasanes antes de que despierten los niños y el inmenso temor de que el miembro de la mesa electoral al que se ha visto ligado desde que recibió la carta de reclutamiento haya enfermado de malaria.
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