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Las encuestas –esta vez sí– dieron en el clavo y lo que se pronosticaba como un final de 'foto-finish' entre PNV y EH Bildu se confirmó en el escrutinio de anoche en unas elecciones en las que se estrenaban la mayoría de los candidatos. ... Todo un dato inédito. Los jeltzales, que soportaban la presión de encajar unos resultados declinantes en las últimas citas con las urnas, pudieron recortar distancias en la última semana, que sin duda alguna ha sido el tramo decisivo de la campaña para que Imanol Pradales apretara en los puntos débiles de Otxandiano. La formación que lidera Ortuzar, con un candidato apenas conocido cuando fue elegido para relevar a Iñigo Urkullu –todo un icono en el PNV–, sudó a fondo la camiseta en esta campaña que los jeltzales tuvieron muy cuesta arriba porque los ciudadanos vascos, sobre todo después de la pandemia, priman las cuestiones relacionadas con el bienestar social por encima de las reivindicaciones identitarias.
En Sabin Etxea había anoche más alivio que satisfacción en las caras de sus dirigentes porque son conscientes de que al final salvaron los muebles y están abocados a hacer un examen riguroso de los errores cometidos en la pasada legislatura porque su principal rival, EH Bildu, tiene sus mismos escaños y se ha quedado solo a 27.000 votos. Los peneuvistas bajan cuatro puntos sobre las elecciones de hace cuatro años –en Gipuzkoa siguen perdiendo gas con cinco puntos perdidos– y ese es un síntoma de desgaste que a buen seguro tomarán buena nota en el EBB en la formación del nuevo gobierno que liderará Pradales de la mano de Eneko Andueza, que anoche logró dos escaños más de los que sumó hace cuatro años sus partidos. El líder de los socialistas vascos entrará previsiblemente en el futuro Gobierno Vasco con más peso e influencia. Su avance se gestó en la última semana de campaña. Fue decisivo su colmillo a la hora de poner en evidencia al candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, que tropezó al no definir a ETA como organización terrorista ni condenarla. El suelo ético es la asignatura pendiente de la coalición soberanista, que anoche logró el mejor resultado electoral de su existencia con un candidato joven como Otxandiano que jugó la campaña con propuestas y sin pisar charcos, pero que al final resbaló en algo tan elemental para quien quiere aspirar a gobernar.
La cuarta plaza fue para De Andrés, del PP, que sumó un escaño más y mejoró el espacio de la derecha constitucionalista, después de completar una campaña más moderada y vasquista que anteriores citas.
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