Volver a empezar

El alto mando del PNV y del PSE volverá a sentarse alrededor de una mesa de Sabin Etxea para iniciar las negociaciones con el objetivo de formar un nuevo gobierno de coalición liderado por Pradales, que no tendrá casi nada que ver con el actual ... que está en funciones. Urkullu y la mayoría de sus actuales consejeros dejarán paso a una nueva generación que afrontará las prioridades y retos que los ciudadanos han trasladado en las urnas. Aunque jeltzales y socialistas tienen sobrada experiencia en engrasar ententes de coalición, en esta ocasión ambos partidos deberán hilar fino hasta el último detalle para estructurar un gabinete suficientemente sólido que relance áreas estratégicas cuestionadas en el pasado más reciente. Tanto Pradales como Andueza se han comprometido a reforzar el label de calidad de los servicios públicos porque son conscientes de que dentro de cuatro años serán evaluados por la gestión de Osakidetza, la educación, los cuidados, la seguridad, el empleo y un largo etcétera de las 'cosas del comer'. La gestión primará en el arranque de esta legislatura sobre cuestiones identitarias, que desde las filas de EH Bildu –ahora con 27 escaños– intentarán agitar desde el principio para buscar las contradicciones del futuro gobierno. Para evitar posibles fisuras internas en las divergencias que surjan, y al margen de que se vuelvan a pactar las diferencias dentro del Gobierno, Ortuzar ya ha avisado que habrá «solo un gobierno y no dos». Jeltzales y socialistas quieren que el gabinete de Pradales tenga solidez. El lunes hablarán de programa y más programa, como defendía Anguita, con la incógnita de si Andueza decide ser el vicelehendakari socialista en un ejecutivo en el que su partido tendrá más peso político. No hay que olvidar que si el PSE no hubiera sumado dos escaños a los 10 que ya tenía, la coalición PNV-PSE estaría ahora sin mayoría absoluta.