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Cuando las quinielas apuntaban a Arnaldo Otegi como candidato a lehendakari, el líder de la izquierda independentista ya lo había elegido a él. Un reto de altura para alguien que hasta ahora ha sido un desconocido para la sociedad vasca y que ha estado cerca de lograr, por vez primera, la victoria de EH Bildu en unas autonómicas bajo la bandera del «cambio de ciclo» y con el viento a favor de las encuestas. Aficionado a andar por los montes, esta vez Pello Otxandiano no ha podido llegar a la cima, aunque se ha quedado cerca. De hecho, al lograr los mejores resultados de EH Bildu en unas autonómicas en su corta historia, mantiene vivo su objetivo de liderar algún día el Gobierno Vasco.
Otxandiano, que liderará la oposición en el Parlamento Vasco, no ha ocupado más cargos públicos que cuando fue concejal de su pueblo natal, en Otxandio en 2011. Antes de ser nombrado candidato de la coalición soberanista conocía las entrañas de partido como pocos por su aportación como ideólogo en la función de director de programas de EH Bildu. Es de una nueva generación que no estaba al frente de la histórica izquierda que fue connivente con la violencia terrorista de ETA. Su paso por Suecia le marcó. El modelo de los países nórdicos son una referencia en su forma de entender la política.
Otxandiano es doctor en Ingeniería de Telecomunicaciones y tras su primera experiencia política como concejal de su pueblo, en el que su hermano Aritz ha sido alcalde, fue miembro de la dirección de Sortu. Es el perfil de los nuevos tiempos de la izquierda independentista y, aunque ha intentado evitar que sus adversarios políticos le endosen la mochila del pasado, 'tropezó' en varias ocasiones en la última semana de campaña cuando fue requerido por temas de memoria y suelo ético. Ha mostrado su voluntad de seguir dando pasos por la convivencia, pero no ha condenado a ETA. Es más, tras una campaña en la que se ha centrado 'en las cosas del comer', se ha visto envuelto en la polémica por su negativa de calificar a ETA como «grupo terrorista» señalando que fue un «grupo armado», algo que quizás ha podido tener cierta influencia en la no culminación de su escalada.
Al frente de la dirección de programas de EH Bildu, Otxandiano ha realizado una aportación cualitativa en el diseño de propuestas estratégicas relacionadas con políticas públicas y se ha reunido con diferentes agentes sociales y económicos de Euskadi. A su condición de teórico se ha sumado la de negociador, para llegar a acuerdos en temas tan trascendentales como la Ley de Educación. También ha tenido una relación directa con el sector empresarial e industrial del territorio. Con estos ha conseguido dejar atrás las reticencias del pasado y construir una relación de mayor confianza.
Las ideas y modelos de los países del norte de Europa están muy presentes en las propuestas de Otxandiano. De los cuatro años de investigación de su tesis doctoral que presentó en la Universidad de Mondragon, uno lo cursó en Chalmers University of Technology, de la ciudad sueca de Göteborg. En esa estancia tuvo la posibilidad de conocer de cerca los países nórdicos, sus características sociales y económicas y sus políticas públicas. Así, ha defendido la propuesta que recoge el programa electoral de EH Bildu de «desmilitarizar» la Ertzaintza con ejemplos de los citados países, donde «no combaten las cuestiones relacionadas con la inseguridad con más policías».
Un bombardeo
Otxandiano quiere conjugar su vocación política con sus conocimientos tecnológicos. En este sentido, apuesta por la aplicación de tecnologías disruptivas como la Inteligencia Artificial o el Blockchain en políticas públicas que empujen procesos de transformación social y económica. Algo que estaría sobre la mesa si llega a la Lehendakaritza.
La historia de su familia también ha forjado su forma de ser. El bombardeo de su pueblo natal el 22 de julio de 1936 por parte de la Legión Cóndor en el que resultó muerto su bisabuelo y dos hermanos de su abuela materna constituyó un momento fundacional para su familia, algo que ha marcado el devenir y la visión de las siguientes dos generaciones.
Otxandiano es un hombre tímido y amante de la naturaleza, que aparentemente muestra nervios de acero. Su carácter introvertido ha quedado patente durante la campaña. Ha confesado que cuando le propusieron como candidato a lehendakari sintió «vértigo a la exposición pública» y que le dijo a Otegi que no veía su cara en los autobuses. La tendencia ascendente de su partido le ha permitido no tener que sobreactuar y mantener su carácter tranquilo.
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