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La del 28-M no está llamada a ser una noche de grandes emociones en Álava. De hecho, todo apunta a un claro escenario de 'statu quo' en la provincia. El PNV de Ramiro González lograría una victoria incontestable en las próximas elecciones forales con ... más del 30% de votos, según la encuesta de Ikerfel. Con este resultado, González tendría al alcance de su mano convertirse, una vez más, en diputado general y haría historia en la política alavesa: sería el único que logra encadenar el cargo tres legislaturas seguidas, ya que el popular Javier de Andrés ganó tres elecciones consecutivas pero sólo pudo gobernar en una ocasión.
El estudio demoscópico deja pocas dudas: los alaveses refrendarían la gestión del Gabinete González de estos últimos cuatro años al frente de la Diputación en compañía del PSE y darían su confianza a los jeltzales con un 31,1% de los votos, su mejor marca desde 1983, cuando en las primeras forales lograron un 37,39% de los apoyos. El porcentaje que le otorga la encuesta es de 1,7 puntos más que en 2019, cuando obtuvieron 47.510 sufragios, el 29,41%.
Todas esas papeletas nacionalistas se tradujeron entonces en 17 procuradores en las Juntas Generales, unos sillones que el PNV podría retener en estos comicios. La encuesta estima una horquilla de entre 16 y 18 escaños para la formación, que podría reeditar con todavía más holgura su mayoría absoluta junto con los socialistas.
El otro socio de Gobierno, el PSE, tampoco parece sufrir el desgaste de estos cuatro últimos años de gestión foral. Todo lo contrario. El sondeo adelanta una ligerísima subida de la candidatura que lidera Cristina González que podría alcanzar el 19,1% (19% en 2019) de los sufragios con los que, incluso, tendrían al alcance de la mano sumar un juntero más de los diez que ahora cuenta. Los socialistas podrían hacer una lectura positiva de estos datos y recibirían un espaldarazo de los alaveses a su gestión de las carreteras, el transporte, el empleo y la cultura en la provincia.
En los últimos tiempos, se venía dando por hecho una importante subida de EH Bildu en el territorio. Es cierto que la coalición se ha esmerado mucho en extender su poder en los pueblos, más allá de sus feudos tradicionales. Sin embargo, la encuesta no refrenda esa percepción de un hipotético gran arreón soberanista. Los de Eva López de Arroyabe, ganadera de profesión, sí verían mejorar de forma notable su posición en la circunscripción de Tierras Esparsas (que agrupa a la Álava más rural), donde ganarían medio punto, pero sus resultados tanto en Vitoria como en Ayala serían prácticamente un calco a los de 2019.
EH Bildu afianzaría su papel como segunda fuerza y se quedaría con un 21% de los apoyos, solo una décima menos que los que obtuvieron en los comicios de 2019. Con ese dato, la encuesta otorga a la coalición abertzale entre 11 y 13 junteros, por lo que podrían empatar en procuradores con el PSE... o superarles por dos. Es ahí donde está la verdadera partida en las Juntas.
El Partido Popular se mantendría como cuarta fuerza, lograría retener sus ocho junteros actuales y podría obtener una ligerísima mejoría en porcentaje de voto con respecto al de los pasados comicios. Iñaki Oyarzabal mantendría su base de votantes fieles en Álava y demostraría que en estos cuatro últimos años, tan convulsos para su partido en el plano nacional, ha logrado cauterizar y coser la herida de 2019 que provocó, a borbotones, una sangría de votos que les hizo perder hasta cuatro escaños y caer desde la primera hasta la cuarta posición.
El descalabro fue también muy doloroso en la pasada cita electoral para Elkarrekin Podemos, que entonces perdió cuatro junteros. La quinta fuerza caería ahora, sí, e incluso bajaría de la barrera psicológica del 10%, con el 9,2% del voto. Pero el descenso sería más suave y los de David Rodríguez tan solo se dejarían medio punto, por lo que incluso podrían llegar a mantener sus cuatro junteros actuales. Eso sí, el estudio demoscópico también abre la posibilidad a que pueda perder uno. Por otra parte, el partido morado es en el que la encuesta detecta más indecisos entre sus simpatizantes, eso en un escenario en el que baja la abstención en la provincia, del 34,7% de 2019 al 31,7% que se espera ahora.
Ante esta foto electoral, la única gran incógnita que quedaría por resolver en la noche electoral es la posible entrada de Vox en las Juntas Generales. La encuesta de Ikerfel deja abierta a la ultraderecha esa puerta a la que los de Abascal llevan llamando desde los pasados comicios. Ahora acariciarían con la yema de los dedos su ansiado sillón según el estudio demoscópico con el 2,8% de los sufragios, que se dispara al 3,1% en la Álava más rural.
El Gabinete González-González aprueba con una nota media de 5,4. La encuesta de Ikerfel pregunta de forma directa por la gestión del PNV y el PSE en la Diputación en estos cuatro últimos años y el 32% de los alaveses dan su visto bueno. El 28% califica «bastante positivamente» al pacto de Gobierno, con un entusiasta 4%, que le daría un sobresaliente. Un 36% le otorga una calificación más tibia (con notas de entre 5 y 6) y el 24% restante lo suspende. Los más generosos a la hora de puntuar al Ejecutivo foral son los votantes socialistas, con un 6,6, los del PNV le dan un 6,4 y los de EH Bildu un 4,2.
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