Los nervios se disparan en Gipuzkoa
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El PNV se dispone a echar el resto esta semana ante los ajustados pronósticos que confirman una fuerte subida de EH Bildu. La clave, movilizar a todo su electoradoSecciones
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El PNV se dispone a echar el resto esta semana ante los ajustados pronósticos que confirman una fuerte subida de EH Bildu. La clave, movilizar a todo su electoradoEn la recta final de la campaña, los nervios electorales empiezan a dispararse en Gipuzkoa. Sobre todo, en el PNV. Los pronósticos del fin de semana han confirmado lo que se intuía. Los jeltzales ganan, pero su victoria tiene un punto agridulce porque el crecimiento ... de EH Bildu, tanto para las Juntas Generales como para el Ayuntamiento de San Sebastián, les muestra un flanco vulnerable. El margen de ventaja del PNV se estrecha y, especialmente en Donostia, se detectan síntomas de desgaste de materiales. Es verdad que las encuestas no plantean el sorpasso, pero la subida de EH Bildu es elevada y puede ocasionar a medio y largo plazo un serio problema estratégico al PNV que tiene un evidente trasfondo de relevo generacional en el liderazgo del nacionalismo.
Es por eso que, en este contexto, el PNV va a echar el resto en Gipuzkoa y en San Sebastián. La consigna es evitar sustos. Los jeltzales han decretado el estado de movilización general en un territorio en el que, después de sufrir la escisión de EA, consiguieron devolver a su partido la cuota de poder que había perdido a mediados de los años 80. Y en esas están, en una campaña en la que Eider Mendoza, su candidata, va a contar esta semana con el apoyo constante del lehendakari Iñigo Urkullu y del portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, que además se propone elevar considerablemente el diapasón. El PNV necesita movilizar a todo su electorado con un discurso emocional más rotundo que reduzca el riesgo de una elevada abstención y que desactive esas bolsas de indecisos que aún siguen habitando entre nosotros.
Mientras tanto, en EH Bildu dicen que están más tranquilos, que detectan una enorme corriente de simpatía. Y no solo entre sus votantes tradicionales o de Unidas Podemos. Piensan que, en esta ocasión, puede haber incluso trasvase de voto socialista en las Juntas. O mucho voto dual, una cosa a la Diputación y otra al Ayuntamiento.
Veremos si se dan o no esos movimientos pero en el PSE se ha afianzado ya la tesis de que ante esta polarización, su papel de moderador cobra mayor importancia si cabe a la hora de evitar la vuelta del hegemonismo nacionalista. Porque a veces los socialistas tienen una tenue sospecha de que si el PNV temiera de verdad que en Euskadi se articulara un bloque de izquierdas con posibilidades de gobernar, lo cortocircuitarían con anterioridad ellos mediante la vuelta de un gran acuerdo entre los partidos abertzales. Otra cosa es que EH Bildu esté a estas alturas por ese escenario tan de los años 90, porque puede darse el caso de que lo vean ya como una 'ventana' superada y ahora prefieran la 'geometría variable' de acuerdos. Con unos y con otros, en función de los sitios, las circunstancias, los programas y los factores personales, que haberlos haylos.
Mientras en Gipuzkoa se libra este pulso, la batalla alavesa se va a centrar en Vitoria, en donde todo, absolutamente todo, es factible porque PNV, EH Bildu y PSE están muy cerca. A los jeltzales les preocupa, lógicamente, perder Vitoria, la capital de Euskadi, con l a candidatura de Beatriz Artolazabal. Piensan que van a ganar, pero admiten que pueden ganar los rivales. Y los socialistas creen tocar con los dedos el triunfo, y por eso le traen al presidente Sánchez día sí y día también para arropar a Maider Etxebarria.
El mismo grado de incertidumbre se da en Pamplona, con una alta expectativa de cambio. Joseba Asirón, alcalde de EH Bildu entre 2011 y 2015, piensa que la mayoría quiere un cambio y que está dispuesto a configurar un gobierno progresista alternativo a UPN y PP. Pero necesita el voto del PSN, y su candidata Elma Saiz insiste en que será ella la alcaldesa, y que no pactarán ni con la derecha ni con los independentistas. Los veteranos cuentan la 'Operación Balduz', cuando un socialista fue elegido alcalde de Pamplona en 1979 con el inesperado apoyo de HB. Entonces, la izquierda abertzale tenía siete ediles, el PSOE, cinco y el PNV dos. Por cierto, Julián Balduz cierra simbólicamente la lista socialista de la capital navarra. ¿Podría ocurrir algo parecido el 28-M? No es fácil, pero tampoco descabellado. Ciertamente, la hemeroteca es oro puro.
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