El PNV reedita su pacto con EH Bildu y retiene la Alcaldía de Laguardia

El PP, que volvió a ganar los comicios del pasado 28 de mayo y obtuvo un concejal más que los nacionalistas –aunque con el soporte de apenas 13 votos de diferencia–, se queda una vez más sin tocar poder en esta localidad de apenas 1.500 habitantes que, sin ser la más poblada de Rioja Alavesa, si tiene un gran valor simbólico (es la capital oficiosa de la comarca) y notable peso económico y social. En la nueva ecuación, no figura el PSE, que perdió a su único concejal tras los comicios de mayo.

La cuestión es que, finalmente y pese a la ambigüedad de dirigentes jeltzales como José Antonio Suso (presidente del ABB), el PNV se coaliga con EH Bildu para conservar Laguardia. Un Ayuntamiento que –junto con el de Labastida– lleva semanas concentrando los focos de la negociación entre las cúpulas de nacionalistas y populares en la estrategia de cruzar apoyos a modo de agradecimiento por el cerrojazo a Bildu en ayuntamientos como el de Vitoria.

El presidente del Euskadi buru batzar (EBB), Andoni Ortuzar, ya dejó entrever que en Laguardia las urnas dejaron casi «un empate técnico» entre las dos formaciones (345 votos del PP frente a 332 del PNV). Un caso diferente al de Labastida, donde la formación que preside Iñaki Oyarzábal, rozó la mayoría absoluta (46,86% de los votos frente al 29,48%). Aquí se anunció la renuncia a presentar candidato, pero en Laguardia esa incógnita se mantuvo hasta el final. Raúl García Ezquerro se postuló y (sin sorpresas) ha logrado el apoyo mayoritario del pleno.

Integrante de muchas asociaciones culturales y avezado dantzari (ejerce con pasión «desde los cinco años»), cogió la makila del Consistorio de la localidad en abril del pasado año tras la dimisión de Lucio Castañeda. Hasta ese momento había sido el concejal de Cultura, Participación Ciudadana e Igualdad. Impulsar la VPO y dar una solución a la A-124 a su paso por Laguardia o a los terrenos de la Barbacana, donde se proyecta un centro de salud, han sido retos de su equipo que tendrá que rematar. Lo más inminente, la entrada en servicio del nuevo sistema de regulación del aparcamiento (OTA), no exento de discrepancias, que reservará para los residentes todas las plazas situadas junto a la muralla.