Diario de campaña 23-J
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Diario de campaña 23-J
En busca de la ola perdidaPedro Sánchez inició ayer en San Sebastián una frenética campaña por el voto útil en las elecciones generales del próximo domingo para intentar ganar todos los pronósticos y confirmar su 'manual de resistencia' con el que ganó inesperadamente en su partido frente al establishment ... y la 'vieja guardia' en 2016. Lo hizo en Donostia, que no estaba previsto en el guion inicial, al igual que de víspera lo había hecho en Huesca. Hay una decena de provincias pequeñas o medianas en las que los socialistas disputan por el último escaño una encarnizada batalla y lo hacen mesa a mesa electoral. Entre ellas, Lugo o Sevilla. Lo que está en juego es una veintena de diputados que pueden resultar decisivos en el juego de mayorías, La visita de José Luis Rodríguez Zapatero anteayer a la capital guipuzcoana -que ha elevado la moral emocional en el PSE- buscaba el mismo efecto. Sacudir a la 'familia PSOE' con el mantra de 'la derecha cavernicola' y meterle un revulsivo a las bases con la bandera del orgullo socialista. «Somos diésel, tardamos en arrancar, pero luego nos ponemos en velocidad de crucero», comentaba un dirigente en el hotel de Londres, emocionado tras el agradecimiento del expresidente a Jesús Eguiguren por su implicación personal en la búsqueda de la paz en Euskadi. «Jesús es muy querido en el partido y la mención de Zapatero coloca las cosas en su sitio», aseguraba.
PP El PP quiere pasar rápido el traspiés de Feijóo sobre las pensiones y pide el voto útil a la izquierda
PSOE Los socialistas centran la batalla electoral en una veintena de diputados 'de provincias'
Sánchez intentó coger la ola, ayer en el Kursaal, toda una metáfora surfera, con un discurso-alerta sobre el triunfo de «la derecha más radical de Europa». Los socialistas sostienen que el incidente de las pensiones -en el que Feijóo tuvo un evidente desliz al señalar que el Gobierno del PP siempre se había posicionado a favor de revalorizar las prestaciones por jubilación en función del IPC- ha abierto realmente otra campaña electoral y puede entenderse como un punto de inflexión. En La Moncloa no hay más que calculadoras en este momento. «Con 150 escaños entre el PSOE y Sumar gobernamos», comentan en el equipo socialista, que admiten que todo depende, claro, que a esa suma se le incorpore el bloque periférico nacionalista y que este no ponga condiciones imposibles, por ejemplo, con la exigencia de un referéndum de autodeterminación para Cataluña. Y, también, que PP y Vox no tengan una cifra superior de escaños. Según ese hipotético escenario, Sánchez podría ser reelegido presidente por mayoría simple en segunda vuelta si PSOE, Sumar y el grupo soberanista tienen más representantes que el PP y Vox juntos. El domingo se despejará la incógnita.
Hay nervios y todo el mundo intenta disimularlos como puede. En el PP no ocultan una íntima sensación de euforia y sugieren que las cifras van a ser mejores de lo previsto, y van a estar más cerca de 160 que de 140 escaños. En ese supuesto, Feijóo podría gobernar sin la hipoteca de Vox, una baza que los populares pretenderían para que el nuevo Gobierno tenga manos libres.
Desde Sumar se reconoce una sensación paradójica. Incluso los más 'cafeteros' son conscientes de que las cosas podrían haberse hecho mejor, que la inserción de Podemos en el movimiento de Yolanda Díaz podía haberse hecho con tiempo y más cuidado porque hay viejas cuitas por saldar. Pero a estas alturas, a lo hecho pecho. La coalición va a poner el foco en la alerta de las mujeres ante un giro a la derecha más radical. Y confían en que Yolanda Díaz sea la gran ganadora del debate a tres que esta noche ofrece RTVE entre la vicepresidenta, el propio Sánchez y el líder de Vox, Santiago Abascal. Una discusión rara y atípica, en la que la silla vacía de Feijóo podría tener un coste, aunque quizá ya sea demasiado tarde para que el asunto tenga su impacto. Pero incluso Vox sabe que el espacio televisivo, con su minuto de oro, puede catapultar sus opciones y frenar un trasvase hacia el PP que parecía irreversible. El puzle electoral está que arde.
La imagen del día
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se dio ayer un singular baño de masas en San Sebastián. Lo hizo junto al mar, en el Palacio del Kursaal, en una tarde nublada del verano donostiarra. Y en una fecha, el 18 de julio, que fue recordada por la candidata socialista, Rafaela Romero, en referencia a la sublevación franquista de 1936 contra la Segunda República. La mayoría de los pronósticos no les son favorables, pero el PSOE sí cree que ha conseguido movilizar a su base social a pesar de tratarse de unas elecciones atípicas, en pleno verano. La campaña, con pocos mítines y una notable presencia en las redes, ha vuelto a poner de manifiesto en todo caso la fuerza que mantiene la pasión política. Una paradoja en un tiempo líquido de escasas certezas en lo que todo, desde las ideologías a los liderazgos, se pone en cuestión.
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