Ander Carazo
Domingo, 23 de julio 2023, 22:33
El PSE se alzó este domingo como primera fuerza en Álava, algo que no sucedía desde 2008. Logró convencer al 27,7% del electorado y subió cerca de 9.000 papeletas respecto a hace cuatro años. Una magnífica evolución que tuvo como gran damnificado al PNV, ya que su socio en la inmensa mayoría de las instituciones vascas se dejó 13.000 sufragios en el recuento y confirmó las malas sensaciones que habían existido en las municipales. La clave nacional de estos comicios, sin embargo, no perjudicó a EH Bildu, que se convirtió en la segunda fuerza con más sufragios de la provincia al haber cosechado 5.000 más.
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La pequeña bolsa de cuatro escaños que se reparte en el territorio histórico fueron para el PSE, EH Bildu, PP y el PNV, en ese orden. Los populares recuperaron el escaño en Álava que pedieron en la debacle de la doble cita electoral de 2019. Los votantes han preferido el perfil moderado de Javier de Andrés frente a apuestas anteriores como Javier Maroto y Marimar Blanco. Y no sólo consiguió entrar en el Congreso sino que, además, acabó tercero en la provincia.
En este escenario, Sumar es quien se queda sin representante en la Carrera de San Jerónimo, que ha visto cómo en 2016 arrasó y 'rozó' el segundo escaño –entonces bajo el paraguas de Podemos y con Juan López de Uralde como reclamo electoral– y ahora se queda totalmente en blanco con Guillermo Presa a la cabeza.
Mikel Legarda mantiene el acta como diputado en Madrid, pero el PNV se queda con un sabor amargo tras el 23-J. El pesimismo que se percibía en los últimos días durante su campaña en la provincia se confirmó a medida que se contaban las papeletas. Y es que pasó de primera fuerza en las dos últimas elecciones de 2019 a cuarta con siete puntos porcentuales menos que entonces y vuelve a niveles previos a 2015, cuando el 'bipartidismo' condicionaba claramente estos comicios. Ni siquiera la cómoda distancia respecto a la confluencia de partidos liderada por Yolanda Díaz –cerca de 6.000 sufragios– pudo consolarles. La sensación de desgaste que se había percibido en las municipales se repitió 55 días después en las generales.
Pero en esta ocasión, el resultado peneuvista no se puede achacar a una alta abstención como en 28-M –la participación fue prácticamente calcalda a la de 2019– ni a la clave nacional de estos comicios, ya que EHBildu –su incipiente rival en el espectro nacionalista– sí que logró movilizar a sus votantes y acabó como segunda fuerza en el recuento final en Álava.
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La lista encabezada por Iñaki Ruiz de Pinedo subió tres puntos porcentuales y logró captar gran parte de los sufragios que se dejó Sumar en el camino hacia las urnas. De esta manera confirma las buenas sensaciones que dejaron los comicios locales –desde cuando ostenta 15 de las 51 alcaldías de Álava, cinco más que en 2019– y supera al PNV en más de 4.000 papeletas.
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