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Josu Álvarez
Viernes, 16 de agosto 2024, 02:00
La Semana Grande donostiarra intensifica la jornada de trabajo de los operarios de limpieza. La cantidad de basura que se acumula en las calles deja escenarios «increíbles» y que «asustan», como el que se encontró en el puerto de Donostia Tommy Corral, un trabajador del Grupo FCC: «Hace años me asusté porque la basura no me dejaba ver el suelo. No me lo creía, el muelle estaba lleno de vasos de plástico», relata el limpiador.
Con un horario que «ocupa las 24 horas del día», Tommy Corral está pendiente de las indicaciones que le pueden llegar en cualquier momento de la jornada. «Los operarios de limpieza tenemos que estar atentos a los avisos de Donostia Festak o del propio Ayuntamiento. Con los fuegos artificiales y otro tipo de actividades puede haber algún contratiempo», explica Corral. Una experiencia que el operador «lleva bien» al pensar que «solo dura una semana de verano». Para el limpiador el hecho de trabajar «mañana, tarde y noche» no es la mayor complicación de la Semana Grande. La gran diferencia con respecto al resto del verano tiene lugar en el periodo de la preparación previa, que sirve para coordinar y evitar que el personal se entorpezca entre sí. «Organizarse es lo más complicado. Es importante coordinar a todo el equipo de manera que no se molesten trabajando», cuenta el encargado de limpieza.
Durante las fiestas se viven noches de caos organizado, ya que «los trabajadores son distribuidos en las diferentes zonas» planificadas para su higienización. Estas representan a los espacios y barrios más frecuentados de la ciudad por estas fechas. Las actividades se diversifican, pero hay lugares que requieren más trabajo que otros por la acumulación de basura. «Las zonas en las que más suciedad se acumula suelen ser el interior de la Parte Vieja, el Boulevard y el muelle. A veces el Paseo Nuevo por los papelitos de las tómbolas, las cartulinas del bingo o las entradas de las barracas». Un despliegue de operarios que ronda los 25 activos cuando se trata del saneamiento de las playas, las cuales tienen que quedar impolutas por la mañana. «En total tenemos unas 25 personas que se encargan de las playas, unas siete u ocho por cada una, y tienen que dejarlas limpias para las 10 de la mañana», detalla Corral.
El esfuerzo de los operarios de limpieza durante la Semana Grande solo sigue la tendencia del resto del verano. «El trabajo de limpiador durante el verano es una constante, no se trata solo de la Semana Grande. Siempre hay algún evento todos los fines de semana. Desde junio con los sanjuanes hasta que terminan las estropadak hay bastante lío. Es un no parar».
La imagen que presenció el operario al no poder ver el suelo del puerto donostiarra no es lo habitual, puesto que «la ciudadanía se ha concienciado en los últimos años». En cada edición de la Semana Grande, la empresa realiza un pesaje que arroja datos esperanzadores. «Hacemos pesajes anuales y cada año baja. Solemos recoger unas 110 toneladas. Este año yo creo que bajaremos a las 100», asegura.
A pesar de ello, son muchas las situaciones en las que los encargados de limpiar las calles han tenido que lidiar con las «quejas» de los viandantes. Y es que los donostiarras son «exigentes» al tratarse de una de las ciudadaes más galardonadas por su limpieza. «A veces oyes un 'para eso os pagamos' si se topan con algo en el suelo», confiesa Corral, aunque «por suerte no es lo normal».
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