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Los retos del futuro, de la especialización a la cercanía

Los retos del futuro, de la especialización a la cercanía

40 aniversario de la Ertzaintza ·

JESÚS J. HERNÁNDEZ

Domingo, 6 de febrero 2022, 07:43

Cuando se creó la Ertzaintza había una intención diáfana de que fuera una Policía que el pueblo sintiera como propia, a la usanza inglesa, como esos 'bobbies' que patrullan con aire desenfado y dialogante, siempre sin pistola. Luego, la obstinada realidad del terrorismo frustró aquellos planes, pero la querencia por una Policía de proximidad ha seguido ahí, de plan en plan, sin acabar de tomar forma.

Basta un caso para entender la razón principal. Por ejemplo, una manifestación que puede desembocar en unos disturbios. Un dispositivo de seguridad con agentes dialogantes y desarmados requiere de una dotación infinitamente más numerosa que si los policías tienen la posibilidad de recurrir a la fuerza en caso de complicaciones. Si el despliegue es más amplio, es también mucho más costoso. Ahí existe una barrera. La Ertzaintza tiene poco más de 7.500 uniformados y esa cifra no aumenta, aunque los diferentes agentes sociales han insistido en que deberían alcanzarse los 8.000 efectivos.

El Departamento ha hecho gestos en los últimos años para mostrar su cara más amable, empezando por su nombre. Cuando el socialista Rodolfo Ares dio el relevo a la jeltzale Beltrán de Heredia, pasó de llamarse Interior a Seguridad. Pero las transformaciones más hondas requieren formar específicamente a la plantilla e insuflar recursos.

El punto de partida tampoco es el óptimo. La actividad de ETA obligó al Cuerpo a un repliegue del que todavía se notan las consecuencias. Durante años, los ertzainas no podían patrullar las calles con normalidad porque eran objetivo de la banda y esa práctica comprometía su seguridad. Ahora lo hacen, pero los expertos creen que la normalidad nunca ha llegado a asentarse del todo. Algunos se sienten desprotegidos tras la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana.

Delitos en boga

La violencia de género, los robos con fuerza y los homicidios. Esos son los delitos que más inseguridad ciudadana generan y los que la Ertzaintza considera estratégicos. Cuando se pregunta a los agentes por sus grandes retos de futuro, hablan de «la especialización y la modernización». No se trata solo de digitalizarse y enfrentar los delitos informáticos, que también. Consideran vital mejorar la comunicación con otros cuerpos policiales, algo en lo que se dieron grandes pasos desde el fin de ETA pero en lo que queda camino por recorrer.

El yihadismo, pese a lo que pueda parecer, no está entre las grandes amenazas a las que se enfrenta la Policía autonómica, según los propios policías. Lo que sí ven necesario es crear una unidad específica para combatir a las bandas juveniles y organizadas y hacer una unidad de drogas diferenciada.

Que todo tipo de delitos recaigan actualmente en los agentes que se encargan de investigación (UIA) conduce al colapso del sistema. Algunos de ellos quedan impunes y ese es uno de los resortes que conduce a los delincuentes a la reincidencia. En la balanza, la prevención es siempre la hermana pobre, pero también puede ser la más efectiva.

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