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Qué queda -y no queda- de ETA

Cabía suponer que sus herederos compensarían el desarme y su propia orfandad radicalizando posturas. Pero se impuso la necesidad del blanqueamiento

Sábado, 16 de octubre 2021, 23:24

ETA hubiese podido cesar en su actividad terrorista hace diez años, sin disolverse después. Hubiese podido escenificar la entrega de armas manteniéndose en su papel fiscalizador de lo que ocurriera en Euskal Herria y de lo que hiciese o dejase de hacer la Izquierda Abertzale. ... Pero la banda armada no tuvo más remedio que desaparecer anunciando «el final de su trayectoria y su actividad política», porque no podía más. Ni siquiera la certificación en Aiete del «fin del último conflicto armado de Europa» según Kofi Anann le sirvió para mucho. Aunque fuesen palabras que honraban el terrorismo al presuponer la existencia de dos bandos equiparables.

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