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Lunes, 28 de noviembre 2022, 13:29
Es un problema global, pero la acción debe ser local y territorial. Hablamos del medio ambiente, de su cuidado y de los peligros que tiene no respetarlo. Planeta solo hay uno y tenemos la responsabilidad de salvaguardarlo, por las generaciones que vendrán, pero también por nuestro propio interés, ya que estamos notando desde hace algunos años las consecuencias que tiene no mimar nuestro entorno.
La sociedad guipuzcoana tiene, en líneas generales, interiorizado ese mensaje de que debemos cuidar el medio ambiente. Las instituciones, además, han tenido en muchos casos un papel protagonista, y muy acertado, en lo que a concienciación se refiere. El tejido empresarial e industrial piensa también en verde y, en muchos casos, ha sabido ver una oportunidad donde otros veían dificultades. En Gipuzkoa existe un importante número de organizaciones que, en torno a la sostenibilidad, han encontrado interesantes fórmulas de negocio.
Gipuzkoa es, además, ejemplo de sostenibilidad en muchos aspectos y, por ejemplo, la Comisión Europea invitó el pasado mes de junio a José Ignacio Asensio, diputado de Medio Ambiente, para presentar en Bruselas el modelo que el territorio tiene en comunidades energéticas.
Con la mente puesta en que una Gipuzkoa sostenible será siempre un territorio mejor, no debemos perder de vista las amenazas que en este ámbito acechan para salvaguardar nuestro planeta y, quién sabe, si encontrar en ellas también oportunidades que nos conviertan en un territorio más fuerte.
Temperaturas veraniegas que se alargan hasta prácticamente noviembre tras un mes de octubre inusualmente seco. Esta realidad vivida este año en Gipuzkoa es una consecuencia del cambio climático que en Gipuzkoa también se deja notar.
De acuerdo con el último informe de la fundación Naturklima sobre la evolución de la temperatura en nuestro territorio, en los últimos 50 años ha experimentado un ascenso del orden de 0,24 ºC por década. En lo que al periodo estival se refiere, la subida es de 0,3 ºC cada diez años.
Las consecuencias de esta variable son días de temperaturas muy elevadas, olas de calor y un aumento progresivo de las llamadas noches tropicales, que son aquellas en las que la temperatura no baja de los 20 ºC. Una de las conclusiones de este estudio es que el verano en Gipuzkoa sea 10 días más largo que hace 50 años.
Además, las inundaciones, los embates de mar y los fuertes vientos han provocado en Gipuzkoa costes económicos que ascienden a 270 millones de euros en el periodo 1994-2020.
recordar que Gipuzkoa es un territorio especialmente vulnerable ante las consecuencias del cambio climático y, tal y como se hizo público a mediados de este mes de noviembre, el ascenso del nivel medio del mar provocaría potencialmente inundaciones en el núcleo de Pasaia.
En el caso de Donostia, una de las pocas capitales del Estado con un plan específico de adaptación al cambio climático, el incremento en el nivel del mar será también un problema ya que si hoy el nivel del mar está en torno a los 20 centímetros, en 2100 podría alcanzar los 120.
Gipuzkoa cuenta, por suerte, con una sociedad comprometida en pos de la sostenibilidad y con un tejido empresarial e industrial que también lo está. La Semana Europea de la Prevención de Residuos que acaba de celebrarse ha dejado patente cómo el modelo guipuzcoano se basa en un sistema en el que los residuos se transforman en recursos y estos (según los últimos datos, 200.000 toneladas recuperadas de la gestión de residuos, que constituyen una fuente de materias primas secundarias) ofrecen una oportunidad para el desarrollo de una industria del reciclaje y la reutilización.
En este sentido, cabe destacar que la economía circular representa una oportunidad de futuro para el desarrollo de la competitividad de la economía guipuzcoana y las cifras así lo confirman: solo la industria del reciclaje representa más de 6.600 empleos en el territorio, con una facturación de cerca de 1.500 millones de euros. Además, se estima que las actividades vinculadas con la gestión de los residuos, la recuperación de materiales, la reparación y reutilización de objetos diversos y su reintroducción en el mercado, suponen aproximadamente el 6 % del PIB guipuzcoano.
En este apartado, el de la generación de residuos, un dato para la reflexión: Gipuzkoa desperdicia anualmente un total de 123.000 toneladas de alimentos y prácticamente la mitad de este desperdicio se produce en nuestros hogares.
Una de las mayores preocupaciones de muchos guipuzcoanos y guipuzcoanas es la crisis energética. La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha desatado una escalada en los precios de la luz y el gas, principalmente, que no será sencilla de afrontar en muchos hogares guipuzcoanos.
El territorio también tiene una actitud clara en este sentido y marca el camino para hacer frente a la crisis con las comunidades energéticas ciudadanas, una apuesta por crear una nueva cultura energética social y verde en los municipios, a través del impulso de las instalaciones fotovoltaicas y la creación de comunidades energéticas que en 2023 llegarán a 30 municipios y 5.000 hogares.
Lasarte-Oria es un paradigma en lo que a comunidades energéticas se refiere. Esta localidad será el primer municipio de Euskadi en asegurar la transición energética a prácticamente la totalidad de un municipio, con seis instalaciones que garantizarán el acceso a energía limpia y renovable en régimen de autoconsumo. La previsión es abastecer a 1.000 familias y comercios del municipio con un ahorro estimado en su factura del 30 %.
Otro de los paradigmas guipuzcoanos en lo que a sostenibilidad, amenazas y oportunidades se refiere es el de la nueva movilidad. El gasoil es otra de esas fuentes de energía cuyo precio se ha disparado, pero no sólo es un problema para nuestro bolsillo, sino que lo es también para nuestro medio ambiente.
En Gipuzkoa, desde hace algunos años, se ha apostado con firmeza por la nueva movilidad, sostenible e inteligente, y el territorio cuenta con verdaderos referentes a nivel internacional en este terreno en el sector privado. En 2021 nació en Tolosa MUBIL, el polo de la nueva movilidad y que tiene entre sus finalidades crear un ecosistema guipuzcoano con agentes relacionados con la movilidad inteligente y sostenible, para que Gipuzkoa sea un referente en Europa.
Entre todos (instituciones, empresas, agentes del ecosistema y, por supuesto, la ciudadanía) debemos actuar de forma transversal para dar respuesta al reto de la sostenibilidad. Una Gipuzkoa más verde será siempre una Gipuzkoa mejor y, en gran medida, es un reto que todos, como sociedad, debemos afrontar desde la acción individual.
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