Hacer memoria de aquel día es doloroso. Es revivir imágenes que aún hoy nos hacen daño. A primera hora de la mañana sonó el teléfono. ... Era Pedro Gabilondo: «Han matado a Santi». Tras unos segundos en blanco, de golpe, el brutal impacto con la realidad. Lo primero que me vino a la cabeza en aquel instante fue la imagen de Santi bajando a la redacción a conversar con su amigo Jon Trueba; casi siempre de deporte, pero también de lo divino y lo humano... Gracias a Jon conocí más de cerca a Santi. Y lo primero que me viene a la cabeza hoy, 20 años después, es el recuerdo de una redacción rota. Desolada. Mucho dolor y rabia. Abrazos y silencio. Me sobrecogió ver a un compañero llorar como un niño. El asesinato de Santi fue otro intento de ETA de atemorizar a quienes trabajábamos en los medios. Había ocurrido antes. Habían asesinado a otros, y siempre lo sentimos. Pero esta vez la víctima era uno de los nuestros, y la pena, inmensa.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La NASA premia a una cántabra por su espectacular fotografía de la Luna
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.