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Veinte años. La vida salpica escenas que jamás se olvidan. Esta es una de ellas. El asesinato de un compañero. No se procesa en el ... instante. Ni se entiende con el tiempo. Aquel momento fue un antes y un después para todos los que convivimos con Santi. La crueldad que embestía durante décadas en este país, llega a tu piel, a la mesa de al lado, a esa persona con la que discutías de la Real o de ciclismo.
Con la perspectiva que dan veinte años percibes que una situación como aquella fortalece tus principios como persona y redobla tus ideales como profesional. Santi no lo sabe pero ha sido un referente para una generación de periodistas/trabajadores con el Adn de DV. Desde que di mis primeros pasos en esta empresa yo le veía como un 'señor mayor', como me verán a mí los jóvenes cachorros de la redacción actual, pero Oleaga era el 'jefe de los presupuestos'. Un hombre que vivía con intensidad su tarea para que los números rojos vivieran lejos de Ibaeta, y a fe que lo conseguía. Podíamos estar analizando el último partido de la Real y de repente se levantaba para... apagar la luz de la salita de reuniones. Quizás fruncía el ceño por el gasto de un viaje, aunque siempre colocaba por delante la mejora del periódico, de su periódico, y ahí terminaba todo.
Esta es mi mirada personal y humana de Santi. Es el recuerdo que quiero que me quede y que deseo transmitir. Sin embargo, no puedo esquivar la huella que dejó aquel asesinato, de dimensiones gigantes. La crueldad a la que sometió ETA a la sociedad puede parecer ciencia ficción a las nuevas generaciones pero quien la vivió de cerca da fe del drama diario que supuso. El asesinato de Santi sumó una línea a esa lista dolorosa de muertes. Pero para nosotros fue algo especial, nadie disimuló la rabia infinita e indignación en aquellas primeras horas que se fueron transformando en un chute de energía para culminar un periódico extraordinario como homenaje. Evidentemente nada era comparable al dolor de su familia. El trabajo de una redacción volcada, plena de coraje y, a la vez, serena, dio como fruto unas páginas repletas de cariño. También lo son este suplemento, fiel reflejo de que nadie olvida a Santi ni a su familia.
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