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Me encantaría saber qué se cenó en Arzak el 19 de enero de 1987. Seguro que mucho y bine, como es costumbre en esa ilustre casa a la que obviamente no hace alusión el título de este texto. La cena de la vergüenza fue la ... que esa misma noche se celebró en la sociedad Gaztelubide y no por el menú ofrecido (consomé, angulas, solomillo y tarta de hojaldre), sino porque no pudo asistir a ella Pilar Miró. Ni ella ni ninguna otra mujer, ya que Gaztelubide no admitía la presencia femenina más que a mediodía o, en fechas señaladas como el día de San Sebastián, a partir de las doce de la noche.
Como asociación privada, Gaztelubide tenía derecho a sus propias normas de admisión. El problema estaba en que esta sociedad gastronómica ostentaba un singular protagonismo en la tamborrada: no sólo jugaba un papel destacado en la izada de la bandera, sino que era la que invitaba a la corporación municipal a compartir mesa y mantel antes de ese acto. Desde 1967, año en que se entregó el primer Tambor de Oro, también acudían a esta tradicional cuchipanda los distinguidos con tal galardón. En la hemeroteca no hay referencias a qué es lo que ocurrió cuando en 1972 y 1979 se premió a doña Josefina Carabias y Carmen Usobiaga, pero probablemente se recurrió a la misma fórmula que resignadamente tenían que aceptar tanto las esposas de los hombres invitados como las concejalas Pilar Larraina o Carmen Pérez: cenar por su cuenta en sociedades que sí admitieran la entrada de mujeres en la víspera de San Sebastián. Por ejemplo en la Gastronómica o en la Unión Artesana, que lo hizo en 1978.
Sin embargo, en 1987 el vaso de la paciencia acabó rebosándose. El ayuntamiento eligió aquel año como Tambores de Oro a Beltrán Osorio, duque de Alburquerque y presidente de la Sociedad de Fomento del Hipódromo donostiarra, y a Pilar Miró por haber ayudado –siendo directora general de Cinematografía– a que el Festival de Cine recuperara la categoría A del circuito internacional. A nadie se le ocurrió que la señora Miró estaría automáticamente excluida de la cena en Gaztelubide, que aunque no fuese estrictamente oficial sí servía oficiosamente de inauguración de los actos festivos para las autoridades.
El 18 de enero, en este mismo periódico, la parlamentaria Koro Garmendia publicó una carta denunciando que el alcalde y otros dirigentes acudieran a un evento en el que se vetaba a quien ellos mismos habían decidido homenajear. Miró acabó cenando en Arzak junto a Pilar Larraina, Odón Elorza, Diego Galán y la mujer del primer edil, mientras en Gaztelubide se ponían las botas el lehendakari Ardanza, el diputado general Imanol Murua y el alcalde Ramón Labayen. Este último hizo unas declaraciones en prensa poco afortunadas («me siento en un ambiente masculino que me agrada mucho cuando ceno esa noche en Gaztelubide, una sociedad muy hospitalaria») y encima se le ocurrió brindar por la ausente durante la cena. Desde 1989 las autoridades decidieron cenar en otros sitios.
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