![El torero y la cerveza](https://s3.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2023/04/14/ana2-k1LD-U20065373363BfB-1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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A ustedes no les sorprenderá porque, al final y al cabo, el zurito es un invento guipuzcoano y probablemente sepan algo de su origen, pero cuando hace un par de años desvelé en El Correo las raíces taurinas del corto cervecero hubo muchos lectores a ... los que se les cayó el mundo encima. De repente la palabra «zurito» (tan identitaria y tan de aquí que sirve para distinguir a la primera al cliente autóctono del foráneo) no tenía nada que ver con el euskera ni con el blanco color de la espuma de cerveza, sino que estaba relacionada con un torero cordobés y una cuadrilla de amigos donostiarras.
El torero era y sigue siendo Gabriel de la Haba Vargas, nacido en Córdoba el 14 de septiembre de 1945 y miembro de una importante saga de toreros y picadores conocidos como «los Zuritos». La panda de amigos era la peña taurina Zurito, creada en 1963 en Donostia a mayor gloria del txikiteo, la fraternidad y la admiración por el joven novillero Gabriel, que entonces comenzaba a destacar en el panorama del toreo. A falta de ciertos detalles que seguramente nunca se podrán confirmar, la historia es la que sigue: uno de los socios de la peña, Carlos Pérez Garrido, prefería beber cerveza en vez de vino durante las rondas por la Parte Vieja. Por entonces no todos los bares tenían cañero y menos aún estaban dispuestos a dar la irrisoria cantidad de 100 mililitros de cerveza (equivalente a un txikito o pote de vino) en lugar de una caña. La logística no era fácil para el amante de la malta, que tenía que apoquinar más que sus amigos por la bebida y que encima, para poder seguir el ritmo de los demás, o bebía más cantidad o se dejaba la mitad del vaso en la barra.
Las nuevas generaciones eran ya entonces menos aficionadas al vino que sus padres o abuelos. El consumo de cerveza se disparó en toda España durante los años 60 y los hosteleros fueron poco a poco adaptándose a los gustos de aquellos clientes que pedían cebada en vez de rioja. Los de la peña Zurito encontraron la solución a su dilema cervecero en el bar Irutxulo del célebre Patxi Alkorta, el que inventó la txapela de txapeldun y tiraba dos cohetes cuando metía gol la Real.
Unos dicen que quien bautizó al corto de cerveza como «zurito» fue Pérez Garrido, otros que Alkorta (miembro del club taurino en cuestión) y algunos que simplemente fue por asociación con el nombre de la peña. Fuera como fuese el nombre tuvo tirón y en pocos años se extendió a toda Euskadi, con tanto éxito que su vínculo con aquella cuadrilla donostiarra y su admirado torero se fue diluyendo y acabó en el olvido. Lo más entrañable de la historia es que la saga de los Zuritos ya había tenido una intensa conexión con Donostia: el padre de Gabriel, Antonio de la Haba Torreras (1901-1965) realizó sus mejores faenas en el coso local y el mismísimo Ernest Hemingway contó algunas de ellas en 'Muerte en la tarde' (1932).
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