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Miércoles, 18 de noviembre 2020
El sifón, y por lo tanto la denominada agua de seltz, era un clásico que había que ir a rellenar cuando se acaba el contenido. Y es que tiempo atrás era corriente ver en las casas un sifón con el que se soltaban algunos chorros a un vermut o cualquier otro aperitivo, incluso al vino cuando faltaba gaseosa. No obstante, el agua de seltz y la soda tienen algunas diferencias.
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Eran tiempos donde existían bodegas de vino, como las existentes en las calles Getaria y Sánchez Toca, en San Sebastián. En todas las localidades solía haber un despacho de vinos, en el que se adquirían también muchas más cosas. El sifón ha sido algo que ha ido unido a muchas generaciones, al igual que el agua de seltz.
Lo curioso del caso es que Seltz es una localidad francesa donde no hay ningún manantial. El nombre proviene de una derivación del manantial existente en Selters, en la localidad alemana de Hesse. Estas aguas eran conocidas desde la antigüedad como «agua de soda» al contar con un alto nivel de sodio, de «soda».
El agua de seltz sale de la tierra ya carbonatada, con un alto contenido de dióxido de carbono, lo que produce las burbujas tan típicas. En el siglo XVIII exportaban botellas a toda Europa, siendo muy conocida –además de como bebida refrescante- por ciertas cualidades medicinales, sobre todo para el estómago.
Pero la investigación, junto con la pericia de los fabricantes, consiguió ofrecer al mercado bebidas similares, como la soda, con la diferencia de que las burbujas se habían añadido posteriormente al agua, mostrando por lo tanto niveles más altos de ácido carbónico. Así llegó este producto, esta agua con burbujas a multitud de hogares y no sólo a las clases pudientes, que hasta entonces eran las que lo disfrutaban.
Anteriormente el sifón, no como en la actualidad, solía llevar una malla metálica o de plástico duro como protección ante una posible explosión (dada la precariedad de los sistemas en décadas anteriores). No hay que olvidar que el sifón es un recipiente a presión y que las cargas, las reposiciones, podían ser complicadas.
La diferencia entre el agua de seltz y el agua de soda es que la primera está constituida por agua y al menos seis gramos de anhídrido carbónico por litro. El agua de soda cumple este requisito pero lleva además bicarbonato de sodio. Por lo tanto son sabores diferentes. Como elemento diferenciador, la gaseosa suele llevar, además de agua, anhídrido carbónico, aromas, azúcares y/o edulcorantes y cualquier aditivo que esté autorizado.
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