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Jueves, 29 de octubre 2020
A punto de entrar en el mes de noviembre, llega la temporada de recolección y consumo de las alcachofas, una verdura muy arraigada a nuestra tierra. Con una producción anual que ronda las 200.000 toneladas, lo que supone un 25% de la producción europea, España se corona como el segundo proveedor mundial de alcachofa, solo superado por Italia. Además, el territorio nacional cuenta con sellos de Denominación de Origen e Indicación Geográfica que protegen la calidad de esta deliciosa hortaliza.
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En cuanto a su consumo, hablar de la alcachofa supone hacer referencia a uno de los alimentos vegetales más completos. Y lo es debido, por un lado, a sus propiedades nutricionales y, por otro, a su gran versatilidad gastronómica.
Mejora la digestión: La alcachofa es un alimento rico en fibra, que ayuda a regular el tránsito intestinal. También contiene cinarina, una sustancia que estimula la producción de bilis, lo que ayuda a la digestión de las grasas.
Reduce el colesterol: La alcachofa ayuda a reducir el colesterol LDL («malo») y a aumentar el colesterol HDL («bueno»).
Protege el hígado: La alcachofa tiene propiedades hepatoprotectoras, que ayudan a proteger el hígado de los daños.
Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares: La alcachofa ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión, el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular.
Reduce el riesgo de cáncer: La alcachofa tiene propiedades anticancerígenas, que ayudan a proteger el organismo contra el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de colon y el cáncer de mama.
Todo ello hace de la alcachofa un alimento bajo en calorías beneficioso para el sistema digestivo y muy recomendado para diabéticos y para dietas de reducción de colesterol, diuréticas y depurativas.
Calorías: 27
Proteínas: 2,2 gramos
Grasas: 0,3 gramos
Carbohidratos: 6,1 gramos
Fibra: 6,9 gramos.
La alcachofa se puede congelar. Los amantes de la alcachofa quizá deseen poder comerla durante todo el año. Eso tiene una solución muy sencilla: la alcachofa se puede congelar. Eso sí, se debe hacer después de haberlas cocinado y nunca en crudo
Conservación de la alcachofa. Por otro lado, no todas las verduras admiten los mismos métodos de conservación. En el caso de las alcachofas, estas deben guardarse en el frigorífico y existen dos opciones diferentes para conservarlas correctamente y manteniendo todas sus propiedades: bien en una bolsa o recipiente de plástico cerrado, bien con los tallos a remojo, es decir, metidos en agua
Limpieza y corte de alcachofas. Lo más engorroso de la alcachofa llega a la hora de limpiarlo y cortarlo, por lo que es conveniente conseguir unos guantes. El denominado corazón es la parte más tierna de la hortaliza. Para llegar al mismo, tenemos primero que deshojar y después, pelar y cortar casi al completo el tallo
Llega la hora de cocinar y, ya comentada su gran versatilidad, surge la duda de cómo consumirlo. Si bien es cierto que la alcachofa no necesita de una gran preparación -se pueden consumir en crudo, aliñadas con aceite y sal-, el cocinado de este alimento tiene ciertas peculiaridades.
A la hora de cocer la alcachofa debemos controlar bien los tiempos para evitar alterar sus característicos sabor y textura. En este sentido, se puede eludir la oxidación que produce el contacto con el agua y su posterior ennegrecimiento con las técnicas como añadir al agua de cocción unas gotas de limón o unas cucharadas de harina, o conservarlas en agua fría y con una rama de perejil antes de cocinarlas.
¿Cómo se elije una alcachofa de calidad?
Para disfrutar de un buen plato de alcachofas (que pueden ser muy diversos) lo primero será seleccionar bien el género. La buena alcachofa debe ser redonda, compacta, pesada y de color verde claro y brillante. Las hojas externas deben aparecer muy pegadas al resto del fruto. También es aconsejable que no aparezcan manchas oscuras en las hojas externas que quedan a la vista.
Cómo pelar la alcachofa
Pese a que se pueden preparar enteras, como es el caso, por ejemplo, de las alcachofas al puñetazo, muchas de las múltiples recetas que existen para elaborar esta exquisita hortaliza exigen pelarlas, lo que resulta costoso. Lo primero es cortar el tallo entero por la base. Una vez quitada la base se trata de retirar las hojas y hay que hacerlo hasta arrancar tres o cuatro capas. Lo ideal para saber si has retirado suficientes capas es comprobar que las que queden están tiernas, para lo que hay un truco: doblarlas. Una vez deshojadas hay que pelar la parte baja de la alcachofa.
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