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Miércoles, 10 de junio 2020
También llamados lenguas de gato, bizcochos de soletilla, este dulce elaborado con los mismos ingredientes pero de distinta forma y tueste, tiene su origen en el biscotto savoiardo italiano, cuyo origen está en el país transalpino y data del siglo XV.
De hecho, la historia señala que la fórmula se inventó en la corte del Duque de Saboya con ocasión de la visita del Rey de Francia. Estas galletas gustaron tanto que fueron reconocidas como 'oficiales' de la corte de Saboya y, con el tiempo, se convirtieron en un estandarte de la repostería de ese lugar.
Los bizcochos savoiardi originales son esos bizcochos que se suelen adquirir normalmente para untar en chocolate o café y con los que se elabora el tiramisú o tiramisú express. Son secos y tienen la capacidad de absorber fácilmente cualquier líquido, por lo que son ideales para mojar y para cualquiera de esas tartas denominadas 'borrachas'.
Con el paso del tiempo, como en tantos otros casos, la receta italiana traspasó fronteras y, con ello, se fue adaptando a las costumbres locales, así como al ingenio de los diferentes reposteros. En este caso, las lenguas de gato y los bizcochos de soletilla tienen claramente su origen en aquella receta de Saboya.
Aunque han cambiado su forma y su textura, la esencia es la misma. Son bizcochos de masa muy ligera, sin levadura, con las claras montadas al punto de nieve y con mucho aire. Huevos, azúcar y harina son su base, aunque también suelen llevar siempre algo de vainilla. La diferencia entre las lenguas de gato y los bizcochos de soletilla es que las primeras están más tostadas que las segundas, que son mayores y más blandas.
Basta con echar un vistazo a los diferentes bizcochos que se toman a lo largo y ancho del mundo para ver que son muchos países los que se inspiraron en los bizcochos savoiardi para sus propias elaboraciones.
Las vainillas argentinas, las galletas de champaña chilenas, las biscoletas peruanas o los dedos de señora costarricenses son algunos ejemplos de versiones sudamericanas de estos bizcochos. En el Reino Unido, por su parte, se conocen como 'lady fingers', mientras que en Portugal los llaman 'palitos la reine'. Francia, Rusia o Alemania son tan sólo algunos de los países europeos que han importado también aquella receta italiana.
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