Cannoli, el canutillo italiano

Si pensamos en la gastronomía italiana nos vendrán a la cabeza pizzas, pastas, lasañas… pero, ¿qué hay del dulce? El país con forma de bota es un gran referente en cuanto a postres, ya que cuenta con multitud de recetas que han traspasado sus fronteras, tales como el tiramisú o la panna cotta; sin olvidar, por supuesto, sus famosos helados.

A todos ellos hay que sumar los cannoli que, también conocidos como canutillos, son uno de los dulces más típicos de Italia, concretamente de Sicilia, aunque muchos de los consumidores desconozcan su origen. Tal es su popularidad que cada 16 de junio se celebra el Día del Cannoli, una fecha ideal para degustar estos dulces 'tubitos' rellenos que destacan por su mezcla de sabores y texturas.

Y es que los cannoli, en su receta original, consisten en una masa exterior enrollada en forma de canutillo y rellena de queso ricota aderezado con diversos sabores. Una fusión de dulce y salado, del crujiente de la masa y de la suavidad del relleno, que ha convertido a los cannoli en un dulce manjar repleto de contrastes.

Su consumo estuvo durante años ligado a la época del Carnaval, pero actualmente se encuentran y comen durante todo el año. De hecho, es muy habitual verlos expuestos en grandes cantidades en los escaparates de las pastelerías del entorno de Sicilia.

Como ocurre tantas veces, la internacionalización de los cannoli ha derivado en una variación de la receta original que, desgraciadamente, provoca que poco tenga que ver el cannoli tradicional siciliano con cualquiera de los que se puedan degustar fuera de las fronteras italianas.

Por ello, es importante conocer algunas de las características de la receta original de los cannoli. La primera de ellas compete a la masa, que se elabora con el vino Marsala, de procedencia italiana y regusto dulce. Por otro lado, en cuanto al relleno, se han ideado multitud de variantes (chocolate, nata, crema…), pero la versión original solo admite relleno a base de queso ricotta y aromatizado con naranja/limón y vainilla.

Sin embargo, lo que sí admite variación son las combinaciones de 'toppings' con las que se acompaña el relleno, siendo habituales ingredientes como virutas de chocolate, los frutos secos tostados (almendras y pistachos son los más comunes) o fruta en versión escarchada o cristalizada.