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Miércoles, 3 de marzo 2021, 07:00
Popularizadas por Popeye, el afamado marinero creado por Alzie Crisler Segar, las espinacas son uno de los vegetales más nutritivos. Sus hojas verdes, la parte comestible, están formadas principalmente por agua, con una cantidad nimia de hidratos de carbono y grasas. Son, por ello, un buen alimento para adelgazar, pero, además, las espinacas son muy ricas en fibra, vitaminas y minerales muy beneficiosos para el cuerpo humano.
El frío es el gran aliado para el cultivo de las espinacas, por lo que cuando más y mejor crecen es en invierno.
Como ocurre habitualmente con las verduras, las propiedades nutricionales de la espinaca pueden alterarse en función del modo de consumo. En este sentido, alrededor de la espinaca existe un debate sobre si es mejor comerla cruda o cocinada. Antes de desvelar el origen y el porqué de este debate, conviene apuntar que la espinaca, como cualquier verdura de hoja verde, es indispensable en una alimentación saludable, independientemente de cómo se consuma.
El cocinado, o mejor dicho las altas temperaturas que el vegetal soporta durante el mismo, hace variar las propiedades de las espinacas. Es decir, que según cómo las comamos nos aportará unos u otros nutrientes, pero no hay una respuesta tajante para el debate que a continuación se intenta resolver.
Y es que en crudo las espinacas conservan su alto contenido vitamínico. Concretamente, es reseñable su gran aporte de betacarotenos (Vitamina A), que ayudan a cuidar la piel y a la prevención de la diabetes, entre otros muchos beneficios; y de vitamina C. En fresco suelen consumirse, por ejemplo, en ensaladas o batidos.
Durante la cocción u otro método de cocinado, las espinacas perderán esa riqueza vitamínica, pero, a cambio, se convertirán en un alimento más rico en minerales como el hierro (importante para la producción de la hemoglobina) y calcio (vital para una buena salud de los huesos y músculos), facilitando su absorción.
Por tanto, según qué beneficios interese recibir, pueden comerse de uno u otro modo: crudas, para un mayor aporte vitamínico, o cocinadas, para una mayor riqueza en minerales.
Si se opta por cocerlas, hay un importante consejo a tener en cuenta: aprovechar el agua de la cocción para otras elaboraciones como caldos o zumos.
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