
Ane Bergara
Miércoles, 18 de diciembre 2024, 08:37
En navidades hay un producto marino rey en todas las mesas: las gambas. Es uno de los crustáceos más asequibles y, por tanto, más populares en estas celebraciones que se avecinan. Además, puede servirse de muchas maneras, bien como entrante, bien como ingrediente de un plato más elaborado.
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Asimismo, hablar de gambas nos traslada a uno de los debates más comunes asociados a su consumo: ¿te gustan más cocidas o a la plancha? Aunque no todo el mundo lo sepa, lo cierto es que, en función de la variedad que compremos, será más indicada para consumirlas de una u otra forma.
Pero vayamos por partes. Aunque hay muchos tipos de gamba en el mar, las que se comercializan habitualmente son las blancas y las rojas. En muchas ocasiones, los consumidores no conocen las diferencias entre ellas y las consumen indiscriminadamente, siendo objeto de engaño durante su compra.
Para evitar que nos tomen el pelo y cometer errores indeseados, conozcamos en qué se diferencian las gambas rojas y las blancas. Diferencias que atienden a su origen, así como a diversas características físicas y organolépticas, lo que influye en cómo se cocinan uno y otro tipo.
Mientras que la gamba blanca procede, generalmente, de aguas del océano Atlántico, la gamba roja procede del mar Mediterráneo. Entre las gambas blancas, las más apreciadas son las de Huelva (donde también se encuentra gamba roja); mientras que entre las gambas rojas las más conocidas son las de Denia, Palamós, Motril, Garrucha, Málaga, Santa Pola o Blanes. Asimismo, debido a que habitan en diferentes profundidades, la gamba blanca se captura mediante la técnica de arrastre en aguas poco profundas, mientras que la gamba roja se pesca en lugares más profundos con otras técnicas especializadas.
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Aunque no existe gran diferencia de tamaño entre la gamba roja y la blanca, la gamba blanca es, por lo general, de una talla menor que la roja. Donde sí que se distinguen es por su textura y sabor. La gamba blanca es de carne delicada y fina, con un particular aroma y un sabor y textura suaves; mientras que la gamba roja es más carnosa, firme y jugosa, con un sabor y aroma más intensos y salinos.
A la vista, el color de la gamba blanca oscila entre un color rosado más o menos claro, mientras que la gamba roja destaca por una tonalidad roja más intensa y también por su cabeza de mayor tamaño. La razón se justifica en que la gamba roja transporta los huevos en la cabeza, donde también se halla el corazón; mientras que la gamba blanca lo hace en la parte inferior de la cola.
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Las propiedades nutricionales no varían de un tipo a otro de gamba, toda vez que ambos son el mismo tipo de marisco, un crustáceo en este caso. Sin embargo, como ya se ha visto su carne y sabor sí que son diferentes, por lo que suelen cocinarse de diferentes formas. La gamba blanca suele comerse cocida y así puede comprarse directamente, aunque también hay opción a comprarla fresca y cocerla en casa. Por su parte, la gamba roja, cada vez más apreciada en la gastronomía, es ideal para cocinarse con un golpe de plancha, salar y servir.
En tema de gustos no hay nada escrito, así que puedes comer uno u otro tipo como más te guste y siempre teniendo en cuenta que la clave del éxito radica en elegir gambas, ya sean blancas o rojas, de calidad.
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