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Ane Bergara
Jueves, 27 de marzo 2025, 07:48
Kalimotxo en Euskadi, rebujito en Andalucía… ¿quién no ha bebido alguna vez vino mezclado con otros líquidos o ingredientes? Lo de mezclar el vino con otros líquidos, especias y productos se lleva haciendo desde tiempos inmemoriales, aunque a algunos les pueda parecer un sacrilegio.
Una de las mezclas más populares a base de vino es la sangría, apreciada en el mundo entero y convertido en una bebida emblemática de España y Portugal para locales y, sobre todo, para los visitantes de estos dos países ibéricos.
La sangría es una bebida dulce y refrescante que se obtiene de mezclar vino tinto, fruta natural, azúcar y, de forma opcional, algún otro licor. De la maceración de la mezcla de frutas naturales en el vino resulta una bebida alcohólica deliciosa, aunque muy denostada debido a que ha sido etiquetada como una bebida de 'guiris' y que, en ocasiones, deja mucho que desear en materia de calidad.
A pesar de que la sangría se ha erigido en un emblema español y portugués, no está claro que su origen se ubique en estos países. De hecho, el nacimiento de esta bebida es aún una incógnita no resuelta, dado que son muchas las teorías y las leyendas que la rodean.
La historia con más credibilidad y arraigo en nuestra cultura señala que la sangría fue la bebida creada por los agricultores de España y Portugal. Y es que, dada la necesidad de refrescarse en sus largas y calurosas jornadas de trabajo, los campesinos aprovechaban lo que tenían a mano para aderezar el vino que bebían. Si bien nació a principios del siglo XIX, el auge de la sangría llegó con una feria celebrada en Nueva York en la que esta bebida se presentó como un producto exclusivo 'made in Spain' y desató la locura de los americanos.
Sin embargo, esta teoría del origen de la sangría ha sido muy rebatida tanto por ingleses como por franceses, quienes también se apropian de su autoría.
La teoría del Reino Unido cuenta que fueron los marineros ingleses quienes idearon esta bebida como fórmula para trampear la regla que les prohibía consumir alcohol. Y es que mezclando el vino con frutas, lograban que la bebida tomase la apariencia de un zumo de frutas, pasando inadvertida. Ellos denominaban a esta bebida 'sangaree', término que crearon inspirados en el parecido de esta bebida con el de la sangre.
Los franceses, por su parte, defienden la hipótesis de que la sangría nació en las Antillas francesas, con la misma teoría de que los hombres de la mar la preparaban y la consumían. Sin embargo, defienden que su nombre procede de la expresión 'sang gris' (sangre gris), ya que empleaban unos polvos negros que dotaban a la bebida de un color grisáceo.
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