Martes, 23 de febrero 2021, 08:08
Judíos y musulmanes, por sus creencias, no pueden comer determinados alimentos. El mundo musulmán denomina con la palabra Halal aquellos animales que pueden consumir porque cumplen con los preceptos de la Sharia. Hay un hecho importante y es que los alimentos Halal no pueden estar en contacto con aquellos que no lo son.
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Los alimentos no permitidos están totalmente registrados, como el cerdo y el jabalí; los perros, serpientes y monos, las aves de presa con garras como las águilas; las ratas, ciempiés y escorpiones; los repulsivos como piojos, moscas y gusanos. También están los que viven en el agua y en la tierra, como las ranas o cocodrilos.
Asimismo, las mulas y burros domésticos, al igual que la sangre y todo animal que no haya sido sacrificado con arreglo a la ley islámica. No se puede olvidar tampoco el consumo de alcohol, que no está permitido. Hay un elemento importante a la hora de sacrificar los animales: debe hacerlo un matarife musulmán cualificado y hacerlo de un tajo limpio en el cuello del animal mientras pronuncia «En nombre de Alá».
Más estricta es la religión judía. También tienen denominación los alimentos que se pueden consumir, y se llaman, de manera común, Kasher. Los judíos siguen los preceptos de la Cashrut. Permiten el consumo de animales terrestres que tengan pezuñas hendidas y rumien, como las ovejas, las cabras, los ciervos y las vacas.
No están permitidos, por tanto: cerdo, conejo, liebre, perros, camellos y caballos. Tampoco el águila, buitre o avestruz. Sí pueden comer pollo, pavo, pato y ganso.
Por lo que se refiere a los pescados deben tener escamas y aletas, como el salmón, la carpa, el mero, la sardina… Quedan fuera los mariscos, el pez espada, el tiburón… De insectos, sólo la langosta. Están también prohibidos los roedores, los reptiles y los insectos alados.
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Sí está permitida la miel al considerar que no forma parte de los insectos sino de las flores, al igual que todas las frutas y verduras; aunque es necesario lavarlas bien para que no tengan ningún insecto.
Para sacrificar los animales deben contar con un matarife, en ocasiones el mismo rabino, y debe hacerlo igual que los musulmanes, de un tajo limpio en la garganta para poder desangrar fácilmente al animal, ya que también tienen prohibido el consumo de sangre.
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Otra de las características es que no pueden consumir a la vez lácteos y carnes, ni utilizar los mismos utensilios para ello.
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