Sábado, 28 de septiembre 2019
Los Buddha Bowls son una mezcla que combina ingredientes cocinados (también, en algunas preparaciones, los encontramos crudos) y aderezados con salsa, aliño o especias, y servidos en un bol. Están muy a la orden del día, ya que son una forma muy sencilla de ... mezclar prácticamente los ingredientes que queramos a modo de plato único. Hay infinidad de recetas, algunas más populares que otras, pero además cada cocinero o comensal puede tener la suya. Es cierto que tienen un punto novedoso, pero en realidad no lo son tanto.
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A su fácil elaboración, hay que añadirle su condición de alternativa ideal para regalarse una comida abundante, completa, saciante y muy equilibrada. Se pueden servir tanto fríos como calientes, lo que los convierte en idóneos para llevar al trabajo o para una cena rápida, entre otras utilidades.
Aunque en su origen, el concepto de Buddha Bowl tenía relación con dietas macrobióticas y vegetarianas, se ha extendido para abarcar huevos, carne, queso, pescados, fruta y todo tipo de ingredientes. Así pues, disfrutar de un buen Buddha Bowl ofrece más opciones gastronómicas, además de una mayor variedad nutricional. Lo fundamental es dejar a nuestra imaginación y gusto combinar colores, texturas y sabores en el mismo bol.
Generalmente, si ideamos un Buddha Bowl completo, consideramos los siguientes grupos de sabores y alimentos: vegetales de hoja verde para la base (espinaca, col kale, canónigo…) junto con otros más consistentes (pepino, tomates, brócoli, zanahoria, coliflor…), alimentos proteicos (queso, carne, huevo, marisco, tofu…), carbohidratos complejos (maíz, arroz integral, patata o boniato…), dulces (arándanos, mango, papaya, goji…), crujientes (semillas de sésamo o de chía, nueces…) y salsas y hierbas aromáticas (hummus, aguacate, yogurt, hierbabuena, menta…).
Su elaboración es muy sencilla. Se colocan los ingredientes en el bol, uno al lado del otro sin mezclarlos, comenzando habitualmente por las hojas verdes que se disponen en el fondo. Se riega todo con un delicioso aliño, ya sea con una base de tahini o una vinagreta con algún toque especial. Lo más interesante es jugar con la combinación de colores, sabores y texturas. Y por supuesto, probar nuevas recetas. La variedad dependerá de nuestra imaginación y de nuestra despensa.
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Una de las recetas más extendidas es la que contiene verduras al vapor (como alcachofas, espinacas, acelgas, brécol, espárragos o judías verdes), un aderezo con aceite de oliva extra virgen crudo, ajo, hierbas finas, limón, pescado blanco (al horno o a la plancha, por ejemplo merluza) o pescado azul, un huevo revuelto y pollo al horno o carne blanca.
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