Recetas con azafrán más allá de la paella

El azafrán, además de ser conocido por sus propiedades, ocupa a día de hoy el puesto de la especia más cara del mundo. Esto se debe a su difícil obtención, ya que para conseguir un kilo de azafrán se necesitan los estigmas de 150.000 flores de la familia Crocus sativus.

Lo cierto es que, a pesar de estar muy valorado, muchas veces no se sabe qué hacer con él. Y eso que su aroma casa a la perfección con infinidad de recetas, tanto dulces como saladas. Los hay que se muestran reacios a su uso, precisamente porque lo guardan para utilizarlo únicamente cuando sea necesario, aunque también hay trucos para resaltar su sabor y sacarle el mayor partido.

La clave para conseguir que el azafrán aporte realmente el toque deseado a nuestros platos es cocinarlo primero. Un golpe de calor marcará la diferencia. Para tostarlo ligeramente, sin correr el riesgo de quemarlo, hay varias formas de hacerlo.

Una manera es doblar un papel de cocina o papel de aluminio a modo de sobre, introducir el azafrán dentro y meterlo durante unos minutos al horno o a la sartén, hasta que la textura del azafrán se vuelva quebradiza. Lo mismo se puede hacer con el microondas, controlando el tiempo para que no se queme, en este caso unos 10 segundos serán suficientes.

Una vez tostado, basta con machacarlo y añadir un poco de caldo o salsa que vaya a llevar también la receta, de forma que al añadirlo después a la preparación pueda aromatizar todo.

Nuestra gastronomía destaca el uso del azafrán en la ya consagrada paella, aunque esta cotizada especia y su sabor van mucho más allá. Es utilizada también en platos de pasta, sopas, platos de cuchara, recetas con pescado e incluso infusiones, bizcochos y otros postres. Así, lo podemos comprobar en muchas de las recetas de pescado de los cocineros más reconocidos del país.

En otras culturas, como la italiana, es utilizado para una de sus preparaciones clásicas, el risotto, y en India es incluido incluso en helados y otros dulces.