Salmorejo y gazpacho, ¿en qué se diferencian?

La primera de esas diferencias está en la propia elaboración de ambas recetas. El gazpacho es una sopa fría que se aliña con aceite y vinagre, por lo que se puede beber directamente desde un vaso, mientras que el salmorejo es más espeso y debemos tomarlo con una cuchara desde un plato sopero o un cuenco. El salmorejo, de hecho, es una emulsión.

Pero echemos un vistazo también a sus ingredientes. Ambos tienen en el tomate, el aceite de oliva, el ajo y el pan duro sus condimentos en común, pero la receta más tradicional del gazpacho incluye también pepino, pimiento y vinagre. El salmorejo, por su parte, lleva más pan, ajo y aceite en su receta que el gazpacho. Además, éste lleva también una cantidad de agua, si bien ésta se le añade al pan o a las hortalizas. Es por ello que el gazpacho tiene textura de sopa y el salmorejo, que no la lleva, es más espeso.

En lo que a guarnición se refiere, hay que señalar que ninguna de las dos preparaciones las exigen en sí, aunque el salmorejo normalmente se acompaña de huevo cocido picado y tacos de jamón serrano, mientras que al gazpacho se le pueden añadir pimientos y cebolla bien picados.

Ambas son elaboraciones sin excesivas calorías y que, además, resultan muy refrescantes, ya que se suelen tomar frías. Si comparamos la misma cantidad de ambas recetas, podemos pensar que el gazpacho tiene menos calorías que el salmorejo, ya que éste lleva más aceite y pan y menos agua que el primero. No obstante, hay que matizar al respecto que el salmorejo es mucho más saciante, por lo que tendremos que tomar menos cantidad de esta crema que de gazpacho para llenarnos.