Ane Bergara
Miércoles, 18 de octubre 2023, 07:00
La del pavo es una carne que cada vez está ganando más fuerza en nuestro entorno. Su consumo en nuestro país se ha normalizado y en la última década se ha incluso duplicado. Gran parte de culpa la tiene su composición y los muchos beneficios que aporta a nuestra salud. Así, el pavo en un 75 % está compuesto por agua y también es una fuente a tener en cuenta en materia de proteínas y vitaminas. Además, contiene menos grasa que el pollo, por ejemplo, al menos antes de haber sido procesada su carne. Cuando hablamos del fiambre de pavo es diferente.
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En ese contexto, está demostrado que la carne de pavo aporta menos calorías que la del pollo. Ambas se pueden cocinar de formas prácticamente similares, pero la pechuga del primero sin piel contiene 104 kcal por cada 100 gramos, mientras que la del pollo cuenta con 108 kcal. Esa diferencia se incrementa aún más si tenemos en cuenta otros cortes de ambas aves como pueden ser los muslos, aunque los números se siguen manteniendo muy por debajo de otros productos. En ese sentido, la carne de ternera y la del cerdo superan ampliamente los datos de estas aves.
En otro aspecto en el que el pavo sale ganador es en el de la grasa. Como todas las carnes blancas, la de esta ave es mucho más magra que la de otros animales de la familia. Así, la zona en la que más grasa se le suele acumular es en el muslo, pero esta suele ser muy visible y apenas pone obstáculos para retirarla.
Como suele ser habitual con las aves, el pavo nos aporta muchas proteínas de alto valor biológico, aquellas con muchos aminoácidos esenciales. Lo cierto es que son estos elementos unos de los que más dificultad interponen a nuestro organismo para que este pueda sintetizarlos. No obstante, la carne de pavo cuenta con un elemento clave denominado metionina, que ayuda a metabolizar esos nutrientes que nuestro cuerpo no puede procesar por sí solo.
Por si fuera poco, el hecho de no contener apenas hidratos de carbono deja en manos de las proteínas y la grasa el aporte de calorías al cuerpo. Para nuestro organismo suele ser más complicado absorber este tipo de elementos, por lo que esta situación nos provocará una sensación de saciedad más duradera.
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Apenas aporta colesterol a nuestras venas, pero sí muchas vitaminas. Por encima de las demás destacan las del grupo B, especialmente la B3 o la niacina, que es la vitamina que transforma todos los nutrientes que comemos en energía. Del mismo modo, comiendo pavo también obtendremos minerales como magnesio, zinc, fósforo, potasio y selenio.
El fiambre de pavo, a diferencia de la carne del ave, es un producto procesado, por lo que su composición varía bastante. En ese contexto, el fiambre contiene elementos como féculas y almidones, que son los que nos nutrirán de glucosa. Normalmente, la carne de pavo suele ser tratada con harinas refinadas a la hora de elaborar el fiambre, lo que le ayuda a retener más agua y mantener el peso. Eso sí, más agua supone menos carne, lo que a su vez significa menos proteínas y calorías. El fiambre de pavo es un alimento muy saludable y que aporta numerables beneficios. Hoy en día está muy de moda consumirlo.
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